Mito, arquetipo e interpretación de Palas Atenea, Juno y Vesta


Puesto que inicialmente se pensó que Ceres era un planeta cuando fue descubierto en 1801, y luego fue degradado a la categoría astronómica de asteroide, y ahora ha sido elevado y promovido al estado de planeta enano, nos quedan los tres asteroides más discutidos astrológicamente a saber: Palas Atenea, Juno, y Vesta.



Palas Atenea
En la mitología griega, Atenea, también conocida como Palas Atenea (es la equivalente de Minerva, la diosa romana de las artes, la industria, la ciencia y la sabiduría, que era adorada en toda Italia), era hija de Zeus y Metis. Atenea es la diosa de la sabiduría, el buen consejo y patrona del tejido y el trabajo artesanal, diosa de la guerra ganada con estrategia y protectora de la ciudad de Atenas y de toda la región del Ática. La versión más tradicional de su mito la representa como hija partenogenética de Zeus, nacida adulta de su cabeza completamente armada y vestida después de que se tragase a su madre la diosa titánide Metis. La diosa Gea, y el dios de los cielos, Urano, habían predicho que el dios que naciese del embarazo de Metis sería muy superior a Zeus.
Las propias sacerdotisas de Atenea cuentan la siguiente historia sobre su nacimiento: A Zeus le apeteció el contacto carnal con la titánide Metis, quien adoptó formas muy diversas para escapar de él hasta que por fin la atrapó y la dejó encinta. Entonces un oráculo de la Madre Tierra Gea declaró que daría a luz una niña y que, si algún día Metis volvía a concebir, daría a luz un niño destinado a deponer a Zeus, del mismo modo en que Zeus había depuesto a Cronos, y Cronos a Urano. Por consiguiente, Zeus, después de haber persuadido a Metis con palabras melosas a tumbarse en un lecho, abrió de pronto la boca y se la tragó; éste fue el fin de Metis, aunque él luego alegaba que le daba consejos desde el interior de su vientre. A su debido tiempo Zeus se sintió preso de un horrible dolor de cabeza mientras paseaba por la orilla del  mítico lago Tritonis; parecía que el cráneo le iba a estallar y se puso a chillar furiosamente hasta que todo el firmamento resonaba con su eco. Hermes se le acercó corriendo, pues enseguida adivinó la causa de la aflicción de Zeus. Persuadió a Hefesto a traer su cuña y su mazo para abrir una brecha en el cráneo de Zeus, y de él saltó Atenea, ya adulta completamente vestida con un largo peplo y armada con su equipamiento de hoplita, el casco y la lanza, y dando un tremendo grito.
Aunque este es el mito más extendido, existieron otras versiones acerca del nacimiento de Atenea. Podría decirse que era la favorita de su padre y que en cierto sentido se parecía a él. Atenea mantuvo una virginidad perpetua. La sabiduría y la versatilidad de la virginal Atenea eran una consecuencia directa de su extraordinario nacimiento. Era imbatible en la guerra, ni el mismo Ares pudo derrotarla. El valor era su rasgo más característico. Su figura alta y delgada vestida con un largo peplo, casi siempre portando casco y lanza. Y llevaba además la égida que le entregó su padre para cubrir sus hombros, decorada con borlas de serpientes y un escudo con la cabeza de Medusa, la Gorgona con su rostro terrorífico, cuya mirada podía convertir a cualquiera en piedra. Un búho que simbolizaba su sabiduría solía acompañarla a todos los sitios. Algunas de sus representaciones incorporan a la diosa Niké, generalmente representada en su palma extendida. Protegió a muchos héroes y a otros personajes mitológicos, y es una figura recurrente en varios mitos. El epíteto ‘Palas’ (o Pallas), de significado controvertido —probablemente derivado de una palabra griega que significa "moza"—, también es el nombre del Titán, que según algunas versiones era su padre, y al que mató cuando intentó violarla, o bien era el nombre de una compañera u oponente en sus entrenamientos de batalla a la que mató accidentalmente, elaborando el paladión y anteponiendo el epíteto Palas a su nombre Atenea como homenaje a ella. El refrán "de tal padre, tal hijo" se adhiere a la esencia del arquetipo, y donde Atenea representa a la hija, la hija universal.
Palas Atenea, o simplemente Palas, es uno de los mayores asteroides del Cinturón de Asteroides. Tiene asociaciones con Sagitario.

Arquetipo: Atenea, o Palas Atenea, es el arquetipo de la competencia y la estrategia, la inteligencia creadora, la Hija Universal.

En el horóscopo natal: Palas Atenea muestra dónde la persona tiene cualidades geniales, aunque puede dudar de sí misma. Se interpreta como el intelecto creativo, estratégico y esfuerzos. En la carta natal, Palas Atenea puede ser un indicador de sabiduría, inteligencia y curación. Es un punto focal importante, profundo y poderosamente potente en Astrología y ofrece una visión enorme de los potenciales más altos de la persona. Si está bien aspectada en la carta natal, Palas Atenea indica dónde uno es sobresaliente o puede salir victorioso en nuestra propia vida.
Palas Atenea nunca es la agresora; ella nunca ataca primero, pero se defiende a sí misma y a sus seres queridos. Es, en esencia, la diosa guerrera y la filósofa. Su signo astrológico más afín parece ser Sagitario, y la casa con la que más resuena sería la novena, el sector en la carta astrológica que se relaciona con la visión filosófica del mundo, ya que todos somos filósofos, incluso si no somos conscientes de ello. Cada vez que se nos ocurre una razón o una teoría sobre por qué queremos vivir nuestras vidas de cierta manera, estamos ejerciendo nuestro lado filosófico. Aquí es donde entra en acción el arquetipo de Palas Atenea. Cuando tenemos que defendernos y elaborar una estrategia para lidiar con la política de la oficina, o las camarillas de la escuela, el vecindario o la comunidad, aquí es donde entra Palas Atenea. Cuando otros nos atacan debido nuestro pensamiento político o creencias religiosas, o nuestras elecciones de estilo de vida, o sin ninguna razón, además del deseo obsceno de alguien de vilipendiarnos y acosarnos, aquí es donde entra en juego Palas Atenea.
Usamos nuestra sabiduría cuando lo necesitamos, y si tenemos que luchar contra alguien o algo, cuanto más sabios somos, más probabilidades tenemos de lograr el éxito. Cuando tenemos que tratar con alguien que nos resulta difícil, tendremos una ventaja si podemos saber su día de nacimiento y localizar dónde estaba Palas Atenea en la carta natal de nuestro rival u oponente, podremos entender mejor con quién estamos tratando. Del mismo modo, es positivo para nosotros saber dónde está la ubicación de Palas Atenea en nuestra natividad, en casa y signo, para que podamos determinar por nosotros mismos cómo y de qué manera procesamos la sabiduría, y cómo y de qué manera lidiamos con el conflicto y de qué manera somos estrategas.


Juno
En la mitología griega ella es el equivalente de la diosa Hera. Hija de Saturno y Ops (o Cibeles), hermana y esposa de Júpiter, con el que tuvo dos hijos, Marte y Vulcano y una hija, Lucina. Era muy celosa y vengativa y perseguía a las amantes y a los hijos habidos fuera del matrimonio de Júpiter, gritándole con insistencia, de tal forma, que, el malhumorado Júpiter la maltrataba e, incluso, llegó a atarla a un yunque y dejarla colgada del cielo, pero Hefesto, hijo de ellos antes la liberó y la maldad de Juno aumentó, persiguiendo a todas las amantes de Júpiter, y en especial, a la ninfa Io. Juno era hermana y a la vez esposa de Júpiter. Esta pareja divina era protectora del matrimonio, lo que no significa que Júpiter fuera un marido fiel. Juno como diosa protectora del matrimonio, también se le reconocía como representación de la maternidad, fue aclamada como Reina de los Dioses, y entre los que ocupaba una posición importante como parte de la Tríada Capitolina.
El mito más relevante de Juno, lo encontramos en La Eneida, poema épico de Virgilio, que cuenta la historia legendaria de Eneas, un troyano que viajó a Italia, donde se convirtió en el antepasado de los romanos. Juno odiaba a los troyanos porque su marido la había engañado con Ganimedes, un príncipe troyano y lo había convertido en el copero de los dioses. También los odiaba por el juicio de Paris, otro joven troyano que eligió a Venus como la más hermosa diosa en vez de a ella. Es por eso, que quería impedir que Eneas fundara una nueva Troya en Italia después de su destrucción. Juno pactó con Venus diciéndole que tenían un objetivo en común: que Eneas reinase Cartago con Dido. Venus sabía que ese no era el destino de Eneas, pero la engaña. Venus ya había hecho que Cupido enamore a Dido de Eneas, para que ella no lo traicionase. Es así como acepta el pacto con Juno y deja que ésta organice una tormenta donde Eneas y Dido debían dormir bajo el mismo techo y contraer matrimonio. Juno, dándose cuenta de que se había roto su pacto, envía a Iris a quemar la flota de Eneas. Finalmente, pueden llegar al Lacio y enfurecida Juno, desea desatar la guerra ya prevista entre romanos y troyanos. Es por eso por lo que envió a las deidades del inframundo para que convenzan a Amata de que, por culpa de Eneas, Turno no iba a poder ser su yerno y a Turno lo invade Furia para que quiera tomar venganza. Juno abre las puertas de la guerra y ésta comienza. Luego, Juno y Júpiter pactan que ella no intervendrá más, así como tampoco Venus para ayudar a ninguno de los héroes, que retrasará la muerte de Turno, pero no cambiará el destino de la guerra. Finalmente se da cuenta de que no puede hacer nada para impedir el destino marcado por los hados, entonces pide que desaparezca el nombre de Troya. Júpiter concede su deseo para que deje de molestar a los troyanos.
Para los romanos la diosa Juno era una de las deidades más importantes pues representaba la fuerza de la vida y el origen mismo a partir del matrimonio y la maternidad, esto aunado a que formaba parte de los dioses mayores de la religión romana. Los romanos le atribuían a esta diosa diversos nombres y significados pero cada uno de ellos relacionados directamente con el sentido principal de familia, algunos de los nombres, funciones y significados atribuidos son:
· Domiduca: que significa llevar la novia a un nuevo hogar.
· Cinxia: como la que pierde el ceñidor de novia.
· Interduca: la que guía a la novia al matrimonio.
Cada uno de estos significados se vinculan directamente a lo propio del matrimonio e incluso la concepción o maternidad.
El culto a Juno aparece en el calendario romano el día primero de marzo, pues en esta fecha se realizaba una gran fiesta llamada Matronalia (o Matronales Feriae) , la cual se daba en honor a Juno Lucina, la diosa del parto y la maternidad o como bien le llamaban “la que trae los niños a la luz”. Encarnando la feminidad, velaba por la concepción, el embarazo, el parto y las mujeres.
Su similitud con Hera de la mitología griega, esposa de Zeus, madre de Ares, Hebe, Hefesto, Iris, e Ilitía, se debe a que la mitología romana tuvo una apropiación religiosa con respecto a los dioses griegos, por estos motivos es común encontrar dioses que cumplen con las características de otros, bajo nombres diferentes.
Aunque tipificada como 'buena esposa', Juno era muy celosa y agresiva, especialmente con las protagonistas de las infidelidades de Zeus. Ella cumplió con sus deberes como compañera leal, sin embargo, era característico en ella agredir o matar a la descendencia de Zeus nacida de otras mujeres, y atacar a sus amantes. Juno permanecía leal y fiel a Júpiter, independientemente de sus ligerezas.

Arquetipo: La Esposa Universal, la Reina de los Dioses, la Reina del Cielo, la Buena Esposa, la Consorte Divina, la Compañera. El mes de junio deriva del nombre de la diosa del matrimonio Juno, y existe una costumbre tradicional de ser el mejor mes para casarse.

En el horóscopo natal: Juno en astrología se usa como un indicador de con qué tipo de persona debemos casarnos. Juno define a la pareja ideal: la persona con la que nunca uno no se aburriría, la persona con quien uno podría estar, incluso cuando se haya llegado a la vejez y que sería una versión completamente diferente de uno mismo. Es lo que uno necesita para sentirse satisfecho en el amor o el romance duradero, o lo que uno siente que necesita para tener una relación exitosa y satisfactoria. Marte puede representar las cualidades de la pareja ideal en la carta astrológica de una mujer (Venus en la carta de un hombre), pero Juno representa lealtad y apego. Es lo que necesitamos en lugar de simplemente de quién nos atrae. Juno es una representación del verdadero amor o pareja matrimonial. Si Juno está en tránsito por Géminis, ¡la persona disfrutará estar casado con alguien que tiene las cualidades de ese signo. En la sinastría, cuando el Juno de una persona es contactado por un planeta de otra persona, se indica un fuerte apego. La persona representará lo que está buscando en una relación y, a menudo, aparecerá en las cartas de sinastría de las parejas casadas.
La ubicación del asteroide Juno en el mapa natal puede mostrarnos cómo nos sentimos acerca del matrimonio, qué significa el matrimonio para nosotros, qué deseamos o no deseamos en nuestra relación matrimonial, o si incluso queremos casarnos en primer lugar. Astrológicamente, una relación legal o jurídica como una asociación civil también constituyen un consorcio, al igual que cualquier contrato de vivienda a largo plazo. Esas asociaciones, uniones civiles, relaciones de derecho consuetudinario o matrimonios caen bajo la regencia de la séptima casa en astrología.
Libra es el gobernante natural de la séptima casa y Juno se siente más cómoda en el signo de Libra, ya que Libra gobierna el amor duradero, el matrimonio y las relaciones estables. Revisar la ubicación de Juno en la carta natal de alguien que nos interesa debería contarnos mucho sobre esta persona y su actitud hacia las relaciones a largo plazo. También podemos echar un vistazo al tipo de pareja que él o ella podría ser.
Por ejemplo, una persona con Juno en Aries estaría interesada en casarse con una persona dinámica, atractiva y apasionada, alguien que tuviera su propio sentido de identidad y no tuviera miedo de hacerse cargo de su propia vida y ser independiente. Una persona con Juno en Aries aportaría un fuerte sentido de sí misma a sus asociaciones, y no apreciaría que su pareja doméstica le dijera qué hacer. Querrá tomar sus propias decisiones. También puede tener una racha de celos, y deseará toda la atención de su pareja, junto con su amor y lealtad.


Vesta
En mitología, ella es una de las tres diosas vírgenes (Minerva/Atenea y Diana/Artemisa son las otras dos), es la versión romana de la diosa griega Hestia. Aunque su culto en la península itálica ya existía. Vesta es la diosa virgen del fuego, el hogar y la familia en la religión romana.
Gracias al mito de Vesta sabemos que era muy común usar su imagen en las moradas de los jóvenes que iban a adquirir el conocimiento, lejos de su tierra natal. Fue cortejada por los dioses, y especialmente por el hermoso Apolo y por Neptuno, Vesta rechazó todas las propuestas amorosas y consiguió que el propio Júpiter protegiera su virginidad. Debido a su voluntad de permanecer casta, sus sacerdotisas, las vírgenes vestales, eran las encargadas de vigilar en todo momento el fuego sagrado en los templos. Se sabe que era un delito muy grave entrar en esos santuarios. No en vano, sería tan dramático el embarazo de Rea Silvia, la vestal madre de los futuros fundadores de Roma.
Esta divinidad mitologica romana se nos muestra como la hija primogénita de Cibeles (también llamada Ops) y Saturno, la hermana mayor de la primera generación de los dioses olímpicos, y la soltera de la segunda. Por derecho de primogenitura, era una de las doce diosas olímpicas principales.
Según el mito romano de Vesta, fue tragada por Saturno y posteriormente rescatada por Júpiter. Solía ser representada con una larga túnica, muchas veces con la cabeza cubierta por un velo. Vesta es la diosa que nunca abandona el hogar, el Olimpo, y nunca se involucra en las luchas y guerras de dioses o mortales. Como diosa de corazón ardiente, representaba la divinidad del hogar y defendía la vida de la familia, por lo que las familias solían encomendarse a ella cuando atravesaban por alguna desgracia u obstáculo. Era adorada antes que los otros dioses en todas las fiestas y banquetes, puesto que era la más antigua y preciosa de las diosas del Olimpo. Un juramento hecho en su nombre era el más sagrado de los juramentos, no importaba la situación en la que se hiciera.
Vesta rara vez fue representada en forma humana, y a menudo se la representaba por el fuego de su templo en el Foro Romano. Considerada como la diosa más importante para los romanos, era invocada para bendecir a los recién nacidos, y en cada casa de la antigua Roma había un altar y fuego sagrado dedicado a Vesta, para que protegiera el hogar. La entrada a su templo solo estaba permitida a sus sacerdotisas, las vestales, que atendían el fuego sagrado en el hogar de su templo. Como se consideraba a Vesta una guardiana del pueblo romano, su festival, la Vestalia (del 7 al 15 de junio), se consideraba una de las fiestas romanas más importantes. Durante la Vestalia, las matronas caminaban descalzas por la ciudad hasta el santuario de la diosa, donde presentaban ofrendas de comida. Vesta y sus sacerdotisas se comprometían con la castidad y una vida hacendosa que era compensada con grandes privilegios y honores, pues tenían que prestar una permanente atención en la llama que permitió que Roma existiera. Si la llama se apagaba, Roma moriría. El sacerdocio de Vesta debía, sobre todo, ser puro e incorruptible, de aquí la prohibición de tener relaciones sexuales durante la duración de su etapa sacerdotal. Si las sorprendían yaciendo con un hombre, o bien si había pruebas suficientes para demostrar el delito, la vestal era enterrada viva en la Porta Collina y su cómplice podía ser azotado hasta la muerte. Su importancia era tal para los romanos que, como guardianas del fuego sagrado, éste nunca debía apagarse pues simbolizaba el bienestar del pueblo, orden social y divino. La extinción del fuego sagrado se consideraba un presagio funesto para la comunidad que comportaba su regeneración de forma ritual y la consiguiente expiación, normalmente mediante súplicas y sacrificios. Por tanto, el templo de Vesta era considerado el lugar oficial del pueblo romano, el Hogar Romano, uno de los fundamentos del enrolamiento de la comunidad a su tierra; y sus sacerdotisas, en particular, eran las representantes de la conexión entre la vida religiosa del hogar y de la comunidad. Las vestales, escogidas entre los seis y los diez años, debían guardar castidad durante las tres décadas que duraba su sacerdocio, pudiendo después de este período abandonar el atrium Vestae. La mujer romana estuvo apartada de la política y, por tanto, de la historia. Una excepción fueron las vestales, con una condición sociopolítica superior a la mujer romana y en ciertos aspectos semejantes al varón. La joven elegida para ocupar el sacerdocio salía de la patria potestad, convirtiéndose en una ciudadana con plenos derechos y que, pese a ser mujer podía hacer testamento, un hecho excepcional y que indica la gran importancia que tenía en la sociedad romana el mantenimiento del culto a Vesta y la conservación del fuego en el templo.

Arquetipo: Vesta es la Hermana Universal, la Suma Sacerdotisa, la Hermana Sagrada. Vesta es la guardiana del fuego y del hogar. Vesta es la diosa a cargo de la llama eterna, la que mantiene viva, segura y sana a la familia. Vesta es la representación divina de la llama dentro de nosotros mismos, la que nos da nuestra chispa de vida. El arquetipo de Vesta no está en contra de las relaciones o el sexo. Ella simplemente no quiere parejas o amantes merodeando y arruinando su espacio sagrado. Vesta va más allá de la ética ordinaria de la sexualidad, enfrentándonos con su cruda realidad esotérica. Estos patrones se aplican tanto a mujeres como a hombres, pero con diversos grados de conciencia e intensidad. Vesta, el arquetipo de la devoción comprometida, también es sinónimo de amor libre. Esto puede parecer una paradoja hasta que comprendamos que esta diosa virgen se dedica principalmente a su Divinidad, a ser la luz. Y como una diosa virgen, sexualmente íntegra y completa consigo misma, puede encarnar y compartir la luz con quien elija en el momento que quiera. Sin embargo, por otra parte, al igual que Venus, Vesta no está sujeta a contratos convencionales de relación. El pacto de Vesta es con lo Divino.

En el horóscopo natal: Vesta funciona como el centro de la psique, coordinando varias facetas de la personalidad. Astrológicamente, Vesta simboliza a las personas que están "centradas" en su propia identidad y, por lo tanto, autodeterminadas en sus actividades. Cuando la conexión con este asteroide es fuerte, es vital el tiempo y el espacio para estar solo o involucrado en las actividades creativas o de trabajo. La posición de Vesta en la carta natal puede indicar las áreas en las que es probable que el individuo se comprometa con algo más grande que los aspectos ordinarios de la vida y se sacrifique alegremente en beneficio del conjunto. Vesta representa nuestra capacidad de dedicación enfocada. Ella describe dónde podemos experimentar limitación y alienación para perseguir un llamado superior. Vesta, por signo, casa y aspectos, representa lo que estamos dispuestos a dedicarnos a nosotros mismos, una búsqueda o causa que es profundamente personal y tiene un poder espiritual palpable para nosotros. Vesta representa nuestro llamado sagrado, señala nuestro camino de servicio sagrado, donde podríamos convertirnos en erudito, maestro o sacerdotisa, y alinearnos con las tradiciones antiguas o el conocimiento sagrado que también nos acerca a una comunión más próxima con nuestro Ser Divino.
Vesta, también se relaciona con la fraternidad y la hermandad, y principalmente, con alguien con quien la relación sea profunda e íntima, pero carente de romanticismo o asociación convencional. Vesta es afín con Virgo. Ella nos proporciona un enfoque interno, el impulso de servir a algo más elevado y espiritualmente significativo para nosotros, el deseo de conectarnos con la Divinidad y compartir eso con los demás. Todo lo que pide a cambio es nuestra devoción.
Pero, Vesta además resuena con Escorpio, porque ella es sexualmente libre, sin echar raíces. Para Vesta, como para Venus, el sexo tiene poco que ver con la procreación y, si en la carta natal está conectada con Venus o las casas de relación, el matrimonio puede llegar más tarde en la vida, si es que lo hace (las vestales romanas no podían casarse hasta que se cumplieran 30 años de sacerdocio, mucho después de la edad fértil en algunas vestales).
Vesta asume nuestra capacidad de concentrarnos y hacer trabajo interno. Nuestra capacidad de dedicarnos a un llamado que se siente personalmente significativo y nos hace sentir centrados. Por ejemplo, Vesta en Tauro necesitará estar anclado en el cuerpo y tener una relación estable y consistente con su trabajo / vida espiritual. El enfoque de Vesta en Escorpio surge a través de experiencias íntimas honestas intensas, y la capacidad de dedicación y devoción es fuerte en este signo. Aunque eso no siempre es igual a la monogamia.
Las energías de Vesta parecen ir en contra de la cultura moderna, y se remontan a una época en que el propósito, nuestro llamado divino y nuestra capacidad de servir espiritualmente eran uno y estaban alineados, recompensados y valorados honorablemente por la comunidad; cuando la sexualidad era considerada sagrada y no era propiedad de nadie, ni siquiera del cónyuge o pareja prometida. Vesta nos imbuye con el deseo de servir a un llamado superior, el enfoque para hacerlo, y puede estimular el deseo de ser sexualmente más libres de lo que permite la sociedad.
La posición de Vesta en la carta natal también indica el lugar que nos pertenece a nosotros y solo a nosotros. Ella es la chispa interior que necesitamos para sobrevivir a todos los pronósticos, y para mantener nuestros espíritus intactos en el día más oscuro. Ella también es la luz que nos guía y nos permite disfrutar de nuestras vidas y de nuestros logros. Ella es nuestra luz interior y la vida dentro de nosotros mismos.
Los tránsitos de Vesta indican un momento de retiro y soledad, o el comienzo de un trabajo específico que probablemente se convierta en un servicio o ‘misión sagrada’ en la vida de uno. Estos tránsitos también pueden relacionarse con un despertar de nuestra forma más íntima y sagrada de abordar la sexualidad y pueden apoyar desarrollos significativos a este respecto. Si Vesta está transitando la primera casa, por ejemplo, entonces sabemos que es hora de que revisemos nuestros propios deseos y necesidades para nuestras vidas. Si nuestra quinta casa está activada por Vesta, es una señal de que necesitamos alimentar la llama que infunde nuestra creatividad. Si tenemos hijos, es posible que tengamos que lidiar con ellos y sus necesidades, y tal vez darles ánimo y una charla motivadora, si es necesario. Vesta en la octava casa podría significar que debemos mirar nuestras vidas sexuales, para ver si nos estamos consumiendo tanto con nuestras relaciones íntimas que hemos perdido el enfoque en otras áreas de nuestras vidas. Vesta en la undécima casa puede actuar como un agente vitalizante para nuestras largas y ardientes esperanzas para nuestras vidas. Vesta en tránsito por la duodécima casa podría hacernos reflexionar sobre si somos realmente felices internamente, en el lugar dentro de nosotros que nadie ve. Podríamos investigar disciplinas metafísicas, como la interpretación de los sueños, para ver si podemos descubrir lo que falta en nuestras vidas.
Cuanto más usemos las diosas astrológicas del conocimiento (asteroides en astrología), las relaciones y la realización personal, mejor podremos aprender quiénes somos realmente y tomar decisiones más entendidas por nosotros mismos.


Bibliografía:
• Andreu, Teresa. (2002): Astrología y mitología: los mitos que vivimos, Barcelona, Editorial Índigo.
• Cardona, Francesc Lluis (2018): Mitología Romana, Barcelona, Ediciones Brontes.
• George, Demetra; BLOCH, Douglas (2003): Asteroïdes Godesses: The Mythology, Psychology, and Astrology of the Re-emerging Feminine, USA, Ibis Press.
• Graves, Robert. (2011): Los Mitos Griegos, vols. I y II, Madrid, Alianza Editorial.
• Guttman, Ariel; Guttman, Gail; Johnson, Kenneth. (2005): Astrologia e Mitologia. Seus Arquétipos e a Linguagem dos Símbolos, São Paulo, Madras Editora.
• Hard, Robin. (2008): El gran libro de la mitología griega, Madrid, Editorial La Esfera de los Libros.

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