Mitos, arquetipo e interpretación de Libra
Libra
La constelación de Libra se encuentra en el cielo del sur. Es una de las constelaciones del zodiaco, catalogada por primera vez por Ptolomeo en el siglo II.
La etimología de Libra viene del latín libra, que refería a una unidad de peso que consistía en doce onzas y también a la balanza como instrumento para pesar. Por eso, el signo zodiacal es una balanza. De la palabra 'libra' también derivan los términos 'deliberar' y 'equilibrar'.
Libra es la única constelación del zodiaco que representa un objeto, no un animal o un personaje de la mitología. Las cuatro estrellas más brillantes en la constelación forman un cuadrángulo.
Antiguamente esta constelación se representaba unida a la que hoy se conoce como la constelación de Escorpio, se cree que fueron los romanos quienes primero la imaginaron. Las estrellas que hoy se conocen como Alfa y Beta Librae representaban las pinzas sur y norte del escorpión, lo que les dio sus nombres actuales:
· Alfa librae: Zuben Elgenubi (garra del sur).
· Beta librae: Zuben Elschemali (garra del norte).
Los antiguos griegos conocían la parte del cielo ocupada por la constelación de Libra como Khelae, que significa "pinzas o garras", y la consideraban parte de la constelación de Escorpio. Khelae representaba las garras del escorpión.
Visualmente α (Zubenelgenubi) y β Librae (Zubeneschamali) son los travesaños de equilibrio de la balanza, mientras que γ (Zubenelakrab) y σ Librae (Zubenhakrabi o Brachium) son los platillos, Pero, como se deduce de los nombres árabes de sus estrellas más brillantes, la constelación de Libra fue en algún momento parte de las pinzas del escorpión, la siguiente constelación del zodiaco.
Libra generalmente se representa como las escalas en poder de la diosa griega de la justicia Diké, también se ha asociado con la diosa Astraea, representada por la constelación vecina de Virgo.
Mitos de Libra
El mito de Astrea
Astrea (Astraia o Astraea) era la diosa virgen de la justicia. Durante la Edad de Oro, ella vivió en la Tierra con la humanidad, pero fue expulsada por la creciente anarquía de la posterior Edad de Bronce. Zeus luego la colocó entre las estrellas como la constelación de Virgo, la doncella, y era representada con alas, aureola brillante y una antorcha encendida. Como diosa de la justicia, ella porta el rayo de Zeus, y el implemento de la justicia divina, las escalas o la balanza. Astrea como diosa de la justicia, sirvió como cuidadora de la humanidad. También fue la última de los inmortales y vivió entre los humanos por un tiempo antes de abandonarlos, disgustada por la maldad y la crueldad humanas. Astrea se identificó estrechamente con las diosas Diké (diosa de la Justicia, también llamada Dicea o Dice) y Némesis (diosa de la Indignación legítima). Libra se asocia con Astrea, pero, encaja mejor con Virgo porque está asociada con la ley natural, no con las leyes de la humanidad.
El mito de Themis
Themis también fue representada con un par de escalas y era conocida como la «Dama del Buen Consejo». Ella era la diosa de la ley divina y cuando estas leyes fueron transgredidas, desató a Némesis (diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la fortuna) para corregir el equilibrio. Themis era una diosa titánide que dio a luz a las Horas, que eran diosas de las estaciones y el tiempo. Las Horas fueron originalmente la personificación del orden de las estaciones, pero luego se convirtieron en diosas del orden y la justicia. Originalmente había tres horas: Diké, Eunomia y Eirene. Diké era la diosa de la justicia moral, Eunomia era la diosa de la ley y la legislación, y Eirene personificaba la paz y la riqueza.
El mito del juicio de Paris
La mitología griega también contiene historias sobre mortales desafortunados que se vieron obligados a emitir un juicio en nombre de los dioses. Por ejemplo, el juicio de Paris fue uno de los eventos que condujeron a la Guerra de Troya y —en versiones ligeramente posteriores de la historia— a la fundación de Roma. La Guerra de Troya se desencadenó cuando se le pidió a París que resolviera una discusión entre tres diosas. Tenía que elegir entre Hera, Atenea y Afrodita cuál era la más bella. Al igual que con muchos relatos mitológicos, los detalles varían según la fuente.
Se cuenta que Zeus celebró un banquete por el matrimonio de Peleo y Thetis (padres de Aquiles). Sin embargo, Eris, la diosa de la discordia no fue invitada, porque se creía que habría hecho que la fiesta fuera desagradable para todos. Enojada por este desaire, Eris llegó a la celebración con una manzana dorada del Jardín de las Hespérides, que arrojó a las diosas presentes como premio de belleza. Según algunas versiones posteriores, sobre la manzana de oro estaba la inscripción “para la más bella”. Tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita. Le pidieron a Zeus que juzgara cuál de ellas era más la bella, y finalmente, reacio a favorecer cualquier reclamo, él mismo declaró que el príncipe pastor Paris, un mortal troyano, juzgaría sus casos y decidiera, ya que recientemente había demostrado su imparcialidad ejemplar en un concurso en el que Ares transformado en toro había vencido al propio París, y el príncipe pastor había otorgado sin dudar el premio al dios. Precisamente por eso lo había elegido Zeus; porque vivía alejado y separado del mundo y de las pasiones humanas. Así, se esperaba de él que su juicio fuera absolutamente imparcial.
Entonces, Zeus envió a Hermes, el dios mensajero, a buscarlo con el encargo de que había sido designado para emitir el juicio que se le pedía; localizó al príncipe-pastor y le mostró la manzana de oro que tendría que entregar a la diosa que considerara la más bella.
Las tres diosas candidatas se bañaron en el manantial del monte Ida, y luego se presentaron ante París, quien, al no poder juzgar su belleza con sus ropajes, las tres diosas se desnudaron para convencer a Paris de su hermosura. Mientras Paris las inspeccionaba, cada una intentó con sus poderes sobornarlo; Hera ofreció convertirlo en rey de Europa y Asia. Atenea le ofreció sabiduría, habilidad estratégica y victoria en las guerras; y Afrodita, que además contaba con la ayuda de las Cárites o las Gracias (diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad) y las Horas (diosas de las estaciones y las porciones naturales del tiempo, del orden en general y de la justicia natural) para realzar sus encantos con flores y canciones, le ofreció a la mujer más bella del mundo si la elegía a ella como la más bella. Paris proclamó como ganadora a Afrodita, sin saber que su decisión traería las peores consecuencias para su ciudad, Troya, ya que la hermosa mujer que le había prometido la diosa era nada más y nada menos que Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta. Paris aceptó el regalo de Afrodita y le otorgó la manzana, recibiendo tanto a Helena como la enemistad de los griegos y especialmente la de Hera. La expedición de los griegos para recuperar a Helena secuestrada por París es la base mitológica de la Guerra de Troya.
Troya y Esparta era dos ciudades con buenas relaciones anteriores y durante una de las visitas de Paris a tierras espartanas, conoció a Helena. La promesa de Afrodita se cumplió cuando hizo despertar en ella una ferviente pasión por el joven troyano. Luego de haber estado una noche en su palacio, Paris se llevó a la bella Helena con él de regresó a Troya. Colérico ante semejante ofensa, el rey Menelao nombró a su hermano Agamenón comandante en jefe para llevar a cabo el rescate de Helena que luego convergió en la legendaria Guerra de Troya.
El mito de Tiresias
Tiresias era un profeta persa que aparece en todos los fragmentos mitológicos relacionados con Tebas, fue uno de los dos adivinos más célebres de la mitología griega. Tiresias era ciego desde joven. Según las versiones, su ceguera fue causada por la diosa Atenea (que lo castigó por haberla sorprendido mientras se bañaba) o por la diosa Hera (tras mediar en una disputa entre ella y Zeus sobre el placer), aunque en ambos casos le fue concedido en compensación el don de ver el futuro. Sus profecías las realizaba a través de visiones; otras veces escuchaba el canto de los pájaros, o por medio de las imágenes que se formaban por el humo de las ofrendas quemadas o de las vísceras, y así las interpretaba. Plinio el Viejo atribuye a Tiresias la invención del augurio.
Tiresias y el baño de Atenea
Tiresias, adolescente, sorprendió a Atenea cuando se bañaba desnuda en la fuente Hipocrene en el Monte Helicón. La diosa, de una castidad absoluta, consideró esta indiscreción de Tiresias como un atentado contra su pudor, y Atenea le puso entonces las manos sobre los ojos y lo dejó ciego. La madre de Tiresias, la ninfa Cariclo (o Chariklo), que formaba parte del cortejo de Atenea, suplicó a ésta que le devolviera la vista a su hijo. La diosa, puesto que no tenía el poder para deshacer el acto, le concedió otro don: le purificó las orejas, y esto le permitía comprender perfectamente el lenguaje de los pájaros; después le regaló un bastón mágico de madera de cornejo, gracias al cual caminaba como las personas que veían. Atenea le concedió igualmente una vida más larga que la del común de los mortales y el poder de guardar sus dones en los infiernos.
Las metamorfosis de Tiresias
Cuenta el mito que en el monte Cilene, en el Peloponeso, cuando Tiresias se encontró con un par de serpientes copulando, las golpeó con su bastón. Hera, que vio lo sucedido se disgustó y castigó a Tiresias transformándolo en una mujer. Como mujer, Tiresias se convirtió en sacerdotisa de Hera, se casó y tuvo hijos, y su hija llamada Manto, también poseía el don de profecía. Después de siete años como mujer, Tiresias volvió a encontrar serpientes en apareamiento; dependiendo de las versiones del mito, o bien se aseguró de dejar a las serpientes solas esta vez o, las pisoteó, o golpeó, o mató a la serpiente macho en esa ocasión. Se dice que la primera vez, mató a la serpiente hembra, y en la segunda al macho y como resultado, Tiresias fue liberado de su castigo y se le permitió recuperar su masculinidad. Otra versión cuenta que, en el octavo año, Tiresias-mujer vuelve a ver de nuevo a las mismas serpientes aparearse, pero esta vez las dejó tranquilas, como recompensa a su comportamiento, Hera le levantó el castigo y le devolvió su masculinidad.
Esta experiencia única de Tiresias hizo que Zeus y Hera recurrieran a él como árbitro en una discusión sobre quién experimentaba más placer sexual, si los hombres o las mujeres. Cuando Tiresias afirmó que el hombre experimenta una décima parte del placer que la mujer, Hera, indignada por haber él revelado su secreto, lo castigó dejándolo ciego. Zeus, sin embargo, le otorgó el don de la profecía y una larga vida.
El significado esencial de la figura de Tiresias reside en su papel de mediador: por sus dotes proféticas, media entre los dioses y los hombres; por su condición andrógina, lo hace entre hombres y mujeres; y por la excepcional duración de su vida, entre los vivos y los muertos.
Arquetipo de Libra en Astrología
La imagen mítica asociada con Libra es la balanza. Libra es el arquetipo de la búsqueda del equilibrio, de las relaciones y de la belleza estética. Libra está en la búsqueda de crear y glorificar maravillosas obras de belleza artística e iniciar compromisos sociales. Este arquetipo simboliza la creación de la armonía social y la expresión de la justicia. Libra es artístico y refinado por naturaleza, gracia y encanto en acción. Los planetas en Libra adquieren habilidades de diplomacia y pueden ser muy persuasivos. Están dotados para interactuar con otras fuerzas dentro de la carta astrológica.
Libra y Venus simbolizan la necesidad de orden social, estrategia en la planificación y cooperación en asuntos y relaciones humanas. Este arquetipo rige el principio de polarización experiencial discutido anteriormente. Gobierna la inteligencia de interacción, el tipo de inteligencia que surge de las relaciones. Como el otro signo de equinoccio, también significa un punto de inflexión en el año, el punto medio del ciclo.
La casa de la carta natal con Libra en la cúspide es donde la persona necesita iniciar relaciones, crear armonía, expresar amor y gracia. Lo mismo ocurre con la casa que contenga a Venus, la diosa mítica del amor. Es en esos ámbitos de experiencia de vida es donde con tacto puede iniciar a otros en las bellas artes de la convivencia pacífica y la intimidad cooperativa.
Libra gobierna el páncreas y los riñones en el cuerpo y la creación y expresión del pensamiento en el cerebro. El páncreas demuestra el deseo de Libra de cooperar, ya que secreta líquido pancreático para ayudar en la digestión y agregar insulina a la sangre, equilibrando a Aries. Los riñones equilibran los fluidos del cuerpo.
Cuando la energía de Libra está mal dirigida, se vuelve incapaz de tomar decisiones y tiende a actuar engreída o en vano. La sombra de Libra busca relaciones simplemente para beneficio personal y puede ser engañoso, vacilante y bastante superficial. Perdida en la falsa sofisticación, la sombra de Libra emerge haciendo al nativo distraído, pasivo-agresivo y en busca de aprobación. Este lado desequilibrado de Libra es autocomplaciente, apegado al lujo y demasiado coqueto. Debe aprender a superar la sombra expresando el signo opuesto Aries, ganando coraje, decisión y fuerza de voluntad. La palabra clave ‹sofisticado› aparece en los lados claro y oscuro de Libra. Si la sofisticación y la complejidad social interfieren con la simplicidad, la gracia y el comportamiento legal, entonces arruina el encanto de Libra.
El principio espiritual de Libra es el equilibrio íntimo, la capacidad de permanecer centrado dentro del ser auténtico mientras la marea de la vida se precipita sobre él para que pueda comprometerse con el bienestar de aquellos que se cruzan en su camino. El equilibrio es un profundo estado de relajación, que se fusiona con la belleza del mundo. El equilibrio requiere que la persona dedique la misma energía y consideración a los siete grupos energéticos que sostienen la vida en función de los elementos y modos: Fuego (Iluminación celestial y actividad creativa), Tierra (Nutrición y servicio puros en línea con sus talentos), Aire (Respiración y Expresión mental), agua (líquidos puros y expresión emocional), modo externo (ejercicio y cambio), modo interno (relaciones amorosas y placer) y modo espiral (sueño y contemplación / meditación). Aunque todos estos grupos de energía vital son importantes para la salud total, la clave real para mantener y volver a un estado equilibrado es respirar adecuadamente. Libra es un signo de aire, y es el aire que atraviesa nuestros pulmones profundamente lo que mantiene el equilibrio a largo plazo. Libra nos advierte que aprendamos a notar desequilibrios en nuestra respiración.
El glifo de Libra simboliza el Sol poniente, la posición natural del Sol cuando ocupa la Séptima Casa de Compañía y Estética. El símbolo representa el equilibrio alcanzado a través de actividades estéticas y relaciones de igualdad de oportunidades. Con Virgo (el útero sagrado de la devoción) en un lado de Libra y Escorpio (el deseo apasionado) en el otro, Libra busca forjar una unión cósmica o matrimonio divino entre la perfección y el renacimiento, la transformación y la expresión de habilidad. El símbolo tiene el arco de receptividad y conciencia del corazón que se hunde en las profundidades del inframundo. En este sentido, las relaciones son la herramienta para explorar las propias profundidades internas.
Libra marca el punto del equinoccio de otoño (en el hemisferio norte) cuando los días y las noches son de la misma longitud. Como signo aéreo cardinal, busca traer armonía a través del juicio basado en una percepción refinada de las leyes de la proporción y la belleza.
La constelación de las escalas fue vista originalmente como parte de Escorpio en algunas culturas, y fue llamada 'las garras'. Eventualmente fue reconocida como una constelación, probablemente debido a la precesión de los equinoccios. A medida que Libra se movía en su lugar en la eclíptica, habría tenido sentido verla como un equilibrio en el equinoccio. Aunque Libra ya no se eleva en la eclíptica en el equinoccio, ¡la precesión nunca termina! -Todavía tiene el significado de equilibrio, armonía y belleza en su relación con la sociedad y sus leyes humanas. El juicio y la justicia a menudo se representaban como una diosa en el mundo antiguo.
Libra es un signo masculino y gobernado por Venus. Está equilibrado y complementado por el signo opuesto de Aries, gobernado por Marte. La combinación de masculino y femenino en la calidad del signo y su regente le da a Libra una sensación andrógina que se refleja en su mitología (mito de Tiresias). Esto también refleja la necesidad de un equilibrio entre los opuestos, que Libra logra a través de las relaciones.
El arquetipo de Libra se centra en la relación, la asociación y la cooperación, y abarca todo lo social, desde el matrimonio y los contratos comerciales, hasta la belleza y las artes. Es un signo idealista que busca la equidad y el equilibrio. Esto obliga a Libra a emitir juicios, pero como muestran los mitos de París y Tiresias, siempre hay consecuencias.
La idea de juicio implica la existencia de principios universales de lo correcto y lo incorrecto en los que se puede basar nuestro juicio. Las escalas de Diké y Themis representan estos principios y el ideal de la vida como justo y equitativo. Pero la vida rara vez es tan sencilla. No importa cuánto tratemos de cumplir con los ideales de lo Bueno, lo Verdadero y lo Hermoso, en algún momento nos quedaremos cortos. Nadie es perfecto. ¿Y cómo se define lo bueno, lo verdadero y lo bello, cuando estos términos significan cosas diferentes para diferentes personas? El contexto lo es todo.
Juicio significa hacer una elección y eso requiere conciencia y reflexión. Uno debe ser capaz de retroceder y adoptar una perspectiva racional y equilibrada para resolver dilemas y conflictos. Sin esta habilidad, los argumentos descienden rápidamente en peleas, represalias y guerras sin fin.
Por otra parte, si analizamos lo que le ocurrió a París, que se vio obligado a tomar una decisión y salió terriblemente mal. Pero habría salido mal sin importar la diosa que eligiera porque las otras habrían buscado venganza también.
Libra a menudo trata de evitar tomar decisiones porque es muy consciente de los posibles escollos y no quiere molestar a nadie. Pero al final, no se podrá evitar. No se puede vivir sin hacer juicios o tomar partido. La vida, o los dioses, nos obligan a tomar decisiones porque no podemos tenerlo todo en este mundo finito. Pero en el proceso de elección, descubrimos algo sobre nosotros mismos. Descubrimos lo que realmente nos importa. Elegir nos obliga a ser más conscientes, más conscientes de uno mismo y más exigentes, y con el tiempo, tal vez podamos aprender a tomar mejores decisiones.
Cuando se le pidió a París que juzgara la relativa belleza de las diosas, realmente estaba eligiendo entre los diversos regalos que se ofrecían. Hera le ofreció riquezas y poder; Atenea le ofreció la victoria en la batalla; y Afrodita le ofreció amor y belleza. No podía tenerlo todo, así que eligió lo que más valoraba: el amor.
A menudo pensamos que el amor es misterioso y que no podemos controlar de quién nos enamoramos. Pero esa experiencia parece estar más arraigada en los sentimientos y el sistema endocrino: puro instinto, por un lado, y una fusión o pérdida mística de los límites por el otro.
Libra trata sobre lo que sucede después de que la locura inicial de enamorarse haya desaparecido. El signo está regido tradicionalmente por Venus, el planeta de las relaciones, pero está más interesado en la idea del amor que en la desordenada realidad emocional de este. Existe una corriente astrológica que asocia al asteroide Juno como afín a este signo, ya que Libra refleja la elección de casarse, de seguir relacionándose incluso cuando es difícil, y la lucha por encontrar la armonía y el equilibrio entre dos personas diferentes, características del lado luminoso de la diosa Hera.
El amor es una elección , como se ve en el arcano número VI del tarot L'AMOUREUX (El Enamorado), y solo puede existir en el mundo de la dualidad. Cuando uno ama a alguien, o algo, elige relacionarse y armonizarse con la persona amada mientras permanezca separado. La intimidad y la comprensión requieren compromiso y apreciación. El amor es una elección, pero también es un arte.
Libra se esfuerza por mantener el delicado equilibrio entre uno mismo y el otro, pero a veces puede comprometer demasiado. El deseo de justicia puede empujar a Libra a compensar en exceso. Puede ser argumentativo en aras del equilibrio, jugar al abogado del diablo y empujar el arte de la diplomacia hasta que se distorsione en manipulación y mentiras, exactamente lo contrario de la verdad que Libra busca.
Lo ideal es encontrar un punto de equilibrio o ecuanimidad entre posiciones opuestas. El desafío radica en mantener ese punto de equilibrio en un mundo que cambia constantemente. La vida funciona mejor en un estado de equilibrio dinámico, ajustándose a las condiciones según sea necesario. Pero subyacente al aparente caos, hay leyes y verdades más profundas, las leyes de la belleza y la armonía que se encuentran en la naturaleza misma.
Los cinco pétalos de la Rosa de Venus. En su ciclo sinódico de conjunciones inferiores con el Sol, en una coincidencia matemática asombrosa, 13 revoluciones de Venus equivalen casi exactamente a 8 revoluciones o años de la Tierra.
El significado más profundo de Libra es que el amor es la ley suprema del universo. Esto se refleja en los ciclos de Venus con el Sol que se ajustan a la proporción áurea de phi (1.618). Phi es una expresión del orden divino, la armonía y la belleza, y es uno de los principios matemáticos que rigen la forma de las galaxias y las espirales, y la estructura del ADN y cómo crecen las plantas.
Es esta conexión con los principios de la geometría sagrada y la armonía cósmica lo que le da al signo su sensibilidad estética. Libra quiere hacer del mundo un lugar más hermoso a través de la creatividad y el arte. El deseo de equilibrio y armonía alimenta la búsqueda de la palabra correcta, o el sonido, o el color, o la tela, y así sucesivamente.
Al sintonizarse con las leyes más profundas del universo, puede aprender a ver con los ojos del alma y expresar lo que encuentra. Pero al igual que con el proceso de hacer juicios, a menudo hay un costo por ver el corazón de la naturaleza, como se revela en la historia de Tiresias.
Cuando Tiresias ve a las serpientes, echa un vistazo a los secretos de la naturaleza y tiene que pagar el precio por ese conocimiento. Pierde la vista, pero adquiere sabiduría a través de su experiencia de ser hombre y mujer. En la mitología, la ceguera es a menudo un símbolo de la visión interna y la conciencia del verdadero Ser, que solo se puede lograr equilibrando los opuestos internos.
No se trata de alternar de uno a otro y viceversa de una manera literal como Tiresias. Se trata de equilibrar los opuestos sin negar la importancia y validez de ambos lados. La solución es encontrar un camino a través del medio sin sentarse en la cerca y negar la necesidad de tomar una decisión.
Las historias de París y Tiresias muestran que los dioses no pueden verse claramente y necesitan nuestra ayuda para reflexionar sobre sí mismos. Los dioses representan los arquetipos del mundo natural y no puedan cambiar. Los dioses solo pueden ser lo que son. El mundo natural es lo que es y no se puede negociar: no se puede razonar con un tornado o un incendio forestal. Pero eso también significa que no se puede confiar en los dioses y que la vida es injusta. Eso significa que no tenemos más remedio que desarrollar nuestra capacidad de reflexionar y juzgar. Tenemos que elegir para poder crear vidas de valor, significado y belleza. Tenemos que elegir amar. Si no lo hacemos, la civilización falla.
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Guy Ottewell: Cinco pétalos de Venus, imagen digital.
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