El Emperador


La numerología de este arcano es el número 4: estabilidad, el soporte, Las 4 patas de una silla, las cuatro columnas que sostienen el techo de templo... 
Con verdadera majestad, sentado en un trono más sólido que cómodo (y sin ninguna concesión a la belleza), con sus piernas cruzadas formando un cuatro, sobresale a nuestra vista de un desierto. La energía de este arcano es yang. A. Waite argumenta que su poder viene en buena medida de su inteligencia y de su experiencia. Bajo su manto asoma su armadura. No es fácil herirle. No esgrime armas, ni las necesita. Representa las medidas de control, de disciplina, orden y, sobre todo: responsabilidad. El emperador, poco simpático, es una buena persona y utiliza su poder para controlar con tenacidad, energía y buen criterio. El Emperador es muy exigente de las convenciones sociales, no como difusor de ellas (lo será El Hierofante) sino como creador y sustentador. Hay quienes afirman que El Emperador lo es no solo de los seres humanos sino que rige las leyes físicas del universo.
Responsabilidad consciente: sabe que cuanto más poder se tiene más responsable se es. Pero lo suyo es más el dominio patriarcal que la comprensión, que lo sentimental. Vanidad, algo más. Exige respeto. Es autoritario. Tiene experiencia, inteligencia, pero como La Emperatriz, poco de consciencia. Una cosa es la inteligencia y otra la sabiduría; para él, disfrutar de la vida es perder tiempo, frivolidad. Lo suyo es organizar, trabajar; éxitos que exigirán luchas, pero se contará con buenas cualidades (propias o de un aliado con esas características: experiencia, inteligencia, voluntad). Protección poderosa. Figura de un padre dominante.

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