Mitos, arquetipo e interpretación de Aries

Aries


El dios Ares de los griegos (Marte de los romanos) le da el nombre a este aguerrido signo. Ares era el dios griego de la guerra, hijo de Zeus y Hera, y hermano de Atenea. Los griegos usaron a Ares y a Atenea para representar los dos bandos de la guerra: la estrategia y la disciplina de Atenea, el caos y la destrucción de Ares. Se pensaba que Ares era espontáneo y audaz, pero también impaciente y sediento de sangre, a menudo dejando dolor y destrucción a su paso.
En la mitología griega, el signo del carnero se basa en el mito de Crisómalo (o Krysomallos), el carnero volador de piel de oro, que rescató a Frixo y Helle, los hijos un monarca beocio que reinó en Coronea llamado Athamas (o Atamante). El vellocino de oro también aparece en el mito de Jasón y los argonautas, quienes partieron en su búsqueda para lograr que Jasón ocupase justamente el trono de Yolco en Tesalia. Se decía que el carnero Crisómalo era hijo de Poseidón y de Teófane, una heroína tracia hija de Bisaltes que, por su gran belleza, tenía numerosos pretendientes. Poseidón, al enamorarse de ella, la trasladó a la isla de Crumisa, una isla desconocida para los geógrafos. Sin embargo, los pretendientes averiguaron que se encontraba en la mencionada isla y se dirigieron allí en barco. Poseidón entonces transformó a Teófane en una hermosa oveja, se metamorfoseó en carnero y convirtió a los habitantes de la isla en un rebaño. Los pretendientes llegaron a la isla, pero al ver solo ganado empezaron a matar ovejas para comer y Poseidón, tras observar lo que ocurría, decidió convertirlos en lobos como castigo. Poseidón yació bajo la forma de carnero con Teófane, mientras ella seguía bajo la forma de oveja, y tuvieron como hijo a Crisómalo el carnero de vellón de oro que fue el que llevó a Frixo a la Cólquide y cuya piel más tarde fue el objetivo de la expedición de los Argonautas.

Mitos de Aries

El mito del Vellocino de Oro

Según cuenta el mito, Atamante, rey de Coronea o, según otros, de Tebas, había tenido dos hijos con la diosa nube Néfele. Estos eran Hele y Frixo. No obstante, Atamante luego se enamoró de la princesa Ino y se casó con ella. Ino resultó ser una mujer malvada, que al casarse con Atamante planeó la muerte de sus herederos para que fueran sus propios hijos los que aspiraran al trono, y celosa de sus hijastros, planeó asesinarlos. Así que, cuando su esposo envió a unos heraldos al Oráculo de Delfos para saber qué podía hacer por la hambruna que sufría su ciudad, Ino sobornó a los emisarios para que le dijeran que la única forma de acabar con el hambre del reino era sacrificando a Frixo y a Hele. Por suerte, los niños fueron salvados por Crisómalo, un carnero dorado enviado por Néfele y quien los llevó sobre su lomo hasta Asia. Sin embargo, cuando pasaban sobre el mar, Hele se cayó del carnero y murió ahogada. Por esta razón, dicho territorio se conoce como el estrecho de Helesponto. Por su parte, Frixo logró llegar hasta la Cólquide, una playa del mar Euxino donde reinaba Eetes. Este lo acogió con gran hospitalidad y le ofreció en matrimonio a su hija Calcíope. Agradecido por su acogida, Frixo sacrificó a Crisómalo y le ofreció su piel al rey. Este consagró el vellocino de oro a Ares y lo colgó en la encina de un bosque, donde iba a estar protegido por los toros que pastaban ahí y por un feroz dragón y que si se les molestaba escupían fuego. Al ver esto, Zeus ascendió a Crisómalo hasta los cielos nocturnos, convirtiéndolo en la constelación de Aries. Finalmente, Frixo murió en el palacio de Eetes de vejez, no sin dejar como descendientes a Melanión, Citisoro, Argos, Frontis y Presbón.

El mito de Jasón y los Argonautas



Jasón y el vellocino de oro
Tiempo después, otro héroe mitológico —Jasón— sería el encargado de encontrar el vellocino de oro y traerlo a Yolco, ciudad en la que gobernaba su tío Pelias, que temía que el joven quisiera recuperar el trono que por derecho le correspondía y le ordenó una arriesgada empresa esperando de que nunca volviera. Fue precisamente el mítico vellocino de oro lo que Pelias pidió a su sobrino Jasón como prueba de su valor para que pudiese sucederle en el trono de Yolco. En efecto, a Jasón le correspondía por herencia el gobierno de la ciudad, ya que Pelias había usurpado el trono a su padre Esón. Educado por el centauro Quirón, al llegar a la edad adulta, Jasón regresó a Yolco para reclamar la corona, con una extraña indumentaria —una piel de pantera y una sola sandalia—, en el momento en que Pelias estaba a punto de ofrecer un sacrificio. Sobresaltándose el rey al ver al joven así vestido, y aún antes de reconocerle como su sobrino, pues un oráculo le había aconsejado que se cuidase del hombre calzado con una sola sandalia. Pretendiendo librarse de Jasón, pues confiaba que perecería en la empresa, Pelias le impuso la difícil tarea de traer el vellocino de oro, que se hallaba en el límite oriental del mundo conocido, al otro lado de mares que nadie había surcado, protegido por bueyes que escupen fuego, y un poderoso dragón. Pelias le preguntó a Jasón: —¿Serías capaz de traerme el vellocino de oro? Conquistar el vellocino de oro era un trabajo inaccesible a las fuerzas humanas. De modo que, si Jasón aceptaba aquella misión, no había duda de que perdería la vida en el intento de llevarla a cabo. Jasón permaneció pensativo unos instantes. Su maestro Quirón le había hablado muchas veces del vellocino de oro, y Jasón siempre había soñado con conquistarlo. Aquella aventura era una temeridad, pero Jasón estaba decidido a demostrar su valentía, así que miró a su tío con gesto seguro y respondió: —Sí, soy capaz: ¡traeré el vellocino de oro!


La expedición de Jasón y los argonautas
Jasón convocó a todos los héroes que desearan seguirle a la Cólquide en busca del vellocino de oro, y tras congregar a los más valerosos de toda la Hélade, emprendió el viaje en el navío Argo cuyo nombre significa “veloz” y hace referencia al de su constructor: Argos —quien no debe ser confundido con el gigante de cien ojos Argos Panoptes—, y por tanto bautizado en su honor. La proa del Argo tenía los dones del habla y la profecía porque había sido hecho de madera de roble procedente del oráculo de Dodona. El Argo y su tripulación fueron especialmente protegidos por la diosa Hera.
Los intrépidos expedicionarios recibieron la denominación de argonautas; entre estos había también varios adivinos, que se ocupaban de analizar las señales premonitorias. Después de muchos incidentes, los héroes llegaron finalmente a la Cólquide.
Antes de llegar a su destino, los argonautas debían salvar una serie de obstáculos. Primero llegan a la isla de Lemnos, habitada solo por mujeres. Los argonautas se quedan allí un tiempo. Llegan a Cício. Allí les recibe un jovencísimo rey con el que traban amistad. Parten, pero los vientos les hacen regresar al mismo sitio. El rey cree que están invadiendo Cício y los argonautas se defienden. En la oscuridad de la noche ninguno de los amigos se reconoce. Por la mañana se descubre la verdad. Los dos bandos se unen en su dolor mutuo y entierran a los muertos, incluido el joven rey y su esposa que se ha suicidado por la muerte de éste.
En otra isla pierden a tres compañeros. Hilas es raptado por la ninfa de una fuente que se enamora de él. Hilas es el mejor amigo de Heracles y éste y Polifemo le buscan. Los argonautas parten sin ellos y cuando se dan cuenta de su falta, deciden no regresar. Ya se encargará Heracles de vengar el abandono. En el país de los bébrices, su rey, Amico, se dedicaba a retar a los extranjeros a un combate pugilístico en el que siempre vencía. Uno de los argonautas, Pólux le reta y vence.
Encuentran al rey Fineo que sufre un castigo ejemplar por hacer predicciones demasiado ajustadas a la realidad (los videntes tienen prohibido que sus profecías muestren el futuro con claridad para que los hombres no sean como los dioses). Todos los días le atormentan unos monstruos: las harpías. Zetes y Calais acaban con ellas. En agradecimiento Fineo les revela como atravesar las rocas Ciareas, que chocan la una contra la otra. Deberán enviar una paloma. Si el ave pasa sin peligro, ellos harán lo mismo. Siguiendo este consejo las atraviesan sin peligro.
Llegan a la Cólquide. Allí, Jasón se entrevista con el rey Eetes. Pero, Eetes no está dispuesto a dejarle marchar con su tesoro, y no da muestras de ello, y le dice: —¡Claro que te lo daré! Pero antes has de superar unas pruebas. Eetes pretende que muera en esas pruebas. Pero Jasón tiene poderosas aliadas en el Olimpo. Atenea y Hera llegan a la conclusión de que lo mejor para Jasón es que la princesa Medea, hija de Eetes, sacerdotisa de Hécate y hechicera consumada, ayude al héroe. Van a visitar a Afrodita y la convencen para que su hijo Eros dispare una de sus flechas contra Medea y la enamore de Jasón. Afrodita soborna a su hijo y éste cumple la misión. Medea se enamora perdidamente de Jasón y le ayuda en sus pruebas a pesar de traicionar a su padre. La primera prueba era uncir dos bueyes que escupen fuego, arar el campo con ellos y sembrar en él unos dientes del dragón que custodiaba el vellocino de oro. Medea le aconseja. Prepara un ungüento que le protegerá contra el fuego de los bueyes. Cuando siembre los dientes ha de estar preparado porque de ellos van a nacer unos guerreros terribles que le matarán. Para librarse de ellos debe tirarles una piedra y así se matarán los unos a los otros. Medea ayuda a Jasón a dormir al dragón que vigila el vellón de oro y así lo roban. Jasón supera las pruebas. Pero Eetes se niega a darle el vellocino e intenta matarle. Eetes ordenó a su hijo que los persiguiera y los trajera de vuelta. Jasón le pide a Apsirto, hermanastro de Medea, que lo deje seguir con el vellocino de oro, que él lo entregaría a su hermana, pero Medea al darse cuenta ideó un plan, para que Jasón terminara matando a Apsirto. Jasón no sólo lo mató, sino que lo trozó y lo tiró al mar. Luego su padre Eetes, muy enfurecido y preocupado se dedicó a juntar todos los trozos del cuerpo de Apsirto. Mientras esto acontece, Medea y Jasón aprovechan la oportunidad para escapar con los Argonautas. De todo es capaz Medea por el amor que siente por Jasón. Su pasión vital siempre supera a Jasón. A su lado el héroe es un niño.



El regreso a Yolcos
El viaje de regreso es igual de complicado que el de ida. Parten hacia la isla de Eea, donde vive la tía de Medea: Circe. Ella les purifica por las violencias tan terribles que han cometido. Pasan por la isla de las sirenas. Orfeo toca la lira, y sus tonadas impiden que los argonautas enloquezcan con el canto de las sirenas. También en su camino Medea acaba con el gigante Talos, que guarda la ciudad de Creta.
En Corcira, el rey Alcínoo y la reina Arete casan a Jasón y Medea. Incluso los argonautas deberán portar sobre sus hombros a la Argo hasta encontrar una salida al mar. Regresan a Yolcos. Pelias no da crédito a sus ojos. Aun así, se niega a cederle el trono. Medea planea la venganza. Se introduce en palacio y convence a las hijas de Pelias para que bañen a su padre en una poción con la que volverá a ser joven. Todas menos Alcestis creen en el engaño. Pelias se introduce en el baño y así muere.




La venganza de Medea
Tras la muerte de Pelias, Medea y Jasón parten hacia Corinto. El rey Creonte acoge con entusiasmo a Jasón, que es un héroe, pero no pasa lo mismo con Medea y los dos hijos de ambos. Jasón ve la oportunidad de conseguir el reino de Corinto y no duda en repudiar a Medea y pedir en matrimonio a la hija de Creonte, Glauce (también llamada Creúsa). Creonte está loco de contento. Va a casar a su hija con un héroe y por fin se librará de Medea y los niños. Pero Medea no acepta fácilmente lo que han preparado para ella. Es capaz de cualquier cosa, ya lo ha hecho antes, y eso la hace muy peligrosa. Convence a Creonte para que acoja a sus hijos, aunque la destierre. Para que también Glauce se apiade de ellos les envía con unos regalos: un peplo y una corona. A Glauce se le ilumina el rostro ante la belleza de los regalos. Lo que no sabe es que Medea no espera su piedad, ni ella ni sus hijos van a necesitarla. Glauce se prueba el peplo y la corona y cae presa de un terrible dolor que le quema el cuerpo. Los regalos estaban envenenados. Su padre corre a abrazarla y toca el veneno. Ambos mueren en medio de una terrible agonía. La venganza de Medea aún llega más lejos. Va a matar a sus hijos. Sabe que el dolor que le producirá hacerlo le va a quitar parte de su humanidad, pero también sabe que le va a provocar el mismo tormento a Jasón. Tras cometer aquel acto terrible, deja a Jasón llorando a sus hijos y huye en un carro de fuego, prestado por su abuelo Helios. Antes maldice a Jasón: morirá por su amado barco. La profecía se cumple. Mientras duerme a la sombra de Argo, un tablón se desprende y cae sobre él matándole.
El mito se refiere a la expedición que descubriera para los griegos las regiones costeras del Mar Negro. También es el preámbulo a la Guerra de Troya, el conflicto que habría de enfrentar a griegos y asiáticos por el control de las rutas comerciales que traían los cereales desde los fértiles campos de las costas meridionales del Mar Negro a la Hélade. La conquista del vellocino de oro se refiere a hechos y personajes que preceden o abren camino a los involucrados en la Guerra de Troya, envolviendo en la trama a gran cantidad de célebres guerreros y héroes: los gemelos Cástor y Pólux, Hércules, Peleo (padre de Aquiles), el músico Orfeo, y muchos otros.
Jasón tuvo éxito en su búsqueda inicial del vellón de oro, pero luego comete un fatídico error. Solo tuvo éxito con la ayuda de Medea, quien tuvo gran participación en el rescate del vellocino por Jasón y luego lo ayudó a escapar, sino hubiera sido por sus hechizos, Jasón nunca lo hubiera conseguido. Pero, después de regresar a casa, la deja por otra mujer. Medea no estaba dispuesta a aceptar ese tipo de falta de respeto y se vuelve impetuosamente agresiva, matando a sus hijos y a la nueva mujer de Jasón (al más puro estilo de Escorpio, la otra regencia de Marte).
Medea es un símbolo del anima de Jasón, o lado femenino inconsciente: su alma. Al parecer, Jasón la abandona porque está aburrido, y esto revela el lado oscuro de Aries: una tendencia a olvidar que el mundo no gira en torno a él y su búsqueda y a aburrirse cuando termina la lucha. Pero hay más en la equivocación de Jasón que el simple aburrimiento. Jasón abandona a Medea porque quiere una reina más adecuada para su nuevo estatus como rey. Derriba el viejo orden, pero luego quiere tomar el poder para sí mismo, lo que hace al negar su propia alma. Se dice que uno se vuelve en contra de lo que lucha, y el héroe que lucha contra los tiranos a menudo termina convirtiéndose en uno de ellos. Y así Jasón se convierte en un tirano. Él termina viejo e impotente, y todo sentido eliminado de su vida. Finalmente, Jasón muere de viejo aplastado por la proa del Argo. Jasón se equivocó porque estaba fuera de balance. Se ensoberbeció y subestimó el poder y la importancia de lo femenino y de la diosa. No honró el ciclo natural de la vida y la necesidad de renovación, por lo que la muerte lo reclamó.




Arquetipo de Aries en Astrología
Aries es el primer signo del zodiaco y marca el equinoccio de marzo. Este es el comienzo del Año Nuevo astrológico. Aries, como signo de fuego cardinal, se relaciona con nuevos comienzos.
Aries es un signo masculino y está regido por el planeta Marte. Se equilibra y complementa por el signo opuesto de Libra, gobernado por Venus. Aries trae nuevas ideas y una nueva esperanza: el surgimiento de la primavera después de un duro invierno (en el hemisferio norte). En la Antigüedad, el carnero era un símbolo de virilidad y la renovación de la fuerza vital.
Aries es el arquetipo de la acción heroica. Es el componente natural dentro de nosotros de todo lo que nos llama a superar los desafíos a través del coraje, la iniciativa y el liderazgo.
Aries y Marte simbolizan la búsqueda de expresar la individualidad, afirmar la fuerza de voluntad y crear vitalidad para iniciar nuevos ciclos de experiencia. Aries representa los comienzos y el estado de la mente del principiante que se caracteriza por la inocencia natural y el poder explosivo.
Aries es el individuo separado del universo, que se enfurece hacia la conciencia de la vida con vitalidad incesante. Representa la voluntad humana de sobrevivir contra viento y marea. Es el guerrero espiritual que sabe que la única batalla verdadera está dentro.
En astrología, el aspecto llamado conjunción está asociado con el arquetipo de Aries. El arquetipo de Aries es el Guerrero, el Héroe. Aries inspira a tomar la iniciativa en el área de la experiencia de vida donde se encuentre en la carta natal. Esa casa astrológica será donde la persona deba ser pionera, una fuente de aliento, de liderazgo, de energía y de heroísmo. Lo mismo ocurre con la casa que contenga a Marte, el planeta regente de Aries. Es en estos dominios donde el nativo puede sacar a otros de la oscuridad hacia la luz.
Aries gobierna la sangre y las glándulas suprarrenales. Cuando el cuerpo se carga con adrenalina y la sangre se acelera, se experimenta la sabiduría corporal de Aries.
Cuando la energía de Aries está mal dirigida, puede ser muy destructiva en su explosión de identidad. En la sombra, Aries se convierte en un crudo señor de la guerra de fuerza y poder, ajeno a las necesidades y preocupaciones de otras personas. Quiere aplastar todas las amenazas a su supremacía actuando sin prever el uso o la destrucción de aquellos que se encuentran en su camino. Aprende a superar la sombra expresando el signo opuesto de Libra, ganando diplomacia, justicia y gracia social. La palabra clave ‹competitivo› hace que el lado oscuro y claro de Aries, sea una línea muy fina entre la competencia saludable y la cruel competencia insalubre que actúa en el egoísmo machista.
El principio espiritual de Aries es la acción. Iniciar, arrancar es más fácil que completar. La clave es ejercer la puesta en práctica de las ideas y sueños utilizando la energía, enfocando la voluntad, haciendo sacrificios, estableciendo metas y asumiendo riesgos saludables. Aries no tiene miedo de comenzar una nueva empresa. Todo lo que creamos comienza como una idea invisible en el plano del pensamiento. Marte y Aries son el poder que necesitamos para manifestar la idea.
El símbolo de Aries es una fuente explosiva de llamas que siempre se atreven a precipitarse e iniciar una nueva experiencia. También se asemeja a la cabeza del carnero.


Bibliografía:
• Andreu, Teresa. (2002): Astrología y mitología: los mitos que vivimos, Barcelona, Editorial Índigo.
• Cardona, Francesc Lluis (2018): Mitología Romana, Barcelona, Ediciones Brontes.
• Eratóstenes. (1999): Mitología del firmamento. Catasterismos, traducción y notas: Antonio Guzmán Guerra, Madrid, Alianza Editorial.
• Graves, Robert. (2011): Los Mitos Griegos, vols. I y II, Madrid, Alianza Editorial.
• Guttman, Ariel; Guttman, Gail; Johnson, Kenneth. (2005): Astrologia e Mitologia. Seus Arquétipos e a Linguagem dos Símbolos, São Paulo, Madras Editora.
• Hard, Robin. (2008): El gran libro de la mitología griega, Madrid, Editorial La Esfera de los Libros.
• Jünger, Friedrich Georg. (2006): Los mitos griegos, Barcelona, Editorial Herder.
• Tarnas, Richard. (2009): Cosmos y Psique. Indicios para una nueva visión del mundo. Girona, Ediciones Atalanta.

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