Historia del Tarot de Marsella

Los orígenes de los juegos de cartas están llenos de incertidumbre y de suposiciones. Parece ser que descienden de los juegos de dominó chinos, y que serían profusamente difundidos por todo el Medio Oriente. Es de allí que podrían haber llegado a Italia a finales del siglo XIV bajo la forma de un conjunto de barajas que constaba de cuatro colores dispuestos en una numeración del 1 al 10 y con cuatro figuras: Rey, naib, vice-naib y ayudante del naib. Esta creación de los mamelucos se llamaba juego de naib (Visir). Estas cincuenta y seis tarjetas o cartas se convertirán más tarde en los arcanos menores del tarot.
A principios del siglo XV, en Italia se añadieron 22 cartas con representaciones de personajes y escenas (algunos asumen, que tal hecho fue en referencia a las veintidós letras del alfabeto hebreo). Estas 22 cartas son los arcanos mayores. Se formó así un conjunto de 78 cartas, en aquel entonces llamado tarroco, y se utilizaba principalmente para fines recreativos.
1969204_645113635523938_417338053_n
Los primeros juegos del tarot italiano eran pintados a mano y constituían una obra de arte que sólo los estamentos ricos podían permitirse. Es así que, por ejemplo, surge el espléndido Tarot Visconti-Sforza, atribuido a Bonifacio Bembo, y que data de principios del siglo XV. Las cartas no tenían numeración, ni se ponía en ellas el nombre de los arcanos mayores.
Posteriormente, con el proceso de impresión de color, con plantillas y la técnica de grabado en madera (xilografía) permitirían la propagación del tarot de forma masiva y a  un precio más barato. De este modo, surgieron los maestros carteros o artesanos de cartas de juego, denominados cartiers. Las cartas numeradas (arcanos menores) fueron mostrando su numeral en una esquina, o en la parte superior o inferior de la carta, y los triunfos (arcanos mayores) hacen mención de su nombre (el loco, el mago, la sacerdotisa, etc.)
Por más de doscientos años, los grabadores cartiers produjeron juegos de cartas de setenta y ocho piezas, cada uno llevaba su propio toque personal y se hacía referencia a la ciudad en la que era impreso o creado el mazo; en algunas ciudades había varios cartiers produciendo estos juegos de cartas, que es posteriormente serían conocidos como Tarot de Marsella.
Muchos de estos tarots, denominados de Marsella, surgieron a finales del siglo XIX. Es en este momento en que los nuevos procedimientos de impresión permiten una difusión de las imágenes a escala industrial. A partir de entonces, los cartiers se engancharon en una competencia productiva de tarots y juegos de cartas, y al parecer la fama y el prestigio serían ostentados por el cartier Grimaud quien editara el famoso  «Ancien tarot de Marseille» en 1930; y  Paul Marteau diseñó un mazo de cartas en 1949, directamente inspirado en el tarot de Nicolas Conver de 1760.

Fuente:

  • Barzilai, Igor: 2009, Histoire des tarots. France.

Comentarios