El Nodo lunar norte y la realización de uno mismo

 
¿Hay una vida anterior? ¿Tendremos otra vida? Podemos pasarnos toda una eternidad preguntándonos esto, pero ¿no es más importante pensar en realizarse uno mismo, aquí y ahora?
Nos encontremos o no en la era de Acuario, lo que sí es cierto es que estamos en la de la comunicación y la de Internet.
A partir de ahora, gracias a los innumerables satélites que giran sobre nuestras cabezas, podremos localizar a cualquier persona, casi desde cualquier lugar del planeta. Simultáneamente, las autopistas de la información y la red de comunicaciones unen todos los ordenadores del planeta, por poco que uno quiera conectarse.
Sin embargo, podemos objetar que, no porque dispongamos de los medios tecnológicos para comunicarnos, tendremos más cosas que decirnos. Así, en medio del vértigo del progreso, seguimos preguntándonos las mismas cosas: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos?
Al establecer un diálogo a través de una pantalla o de un teléfono, el hombre moderno vive cada vez más virtualmente, de modo que corta con la realidad, cercena el contacto físico con el mundo y, ante todo, con su entorno natural.
A partir de ahí, se permite todos los fantasmas y, si no vigila, se convertirá totalmente en su propia víctima, prisionero de un mundo abstracto que habrá forjado por completo y que, el día en que no tenga ninguna razón de ser, le dejará totalmente desarmado. Sin duda alguna, todavía no hemos llegado a este punto.
Ello no impide que pensemos que este frenesí del ser humano por querer comunicar y transmitir nos revela un profundo desarraigo, un desencanto, un miedo a la realidad material, una inadaptación a la vida, que compensa creando un nuevo sueño tecnológico: la realidad virtual.
 
LA LEYENDA DE NUESTRA VIDA
Esta realidad virtual la creamos igualmente imaginándonos que vamos a poder descubrir nuestras vidas anteriores. En efecto, si sentimos un malestar en nuestra vida, y las explicaciones de los psicoanalistas o de los psicólogos -que irán a buscar en nuestra infancia las causas profundas de todos nuestros traumas, nuestros comportamientos y reflejos- no nos satisfacen, si aún tenemos, a pesar de todo, sed de esperanza y de sueños, de maravillarnos y de amar —lo que al fin y al cabo es un mínimo vital-, ¿por qué no convencernos de que en otra vida hemos conocido días mejores?, ¿por qué no pensar que nuestra existencia actual es sin duda una prueba y nos espera otra más tolerable?
Así ocurre, sencillamente, porque la mujer y el hombre están hechos de manera que no pueden vivir sin la esperanza o el miedo al futuro, al devenir que querrían descubrir, desvelar, conocer y dominar.
¿Existen métodos y técnicas para hacer incursiones en nuestro pasado y, de este modo, hacernos más susceptibles de comprender mejor nuestro presente y prever nuestro futuro? Desgraciadamente, creemos que no.
En cambio, si abordamos la astrología kármica desde el punto de vista del conocimiento de uno mismo y de nuestra realización personal, si queremos aceptar el hecho de que todos estamos marcados, es decir, que cada uno de nosotros lleva marcas y signos particulares que pueden ayudar a descubrirnos, a conocernos, a comprender de dónde venimos -no geográfica e históricamente, sino espiritualmente, quiénes somos -no científicamente, sino humanamente- y hacia dónde vamos -no teórica, sino realmente-, entonces podremos descubrir la información que nos llevará por el buen camino, la leyenda de nuestra vida.
 
LA REALIDAD DE NUESTRA VIDA
Como toda leyenda, la de nuestra vida tiene sus puntos fuertes, pero también sus remansos de paz y sus períodos difíciles, problemáticos, que nos ponen a prueba. Pero, para entrar en esta leyenda, hay que inscribirse en la realidad de la vida, sentirse a la vez único y solidario.
Es una verdadera gimnasia del espíritu. Por ejemplo, hay que ser capaz de decirse que allí donde vivimos, respiramos, pensamos y actuamos, participamos de todo lo que vive, respira, piensa y actúa a nuestro alrededor. También hay que ser capaz de admitir que, en el instante de nuestro nacimiento, ya éramos tal como somos hoy.
De ahí que el mapa del cielo establecido en el momento del nacimiento resulte un poco como un contrato que hemos firmado con nosotros mismos. Si es así, deberemos entonces reconocer, en nuestra carta astral, las cualidades -siempre entendidas en el sentido de lo que cualifica- que sólo nos pertenecen a nosotros, las que son de alguna manera innatas y tanto podrían haberse revelado o manifestado según otros criterios, en otras condiciones, o ser la consecuencia de combinaciones de elementos diferentes. Lo que queremos decir es que todos tenemos cosas en común, que todos estamos hechos con el mismo molde. Sin embargo, cada uno de nosotros también alberga aquella pequeña cosa que le hace diferente y que implica que, precisamente -se crea lo que se crea, a pesar del poco caso que hoy día se hace de esto-, todo ser humano es irreemplazable.
Desde el punto de vista kármico, la posición del Nodo norte lunar en nuestra carta natal puede ayudarnos a comprender, nuestra misión de vida. El sector donde se encuentra el Nodo norte revela los campos en los que el individuo debe vivir una experiencia primordial, la cual favorecerá su evolución personal y su realización.
 
LA REALIZACIÓN DE UNO MISMO EN LAS 12 CASAS DEL CIELO BAJO EL ÁNGULO DEL NODO NORTE
Casa I
Hay que trabajar sobre la estructura de la personalidad, aprender a reforzarla, a desarrollarla, a convertirse en un individuo de pleno derecho, a decir «no» y «yo».
Casa II
Hay que aprender a ser constructivo, a realizarse en el mundo material y físico, a no realización de uno mismo en las 12 Casas del cielo, bajo el ángulo del Nodo norte tener miedo a adquirir, poseer, dejar huella, a desarrollar las facultades sensoriales, el buen gusto y el buen sentido.
Casa III
Hay que ser curioso con todo, aprender a abrirse a todos, a las ideas de los demás, descubrir, dialogar, escuchar, intercambiar, comunicar y transmitir.
Casa IV
Hay que poder identificarse con naturalidad con las raíces o crearlas uno mismo, convertirse en un soporte, en una piedra angular, en un apoyo para los demás, en una referencia.
Casa V
Hay que realizarse en el campo de la creatividad, de los sentimientos desinteresados, de la entrega y del amor a los niños.
Casa VI
Hay que aprender la obsequiosidad, el discernimiento, el sentido de la organización, el gusto por el método, el trabajo bien hecho, la fuerza de la humildad, el arte del bienestar.
Casa VII
Hay que aprender a compartir, vivir a dos, uno al lado del otro, adaptarse a las circunstancias y a los demás, ponerse de acuerdo, asociarse y unirse.
Casa VIII
Hay que aprender a prescindir, a desarraigarse, a romper, a ser autónomo, a desarrollar sus capacidades psíquicas y para- sensoriales, para ayudar a los demás.
Casa IX
Hay que evadirse, salir de la monotonía, de los caminos trillados, adquirir las propias opiniones, convicciones, ampliar el horizonte, explorar, buscar, descubrir, profundizar en las ideas, mirar siempre más alto y más lejos.
Casa X
Hay que exponerse a la mirada de los demás, implicarse en una misión, en un papel social, tomar posición, hacerse ver, asumir una carrera profesional, una función.
Casa XI
Hay que encontrar imperativamente un equilibrio psicológico, moral, espiritual, aprender a ser solidario con los demás, emprender y realizar los proyectos, cultivar relaciones sociales y de amistad privilegiadas.
Casa XII
Hay que pasar por la experiencia de la soledad, el descenso al fondo de uno mismo, de la superación de las adversidades y vicisitudes de la vida práctica y material; hay que experimentar el abandono, el éxtasis, el arrebato, la fe, la vida espiritual.
 
Fuente:
NAVARRO CAPELLA, Francesc (1998): Colección Aprender y Conocer la Astrología, Madrid, Salvat.

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