Cáncer y el mito de Carcinos

 
Carcinos en el mito de la Hidra
Carcinos (habitualmente denominado por su nombre en latín, Cáncer, o, simplemente como el Cangrejo) era un cangrejo gigante de la mitología griega que habitaba en la laguna de Lerna, dentro de una región de manantiales y un lago cercanos a la costa oriental del Peloponeso, al sur de Argos. Era conocida principalmente como guarida de la Hidra de Lerna, la serpiente acuática ctónica (término que designa o hace referencia a los dioses o espíritus del inframundo, por oposición a las deidades celestes. A veces también se los denomina telúricos) de múltiples cabezas, una criatura ya de mucha antigüedad cuando la mató Heracles como segundo de sus trabajos.
El nombre «Carcinos» es una transliteración de la palabra en griego antiguo que significa literalmente "cangrejo". Es por ello que, según la versión y traducción del mito, no aparezca referido el personaje con su nombre propio original sino únicamente como un cangrejo gigante, el Cangrejo o Cáncer.
Los autores clásicos que mencionan a Carcinos en el mito de la Hidra no ofrecen en sus textos descripciones de la forma o tipo de cangrejo más allá de la puntual alusión al notable tamaño del espécimen. Es un personaje secundario en el mito de los doce trabajos de Heracles, a quien, por orden de Hera, atacó mientras luchaba con la Hidra de Lerna. La Diosa Hera le convierte en la constelación de Cáncer como recompensa por haber colaborado con ella.
 
Hera, Carcinos y el segundo trabajo de Heracles
Zeus, rey de los dioses olímpicos, yació con la mortal Alcmena engendrando a Heracles. La esposa de Zeus, la diosa Hera, celosa por la infidelidad de su consorte, volcó su resentimiento sobre el niño e intentó causarle la muerte o sufrimiento en diversas ocasiones a lo largo de su vida, luego de que Zeus además intentase engañarla para que amamantase a Heracles. Hermes, el mensajero de los dioses, se lo había colocado por orden de Zeus cuando ella se encontraba dormida, para que así su hijo obtuviese la inmortalidad. Al descubrir quién era, la diosa molesta lo apartó bruscamente de su pecho, proceso en el cual, el seno de la diosa despidió un chorro de leche que formó la mancha que cruza el cielo y que puede verse en él desde entonces, dando origen a la Vía Láctea.
Heracles llegó a la edad adulta y se casó con la princesa Mégara, con quien tuvo varios hijos. Hera provocó un ataque de locura a Heracles, durante el cual el joven griego asesinó a su esposa e hijos. La sibila del oráculo de Delfos encomendó como penitencia la realización de diez trabajos que le ordenase su primo Euristeo, rey de la Argólida. Esos diez trabajos más dos adicionales, al considerar Euristeo inválidos dos de los iniciales por no completarse sin ayuda, formaron los denominados doce trabajos de Heracles. El segundo de ellos consistía en matar a la Hidra de Lerna, un monstruo con forma de serpiente de varias cabezas, que habitaba en la laguna cercana a la ciudad.
Una vez llegó a la ciénaga, Heracles se enfrentó a la Hidra. Intentó cortar las cabezas de la bestia pero por cada una que cortaba crecían otras dos. Mientras ambos luchaban, Hera envío en ayuda de la bestia a Carcinos, un cangrejo gigante que moraba también por la zona. El cangrejo atacó con sus pinzas a Heracles en los pies para despistarle y que la Hidra pudiera matarle; no obstante, el héroe griego, enfurecido, lo aplastó con su talón en respuesta y continuó la batalla.
Con la ayuda de Yolao, su sobrino, encontró la forma de derrotar al monstruo, aplicando fuego en los cuellos cercenados antes de que crecieran nuevas cabezas; así, Heracles pudo acabar con la Hidra. Enterró la cabeza principal, aún silbante pues era inmortal, bajo una gran roca cerca del camino de Lerna a Eleo. Además, abrió en canal a la bestia para mojar en sus fluidos internos las puntas de sus flechas, siendo desde entonces mortal cualquier herida causada con ellas.
Este trabajo fue uno de los considerados como inválidos por Euristeo, ya que Heracles recibió la ayuda de su sobrino para llevarlo a término.
El signo de Cáncer
Las personas nacidas bajo el signo de Cáncer se caracterizan porque son lentas pero seguras. Se hacen notar por su extrema sensibilidad, tanto física como emocional. Poseen una excelente memoria y se encuentran inclinadas a identificarse con su madre, apegadas a su familia, a su infancia, a los recuerdos, prefiriendo lo de adentro a lo de fuera, lo interior a lo exterior, lo íntimo a lo social. Pueden ser emotivas y sentimentales, en tanto que su sensibilidad les hace, a veces, extremadamente tímidas y, en algunos casos, incapaces de valerse por sí mismas. Tienen mucha tendencia a la aprobación y siempre buscan la simpatía de los demás, por su gran temor a hacer el ridículo o que les reprochen y esto les hace un tanto convencionales y los ata fuertemente al clan o secta al que pertenezcan.
Son dadas a apegarse a los signos y, una vez que han asumido una posición o una idea, la sostienen con persistencia. Generalmente son buenas en los negocios, por ser astutas, ahorrativas, prudentes y cuidadosas. Proceden con cautela y discreción, sin alardes, salvo que el negocio lo demande. Regidos por la cambiante Luna, normalmente, aman el hogar y están dedicadas a la familia, prejuician a los extraños y tienden a hacer de la familia el fin de su existencia. También poseen la facultad psíquica de percibir con facilidad las impresiones circundantes, la atmósfera de lo que les rodea.
La tenacidad es uno de sus rasgos característicos, siendo muy reservadas, simpáticas, impacientes, impresionables y emotivas.
Cáncer gobierna el estómago, que es la parte más sensible en cuanto a la salud. Pueden existir trastornos de la digestión y problemas gástricos.
La cualidad interior o destino de este signo es el PODER y, ante el interrogante de expresar su esencia Cáncer, Cuidadoso dice: YO  SIENTO.

Bibliografía:
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GEOFFREY, Cornelius (2005): Manual del cielo y sus mitos: Guía práctica para observar 88 constelaciones, sus mitos y sus simbolismos, Barcelona, Blume.
GRAVES, Robert (2001): Los mitos griegos, 2 volúmenes, Madrid, Alianza.
GOODMAN, Linda (1984): Los signos del Zodiaco y su carácter, Barcelona, Urano.
PASCUAL FERNÁNDEZ, Arturo Marcelo y GÓMEZ CORDERO, Teodoro (2008): Dioses y mitos de todos los tiempos, Barcelona, Océano-Ámbar.
TRUJILLO, Luis (2004): Los signos del Zodiaco, México, LIBSA/Diana.
Ilustraciones - Arte digital: The Zodiac, Kagaya Yutaka, 1996.

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