El Loco

La ingeniosa interpretación de Pamela Coleman-Smith de un arquetipo como el "tonto inocente" (en el mazo Rider-Waite) a menudo se utiliza para representar el Tarot en general. Las primeras versiones clásicas de la carta del Loco o El Tonto, sin embargo, retratan a un personaje diferente... una persona impulsada por las necesidades e impulsos o instintos básicos, que ha caído en un estado de pobreza y privación.

En algunos tarots, está representado como malabarista, un personaje carnavalesco, un saltimbanqui, un prestidigitador o un pordiosero. En otros, es retratado como un hombre harapiento, decrépito y vulnerable, como el resultado acumulado de sus ilusiones y fracasos. 

No fue hasta el siglo XX en que popularizó la imagen del Tarot Rider-Waite que lo representa como un joven ingenuo, aquella imagen de un alma inocente antes de su caída en el abismo de los problemas, y aún no contaminada por el contacto con la sociedad y todos sus males.

Los tarots modernos generalmente han adoptado la imagen del tarot Rider-Waite; muchas cartas de tarots han copiado la escena bucólica del acantilado de la montaña, la mariposa, el potencial paso fuera de lugar que enviará al tonto hacia el precipicio de lo desconocido, cayendo irremediablemente por su aire distraido. Sin embargo, las versiones anteriores de esa interpretación, representaban a la humanidad ya caída, demasiado identificada con el material plano de existencia y comenzando un peregrinaje hacia el autoconocimiento y finalmente, sabiduría.

El Loco nos recuerda que hay que reconocer el camino del desarrollo personal dentro de nosotros mismos y la etapa en ese camino donde nos encontramos, para energizar nuestro movimiento hacia la autorrealización más profunda.