La astrología y la salud

El cuerpo tiene sus propias razones y opiniones, casi siempre buenas razones. Estas las manifiesta en forma de síntomas. El estudio de la carta astral nos permite descubrirlas y conocerlas mejor.
Sea cual sea nuestro signo, todos hemos estado enfermos alguna vez. Evidentemente no nos referimos aquí a enfermedades graves, sino a pequeños males, indisposiciones o malestares, ciertos síntomas que responden tanto a una patología como a un comportamiento psicológico. Los síntomas son efectivamente signos distintivos, índices específicos que nos proporcionan información sobre nuestra sensibilidad y vulnerabilidad.
Son nuestro cuerpo y organismo expresándose en forma de trastornos. Nos parecen trastornos comunes u ordinarios, pero si prestamos un poco de atención, veremos que tienen un sentido especial para cada uno de nosotros.
Una migraña, por ejemplo, es un síntoma, pero la causa de este dolor de cabeza, tan habitual en nuestra sociedad moderna, puede ser diferente según cada individuo.
La carta astral puede ayudarnos a descubrir la sintomatología de todas las personas.

INFORMACIONES SOBRE LA SALUD PROPORCIONADAS POR LA CARTA ASTRAL
Para determinar el patrimonio de la herencia, hay que estudiar la Casa IV. A través de la relación de regencia de los astros, podemos saber si el potencial hereditario de un individuo viene de la familia materna o paterna, según la Luna o el Sol y Saturno sean, directa o indirectamente, los regentes de la Casa IV
Pongamos, por ejemplo, que en una carta astral la Casa IV o Bajo Cielo se encuentre en el signo Virgo, cuyo regente es Mercurio.
Y, además, en esa carta astral, Mercurio se sitúe al final del signo Capricornio, cuyo regente es Saturno, en conjunción con el Sol, que se encuentra en Acuario.
Pues bien, el Sol y Saturno son los dos astros que están en relación con la imagen del padre.
Y lo que es más, tanto el Sol como Saturno se encuentran en Acuario, que es el signo de la persona en cuestión. El segundo regente de Acuario, Urano, está en conjunción con el Bajo Cielo o Casa IV y está igualmente en el signo Virgo.
De todos estos elementos podemos deducir que en este caso se trata de una herencia paterna.
Sea cual sea nuestro signo, todos hemos estado enfermos alguna vez. Evidentemente no nos referimos aquí a enfermedades graves, sino a pequeños males, indisposiciones o malestares, ciertos síntomas que responden tanto a una patología como a un comportamiento psicológico. Los síntomas son efectivamente signos distintivos, índices específicos que nos proporcionan in-formación sobre nuestra sensibilidad y vulnerabilidad.
Son nuestro cuerpo y organismo expresándose en forma de trastornos. Nos parecen trastornos comunes u ordinarios, pero si prestamos un poco de atención, veremos que tienen un sentido especial para cada uno de nosotros.
Esto significa que el comportamiento psicológico del individuo que nos interesa es muy parecido al de su padre, pero también que su herencia es paternal. Será pues en la rama paterna de su familia donde podremos encontrar indicaciones de su patología.

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LAS CASAS IV, V VI, VIII, XI Y XII NOS INFORMAN SOBRE LA SALUD DEL INDIVIDUO
La Casa V nos informa del uso que el individuo hace de su energía, de sus fuerzas vitales, reveladas por la posición de Marte.
La Casa VI, la del bienestar, proporciona importantes indicaciones sobre la higiene de vida de un individuo, sus atenciones y cuidados, los trastornos que pueda padecer o que puedan manifestarse en su vivir cotidiano, en resumen, sobre las precauciones que tomará.
En efecto, esta Casa es también la de la prevención.
La Casa VIII nos informa sobre el sistema inmunitario, los recursos psíquicos y fisiológicos de una persona, su potencial de regeneración. En este aspecto, la posición de Plutón está repleta de indicaciones, pero hay que estudiarla con mucha precaución.
En efecto, las fuerzas psíquicas reveladas por Plutón no siempre se utilizan correctamente. Son cuchillos de doble filo.
Hay que aprender a utilizarlas oportunamente, ya que aunque puedan ser muy resistentes, a veces producen un efecto inverso.
Sin embargo, señalemos que las personas que poseen un auténtico don para curar o aliviar los dolores de los demás revelan casi siempre una fuerte posición de Plutón en su carta astral.
La Casa XI, que normalmente se reduce al ámbito de las amistades y proyectos, es ante todo la del equilibrio psicológico y moral de un ser.
De ahí que su posición en una carta astral, así como la del astro regente, se tendrán muy en cuenta a la hora de evaluar el equilibrio psicológico vital de un ser.
En efecto, sabemos hasta qué punto el equilibrio psicológico juega un papel importante cuando se trata del bienestar y la salud.
Por ejemplo, las informaciones reveladas por la Casa XI en la carta astral siempre moderan y calman una eventual tendencia a los excesos potenciales, indicados éstos a través de la Casa V, que siempre está situada, como ya sabemos, exactamente frente a la Casa XI.
Hay que prestar también mucha atención a la Casa XII, ya que nos brinda indicaciones de la capacidad de un individuo para no autoengañarse, para no dejarse llevar por sus debilidades y no resultar así víctima de sus circunstancias; también muestra la capacidad de superar y vencer sus adversidades.
Debemos observar la posición de Saturno para saber si la persona está sujeta a males o enfermedades crónicas. La de Neptuno nos revela el grado de receptividad del individuo en relación a las enfermedades contagiosas. La de la Luna es importante sobre todo durante la infancia y, por supuesto, cuando estamos ante una persona con herencia materna.
Las relaciones entre el Sol y Marte de un lado, y Urano y Plutón, por otro lado, nos informan siempre del ritmo cardíaco y también de la tensión arterial.
Por otra parte, como ya hemos visto, los 12 signos del zodíaco y los 10 astros tienen todas analogías anatómicas y patológicas determinadas; conviene observarlas y analizarlas con prudencia.
Finalmente, debemos señalar que la posición de la Luna negra y de sus tránsitos anuncia tanto crisis psicológicas franqueables como, asimismo, crisis de salud no menos franqueables. En tal sentido, hay que saber que éstas favorecen la necesaria expulsión de tensiones y de infecciones, sin las cuales ninguna regeneración resultaría posible.

Fuente:
NAVARRO CAPELLA, Francesc (1998): Colección Aprender y Conocer la Astrología, Madrid, Salvat.

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