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Mostrando entradas de octubre, 2017

Le Soleil - Tarot de Marsella

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El arcano de El Sol, de la luz, de la energía, de la vitalidad, de la luminosidad, del día, del brillo, de la luz universal, de la luz divina, de la luz espiritual, de la razón, de la concordia… representa la gran divinidad natural que todo lo fertiliza y vivifica, al dador de vida, toda vez que la luz y el calor procedentes del Sol es lo que hace posible la vida en la Tierra. De ahí que simbolice a los dioses solares de la antigüedad: Horus, Helios, Sharnas, Hiperión, Apolo, todos ellos enemigos del mal, de la oscuridad y defensores de la luz y del bien. Apolo, además, como dios adivino y oracular tuvo el sobrenombre de Lukeios. «el iluminado». Es la carta, pues, que representa la luz primordial, la luz primigenia la luz que todo lo purifica e ilumina y, por supuesto, la luz bíblica que Yahvé hizo el primer día de la creación y que sacó al mundo del caos, lo que significa que sin la luz del conocimiento no puede emprenderse nada que sea duradero. Psicológicamente es una car

La Lune – El Tarot de Marsella

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El arcano de La Luna, de la noche, de las tinieblas, de la oscuridad, del Sueño, del Cangrejo, del cielo nocturno, de la diosa lunar suele simbolizar a la diosa Artemisa. Diana, Febea, Isis, Hécate y, en particular, a su variante Zaruna (la Señora es la Luna, la Diana nocturna, la reina de los cielos de media noche, la Señora de la muerte y de los por nacer), que no es nada más que un aspecto particular y brujesco de Hécate. Zaruna es una de las principales deidades que se invocan en la brujería blanca y en la brujería Wicca. En su aspecto de Hécate, la triple diosa, se la llamaba «subterránea», «reina invencible», «señora de los muertos». Los tres nombres más conocidos de la triple Hécate eran: Febea, en el Cielo (La Luna), Diana, en la Tierra, y Hécate, en los Infiernos. Esa Hécate «Triformis» fue representada por el escultor Alcameno o Alcámenes (siglo V antes de nuestra era) por medio de tres mujeres unidas: la primera llevaba en la cabeza el símbolo de la media Luna y un

L'Étoile – El Tarot de Marsella

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El arcano de La Estrella, de las estrellas, de los astros, simboliza el cielo estrellado, el influjo de los astros, la astrología, en nuestras vidas, los puntos luminosos que desde el firmamento o bóveda celeste guían los pasos del hombre durante la noche y le envían sus efluvios inspiradores y vivificantes. Se trata de un naipe que representa, en especial a Urania, la musa griega de la astronomía; se la representaba coronada de estrellas y midiendo el globo terráqueo con un compás. Asimismo, encarna al planeta Venus, a la buena estrella, a la estrella matutina y la vespertina, y simboliza, por supuesto, a la diosa Venus (Afrodita), así como a la diosa Ishtar, dispensadora de amor y bienes, y a la estrella misteriosa que guió a los Magos de Oriente. Por antonomasia, es la estrella personal que orienta los pasos de cada uno por los vericuetos de la vida terrenal. Las estrellas que figuran en el naipe, como corona de la musa inspiradora, parecen tener dos significados principal

La Maison Dieu – El Tarot de Marsella

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El arcano de La Torre, la Atalaya, la Torre de Faros, la torre de fuego, el torreón herido por el rayo, el castillo o la fortaleza que se derrumba, simboliza la caída y expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal, el hundimiento de la Torre de Babel, la ruina del Templo de Jerusalén, la caída de la Bastilla, las torres del Temple, etc.; es decir, todo lo relacionado con el pecado del orgullo, de la soberbia, el creerse superior a los demás y querer dominarlos, el egoísmo del poder y, en consecuencia, el querer compararse a los dioses, quienes, como respuesta, fulminan a los ilusos y pecadores con sus mortíferos rayos. Ésta es la causa de que en el arcano figure (en la mayoría de los Tarots) un rayo destruyendo la cúspide de una torre, de la que caen dos hombres, que simbolizan los proyectos y deseos malogrados, las ilusiones que caen al vacío. Como la torre era una construcción clásica que servía para defenderse de los enemigos desde la misma o para proteger un pueblo o plaza,

Le Diable - El Tarot de Marsella

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El arcano de El Diablo, el demonio, el maligno, el espíritu del mal, el tentador, el genio del mal, el dios de las tinieblas..., simboliza las pasiones, perversiones, lascivia, lujuria, maldad, que a veces se apodera del espíritu del hombre y lo convierte en esclavo de lo pecaminoso, de los vicios y de la auto destrucción moral. De ahí que, en el naipe, figure El Diablo, Satanás, teniendo a dos acólitos o adoradores atados con cuerdas o cadenas al cuello (por lo general. según el tipo de Tarot, un hombre y una mujer encadenados a una anilla que se encuentra en el centro de un pedestal, como en el Tarot Español. el Tarot de Marsella), ligaduras que representan las ataduras a las bajas pasiones y delitos, que convierten al ser humano en esclavo del mundo de las tinieblas. Para Jung es la libido en su potencia primigenia, la energía primitiva del inconsciente que no está suficientemente domada. Para nosotros, es la parte perversa de la personalidad, la representación del lado demo

Tempérance - El Tarot de Marsella

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El arcano de La Templanza, de la moderación, del mensajero alado, del arcángel, del ángel anunciador… que representa en figura de mujer alada, mezclando los líquidos de dos vasijas, simboliza a las diosas Hebe e Isis, encargadas de hacer llegar los mensajes divinos a los mortales, tradición que luego adoptaría la forma de ángeles en las civilizaciones mesopotámicas y de las mismas pasaría a las culturas judía, cristiana e islámica. Así, los exegetas quieren identificar este arcano con el arcángel bíblico Rafael. En este naipe figura una mujer alada o ángel femenino vertiendo agua de una vasija a otra, de un ánfora de plata (superior) a una de oro (inferior), de un recipiente azul (espiritualidad, Cielo) a uno rojo (pasión, Tierra), de uno conteniendo agua a otro con vino, lo que simboliza el arte de saber combinar, mezclar o equilibrar las sustancias más dispares y antagónicas, a fin de que no perjudiquen. Traducido a lo mundano y personal, significa la habilidad para armonizar