Acuario y el mito de Ganimedes
Acuario y sus mitos.
Ganimedes era hijo de Laomedonte, Rey de Troya. Su padre le encargó la tarea de guardar los rebaños en las montañas. Era, según los relatos, uno de los mortales más hermosos, de tal manera que Zeus, padre de los dioses, se enamoró perdidamente de él y convirtiéndose en águila lo raptó y lo llevó al Olimpo. Como compensación, Zeus regaló al padre del muchacho unos corceles divinos inmortales. En el Olimpo, Ganimedes se convierte en el copero divino encargado de servir el néctar a los dioses. Como pago a su labor, Ganimedes le pidió a Zeus de una manera muy exigente que el cántaro nunca quedara vacío, que tuviera una fuente infinita y pudiera alimentar por toda la eternidad a los depósitos de la tierra de los dioses.
Acuario también ha sido identificado como Deucalión, el que se salvó junto a su esposa Pirra del diluvio universal enviado por Zeus, en la versión griega del mito.
El mito de Ganimedes.
Ganimedes era un héroe divino originario de la Tróade. Siendo un hermoso príncipe troyano, hijo del mismo epónimo Tros (o de Laomedonte, según las fuentes), Ganimedes se convirtió en el amante de Zeus y en el copero de los dioses.
Ganimedes fue secuestrado por Zeus en el monte Ida, en Frigia (que actualmente corresponde a Turquía), lugar de más de una leyenda sobre la historia mítica de Troya. Ganimedes pasaba allí el tiempo de exilio al que muchos héroes se sometían en su juventud, cuidando un rebaño de ovejas o, alternativamente, la parte rústica o ctónica de su educación, junto con sus amigos y tutores. Zeus lo vio, se enamoró de él casi instantáneamente, y enviando un águila o transformándose él mismo en una, lo llevó al monte Olimpo.
En el Olimpo, Zeus hizo a Ganimedes su amante y copero, suplantando a Hebe (era la personificación de la juventud, descrita como hija de Zeus y Hera. Según la Ilíada, Hebe era la ayudante de los dioses: llenaba sus copas con néctar, ayuda a Hera a enganchar los caballos a su carro y bañaba y vestía a su hermano Ares). Todos los dioses se llenaron de gozo al ver la belleza del joven, salvo Hera, la esposa de Zeus, que lo trató con desprecio. Su odio por el muchacho fue usado por los mitógrafos para justificar su rencor por los troyanos (junto al hecho de no habérsele concedido el premio de belleza en el juicio de Paris y a la infidelidad de Zeus con la pléyade Electra, de cuya unión nació Dárdano, ascendiente de los reyes troyanos).
El padre de Ganimedes echaba de menos a su hijo. Comprensivo, Zeus envió a Hermes con dos caballos tan veloces que podían correr sobre el agua. Además, Hermes aseguró al padre de Ganimedes que el muchacho era ahora inmortal y que sería el copero de los dioses, un puesto de mucha distinción. Más tarde Zeus ascendió a Ganimedes al cielo como la constelación Acuario, que todavía hoy está relacionada con Aquila, la constelación del águila.
Ganimedes fue secuestrado por Zeus en el monte Ida, en Frigia (que actualmente corresponde a Turquía), lugar de más de una leyenda sobre la historia mítica de Troya. Ganimedes pasaba allí el tiempo de exilio al que muchos héroes se sometían en su juventud, cuidando un rebaño de ovejas o, alternativamente, la parte rústica o ctónica de su educación, junto con sus amigos y tutores. Zeus lo vio, se enamoró de él casi instantáneamente, y enviando un águila o transformándose él mismo en una, lo llevó al monte Olimpo.
En el Olimpo, Zeus hizo a Ganimedes su amante y copero, suplantando a Hebe (era la personificación de la juventud, descrita como hija de Zeus y Hera. Según la Ilíada, Hebe era la ayudante de los dioses: llenaba sus copas con néctar, ayuda a Hera a enganchar los caballos a su carro y bañaba y vestía a su hermano Ares). Todos los dioses se llenaron de gozo al ver la belleza del joven, salvo Hera, la esposa de Zeus, que lo trató con desprecio. Su odio por el muchacho fue usado por los mitógrafos para justificar su rencor por los troyanos (junto al hecho de no habérsele concedido el premio de belleza en el juicio de Paris y a la infidelidad de Zeus con la pléyade Electra, de cuya unión nació Dárdano, ascendiente de los reyes troyanos).
El padre de Ganimedes echaba de menos a su hijo. Comprensivo, Zeus envió a Hermes con dos caballos tan veloces que podían correr sobre el agua. Además, Hermes aseguró al padre de Ganimedes que el muchacho era ahora inmortal y que sería el copero de los dioses, un puesto de mucha distinción. Más tarde Zeus ascendió a Ganimedes al cielo como la constelación Acuario, que todavía hoy está relacionada con Aquila, la constelación del águila.
El signo de Acuario.
Las personas nacidas bajo el signo de Acuario se caracterizan por ser constantes, discriminativas e inteligentes. Su rasgo más notable es su habilidad para el estudio de la naturaleza humana; aman intensamente la naturaleza. Pueden triunfar donde otros fracasan y sus nociones en todo lo que llevan a cabo, son claras. Regidos por el planeta Urano, suelen ser imprevisibles, rebeldes, originales y versátiles. Sienten gran amor por la libertad personal y resienten la obediencia forzada. Generalmente son fieles, constantes y afectuosas. Pocas veces conocen el odio y procuran tomar con calma los reveses materiales y las miserias de la vida. Su sentido de la amistad es muy pronunciado y saben entregarse a los demás. En cuanto a la salud, pueden tener una circulación defectuosa, para lo que el mejor medicamento es el ejercicio y el aire fresco. Les beneficia mucho estar en contacto con paisajes hermosos y ambientes armoniosos. La cualidad interior o destino de este signo es la HUMANIDAD y ante el interrogante de expresar su esencia Acuario Altruista dice: YO SÉ.
Bibliografía
• ANDREU, Teresa (2003): Astrología y Mitología. Los mitos que vivimos, Barcelona, RBA.
• GEOFFREY, Cornelius (2005): Manual del cielo y sus mitos: Guía práctica para observar 88 constelaciones, sus mitos y sus simbolismos, Barcelona, Blume.
• GRAVES, Robert (2001): Los mitos griegos, 2 volúmenes, Madrid, Alianza.
• PASCUAL FERNÁNDEZ, Arturo Marcelo y GÓMEZ CORDERO, Teodoro (2008): Dioses y mitos de todos los tiempos, Barcelona, Océano-Ámbar.
• TRUJILLO, Luis (2004): Los signos del Zodiaco. México, LIBSA/Diana.
Ilustraciones - Arte digital: Kagaya Yutaka, 1996.
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