La Luna
La numerología de este arcano es el 18: 1+8=9. Cumbres. Es el número de los grandes líderes, de los cambios, las convulsiones, las grandes creencias y la transgresión de ellas. Tiene correlación con EL ERMITAÑO.
La tradición describe este arcano como una luna muy serena en su positivo cuarto creciente domina una escena de inquietas bestias (ojo, ningún ser humano): un perro y un lobo que le aúllan, y un cangrejo que sale del agua... Un camino guarnecido en un punto por dos torres. Un rocío brillando por la misma luna se derrama sobre todo el campo. Más abajo, se pueden ver unas bestias sin consciencia, hay otra (el cangrejo) que representa “lo innombrable y odioso” que nos habita, los miedos, lo innombrable, nuestras cosas malas y malísimas que salen a la superficie. Y por fin, el mensaje es que la serenidad de la mente dominante logrará contagiar su paz lentamente –como el influjo del rocío que humedece todo lenta, casi imperceptiblemente- y así apaciguar a las bestias.
“La carta representa a la vida de la imaginación separada del espíritu. El sendero entre las dos torres es el camino hacia lo desconocido. El perro y el lobo son los miedos de la mente natural ante la presencia de este lugar de salida, sobre todo cuando en éste sólo hay una tenue luz que sirve de guía.” -Arthur Waite.
Esta carta anuncia o describe desconfianza, paranoia, dudas. Noches sin dormir, insomnio dramático. Desconfiamos de todo, incluso de nosotros mismos, con mucho miedo a las consecuencias de nuestros actos, a aspectos duros que descubrimos en nosotros o de los demás y creemos que pensando furiosamente encontraremos algo, una pista que nos ilumine el camino a seguir, pero la misma furia, el mismo miedo, nos encierran en un círculo envenenado: todo lo que encontremos serán miedos, inquietudes, bajas inclinaciones, alucinaciones, confusión de ideas y asociaciones, muy brillantes en apariencia pero paranoicas, sin conexión con la realidad. Ideas de bisutería, de falso brillo, que por su magnitud y profusión nos llevan a graves errores, a mucha angustia o falsas esperanzas; asumir las cosas raras que teníamos sumergidas… aguantar una mala temporada... “Todo pasa”, ya sabemos que La Luna es mudable. Es una mala época pero eso: época, un período: la Luna tiene esa característica precisamente, período. Por muy malo que parezca (o sea) el asunto, ya pasará. Es un mal momento pero eso, momento, corto período que pasará. Insomnio, dudas, incertidumbre, planes sin relación con la realidad, análisis confundidos por los sentimientos. No hacer nada, relajarse y esperar. Calumnias. La parte mala de las ciencias ocultas. ¿Lo bueno? Sueños vívidos, a veces muy significativos. Creatividad “poco práctica” pero muy enriquecedora interiormente. La intensidad de los sentimientos, los conflictos, pueden sentirse como “muy malos” en el momento… y ser recordados con una sonrisa poco después: los problemas no eran tan graves como nos parecían y fueron pasajeros.
La tradición describe este arcano como una luna muy serena en su positivo cuarto creciente domina una escena de inquietas bestias (ojo, ningún ser humano): un perro y un lobo que le aúllan, y un cangrejo que sale del agua... Un camino guarnecido en un punto por dos torres. Un rocío brillando por la misma luna se derrama sobre todo el campo. Más abajo, se pueden ver unas bestias sin consciencia, hay otra (el cangrejo) que representa “lo innombrable y odioso” que nos habita, los miedos, lo innombrable, nuestras cosas malas y malísimas que salen a la superficie. Y por fin, el mensaje es que la serenidad de la mente dominante logrará contagiar su paz lentamente –como el influjo del rocío que humedece todo lenta, casi imperceptiblemente- y así apaciguar a las bestias.
“La carta representa a la vida de la imaginación separada del espíritu. El sendero entre las dos torres es el camino hacia lo desconocido. El perro y el lobo son los miedos de la mente natural ante la presencia de este lugar de salida, sobre todo cuando en éste sólo hay una tenue luz que sirve de guía.” -Arthur Waite.
Esta carta anuncia o describe desconfianza, paranoia, dudas. Noches sin dormir, insomnio dramático. Desconfiamos de todo, incluso de nosotros mismos, con mucho miedo a las consecuencias de nuestros actos, a aspectos duros que descubrimos en nosotros o de los demás y creemos que pensando furiosamente encontraremos algo, una pista que nos ilumine el camino a seguir, pero la misma furia, el mismo miedo, nos encierran en un círculo envenenado: todo lo que encontremos serán miedos, inquietudes, bajas inclinaciones, alucinaciones, confusión de ideas y asociaciones, muy brillantes en apariencia pero paranoicas, sin conexión con la realidad. Ideas de bisutería, de falso brillo, que por su magnitud y profusión nos llevan a graves errores, a mucha angustia o falsas esperanzas; asumir las cosas raras que teníamos sumergidas… aguantar una mala temporada... “Todo pasa”, ya sabemos que La Luna es mudable. Es una mala época pero eso: época, un período: la Luna tiene esa característica precisamente, período. Por muy malo que parezca (o sea) el asunto, ya pasará. Es un mal momento pero eso, momento, corto período que pasará. Insomnio, dudas, incertidumbre, planes sin relación con la realidad, análisis confundidos por los sentimientos. No hacer nada, relajarse y esperar. Calumnias. La parte mala de las ciencias ocultas. ¿Lo bueno? Sueños vívidos, a veces muy significativos. Creatividad “poco práctica” pero muy enriquecedora interiormente. La intensidad de los sentimientos, los conflictos, pueden sentirse como “muy malos” en el momento… y ser recordados con una sonrisa poco después: los problemas no eran tan graves como nos parecían y fueron pasajeros.
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