La Emperatriz
Tradicionalmente, el triunfo o arcano mayor número III del Tarot, llamado "La Emperatriz", retrata la energía de la Gran Madre. Ella no sólo representa a la Naturaleza, tanto aquella que nos rodea, como también la que está dentro de cada uno de nosotros.
La Emperatriz es la fuente que siempre despliega una fuerza vivificante. La Emperatriz es a menudo representada como una diosa pre-cristiana, deidad a la que, la Suma Sacerdotisa está canalizando hacia la tierra, hacia a nuestra dimensión terrena, para acercarla a toda la Humanidad.
En la Europa medieval, la carta o triunfo del tarot denominado “La Emperatriz” fue pintado para representar a quien reinara en aquellos tiempos en un país determinado, probablemente para justificarse ante los inquisidores, pero quizá también para elogiar a una determinada casa real o noble. Como ejemplo tenemos el Tarot Visconti Sforza.
Pero los eruditos del Renacimiento y de los tiempos subsecuentes no tenían ninguna duda de su verdadera identidad, a pesar de que no podía ser revelado completamente en las triunfos del Tarot como la "mujer vestida de sol", hasta después de la Revolución Francesa.
Este arquetipo simboliza lo supremo de la feminidad, también representa la fertilidad. Es Ella la que nos proporciona el alimento y la seguridad. Ella también es a veces vista como deleitándonos con flores y frutas.
Un aspecto potencialmente terrorífico de este arquetipo se manifiesta cada vez que los cambios de humor kármicos destruyen nuestros planes, como una tormenta que ha caído sobre nosotros. Pase lo que pase, La Emperatriz es la Fuente de nuestra encarnación y de la Ley Natural. Incluso, este arcano podría ser llamado "el Gran Reciclador".
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