Leo y el mito del León de Nemea

El mito del León de Nemea
El nacimiento de Leo se remonta a la Antigüedad, aunque es posterior a los mitos de Aries, Tauro y Sagitario. Leo, corresponde al León de Nemea, según las diferentes fuentes, se le suele considerar hijo de Tifón y Equidna o de Ortos y Quimera, aunque también se ha dicho que habría caído desde la luna, como hijo de Zeus y Selene.
La constelación de Leo o del León, está relacionada con el mito grecolatino de la muerte, a manos de Heracles, del terrible león de Nemea, que era un animal invulnerable que asolaba los campos devorando a las personas y al ganado.
La primera tarea de Hércules fue matarlo. El León tenía como morada una cueva con dos entradas; Hércules taponó una de ellas y entró por la otra para sorprender a la fiera. Abrazó al león apretándolo hasta ahogarlo, y después, usando las garras del animal, lo desolló y tomó para sí mismo su piel y su cabeza como casco. Zeus transformó al león en constelación para honrar a su hijo.
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El León de Nemea
El primero de los doce trabajos de Heracles fue matar al león de Nemea y despojarlo de su piel.
Nemea, una localidad entre Argos y Corinto, estaba siendo devastada por un fiero león que poseía una piel que lo protegía de las heridas por metales, piedras o armas de madera. Se dice que que Nemea sufrió un castigo por un sacrificio que prometieron sus pobladores y que no realizaron a los dioses. El león había estado aterrorizando los alrededores de Nemea, y debido a la protección natural de su piel, resultaba imposible cazarle. La gente de esta ciudad estaba siendo devorada por el enorme león, que durante mucho tiempo había sido una fuerza destructiva y la gente era incapaz de hacer algo al respecto.
El León de Nemea había sido enviado por Hera para derrotar a Heracles, quien debía matar a la bestia sin usar las armas. Un anciano le dijo al héroe cómo llegar a la guarida del animal; inmediatamente le disparó sus flechas pero nunca daban en el blanco, porque la diosa Hera había hecho invulnerable a la bestia, las flechas rebotan en la impenetrable piel del peculiar león. Heracles usó su espada y se torció, lo golpeó con su garrote pero eso violaba las reglas del combate, así que decidió luchar cuerpo a cuerpo y estrangularlo usando sus propias manos. Entonces el animal se refugió en su cueva que tenía dos entradas. Pero, Heracles bloqueó con piedras una de ellas y a oscuras acometió a la bestia. Luego lo sujetó por la garganta y lo ahorcó. Le arrancó la piel con una de sus garras, la conservó como botín y la usó como armadura.
El Signo de Leo
Las personas nacidas bajo el signo de Leo, son generalmente fuertes y magnéticas.
Poseen una abundante vitalidad que beneficia a quienes les rodean. Son amables, de buen corazón y cariñosas, prefiriendo expresar su amor con acciones, porque su naturaleza emocional pertenece al corazón.
Existe en ellas un impulso del Yo, un sentimiento de grandeza, porte, orgullo, sobrevaloración de ellas mismas, necesidad de prestigio y carácter magnánimo, altivo y recto.
Decididas, poseen una individualidad muy atrayente; prácticas en lo que se refiere a sus ideales, ya que en vez de hablar prefieren vivirlos. Pueden ser impulsivas y efusivas, aunque es el impulso de una naturaleza generosa.
Les encanta mandar, pero su mando es más del corazón que de la cabeza. Son filántropos y siempre siguen sus impulsos interiores en cuanto a simpatías. De ellas parece irradiarse un hermoso calor como el del Sol, que es el regente del signo.
Están dotadas para las grandes empresas, para el mando, que ejercen de una forma generosa, aunque procuran mantener las distancias; sin embargo, comprensivas frente a las faltas ajenas, las naturalezas débiles o dependientes  encuentran en ellas la ayuda y la fuerza que necesitan, pues siempre están dispuestas a derramar su vida, valor y confianza y acudir en su ayuda, aunque, a veces, puede suceder que la gente se aproveche de su nobleza.
En cuanto a la salud, Leo gobierna el corazón, esta parte del sistema es su centro. Por eso, cuando falta armonía en el carácter y la vida se desarrolla en la discordia y el desorden, es el órgano que más se resiente, trayendo problemas circulatorios y de tipo febril.
La cualidad interior o destino de este signo es la ARMONÍA y ante el interrogante de expresar su esencia Leo, Señorial dice: YO MANDO.
Bibliografía:
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PASCUAL FERNÁNDEZ, Arturo Marcelo y GÓMEZ CORDERO, Teodoro (2008): Dioses y mitos de todos los tiempos, Barcelona, Océano-Ámbar.
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Ilustraciones - Arte digital: The Zodiac, Kagaya Yutaka, 1996.

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