Mitología aplicada a la Astrología - Primera parte

Mitología aplicada a la Astrología I

Introducción

En Astrología es imprescindible conocer los mitos y las leyendas que existen entorno a los planetas, los asteroides, las constelaciones zodiacales, estrellas y los puntos de cálculo empleados en Astrología (nodos lunares, apogeo y perigeo de la Luna… etc.), sin ello resultará difícil comprender el significado de los arquetipos que se manejan en Astrología y también en la psicología.

Astrología y Mitología

El enfoque cognitivo de la astrología generalmente se considera parte de lo empírico porque los astrólogos en su práctica nos basamos principalmente en observaciones psicológicas. Es el método más simple y efectivo para la astrología cotidiana, pero sin embargo conduce a una comprensión superficial del tema de la primera ciencia de la humanidad.
El enfoque histórico humanístico cultural nos da la oportunidad de crear la imagen del desarrollo del pensamiento y la psique de los seres humanos. La mitología nos describe la imagen de la manera más primaria.
La historia de la mitología y la astrología, las imágenes mitológicas y las concepciones de los antiguos nos ayudan a fundamentar nociones astrológicas universales, manifestando el origen mitológico de los arquetipos astrológicos.
Los componentes de los mitos ancestrales arraigados en diferentes sociedades, civilizaciones y culturas tienen mucho en común y conservan un significado en la conciencia de la gente contemporánea. Inspiraron a C. G. Jung a conectar la ciencia moderna con las creencias del pasado al crear la noción de arquetipo.
Un arquetipo es un símbolo recurrente con una raíz común, pero con muchas expresiones. En astrología, los signos describen influencias y enfoques que son únicos para cada uno de ellos. Cada signo está regido por un planeta y también está asociado con una casa. Y estos entramados se basan en arquetipos.
Los arquetipos son formas primarias que sirven de base para las imágenes, evocando inconscientemente la actividad de la imaginación. Aparecen en los sueños y el delirio, así como en el arte y la literatura, y manifiestan la unidad de la mente humana, lo que nos permite sentir su conexión con el Universo y el infinito.
Hoy el término 'arquetipo' es aceptado por los astrólogos que usamos mitos para amplificar y decorar la interpretación astrológica. Pero, para una correcta comprensión y aplicación práctica de las imágenes mitológicas, debemos percibir la imagen mitológica en su conjunto. Toda noción astrológica corresponde a una deidad que posee varias características; la tarea en cuestión es definir el arquetipo mitológico inicialmente unificado en el análisis de la carta natal. Esto es posible porque se propone un arquetipo como una noción universal. Nos da la oportunidad de consolidar, enriquecer e incluso corregir nuestras representaciones sobre el papel de un planeta o un signo en el horóscopo personal.
El arquetipo mitológico de un planeta, mantenido como común denominador por diferentes culturas, nos ayuda a comprender qué características son las más primarias y naturales para el planeta dado y el signo correspondiente, y qué características extrañas y desviaciones del arquetipo original están permitidas para comprenderlo. Al mismo tiempo, la astrología promueve una comprensión adecuada de la mitología, aprovechando la inmensa variedad de imágenes que componen el sistema de astros y arquetipos.
Jung previó el papel positivo que la astrología podría desempeñar en la interpretación de los mitos, pero habiendo identificado solo unos pocos arquetipos separados, no resolvió el problema de crear una imagen completa y definir una base conceptual para la astrología.
No podemos soslayar, que la denominada 'astrología occidental' se ha impuesto tanto en su práctica como en su estudio, y sus orígenes de tradición grecolatina trascendieron a las denominaciones astronómicas de los planetas —que llevan nombres de dioses grecolatinos— y las constelaciones, cuyos nombres están relacionados, en su mayoría, con mitos del mundo grecolatino clásico—, y solo como excepción se ha incluido la tradición árabe en el uso de la nomenclatura de las estrellas fijas (Altair, Aldebarán, Algenib, Alphecca, solo por citar algunas).
Muchos de los nombres y términos que usamos en la astrología moderna tienen orígenes griegos, y por lo tanto, no es sorprendente que la mitología griega pueda desempeñar un papel en ayudarnos a entender la astrología. Pero ¿cómo se conectaron tanto la astrología y el mito griego, exactamente?

Orígenes babilónicos

La astrología, tal como se practica hoy en occidente, se remonta a la antigua Babilonia, donde los sacerdotes usaban el movimiento de los cuerpos celestes para interpretar los deseos de los dioses. Los babilonios creían que los cuerpos celestes que ocupan el firmamento eran entidades divinas. La mayoría de estos rodea la Tierra en un patrón regular, pero los planetas visibles (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), así como el Sol y la Luna, rompieron ese patrón y parecían moverse de forma independiente, y por lo tanto fueron vistos como dioses poderosos que podrían influir en el mundo.
Al observar y registrar cuáles eran las influencias significativas en la Tierra cuando los planetas estaban en diferentes posiciones en el cielo, los sacerdotes babilónicos intuyeron las áreas de influencia de cada uno de los planetas. También adivinaron los poderes asociados con cada una de las constelaciones. Por ejemplo, Júpiter trae suerte y buena fortuna, y Aries es la constelación de acción y toma de riesgos, lo que sugiere que cuando Júpiter está en Aries, aquellos que toman riesgos activamente prosperan.

Adopción griega

Los griegos adaptaron la astrología de los babilonios, y entre otras cosas dieron a las constelaciones muchos de los nombres que usamos hoy. Eligieron nombres para las constelaciones que se asociaron con diferentes personajes de los mitos que mejor coincidían con las características de esa constelación. Como tal, comprender a los dioses y a los héroes griegos asociados con cada signo puede ayudarnos también a comprender las características de cada signo.
Para las sociedades de la Antigüedad, el cielo era la morada de los dioses. Las constelaciones, y luego los astros, se convirtieron en las figuras de estos dioses. Todos los planetas, excepto la Tierra, fueron nombrados en honor a los dioses y diosas grecorromanos. Júpiter, Saturno, Marte, Venus y Mercurio recibieron sus nombres hace miles de años. Los otros planetas no fueron descubiertos hasta mucho más tarde, cuando los telescopios fueron inventados. La tradición de nombrar a los planetas en honor a los dioses y diosas grecolatinos fue continuada con los últimos tres planetas descubiertos: Urano, Neptuno y Plutón, los asteroides, Ceres, Palas Atenea, Juno, Vesta, Quirón.
La carta natal astrológica es un mapa de los cielos en el momento y lugar del nacimiento de un individuo, que representa las posiciones zodiacales de los planetas, asteroides y estrellas fijas. Muchos de los cuerpos celestes en nuestro sistema solar y galaxia llevan el nombre de figuras de la mitología griega y romana. Desde los primeros tiempos, los astrólogos vieron los atributos míticos de las deidades planetarias brillar sus significados individuales para la experiencia humana y terrestre.
En los albores de una astrología registrada en la antigua Mesopotamia, alrededor del segundo milenio antes de Cristo, hubo una correlación directa y explícita entre los planetas y las deidades. Se consideraba que los planetas eran una de las manifestaciones de los dioses o los lugares donde vivían. Cuando un planeta apareció en el cielo, se pensó que el dios estaba comunicando un mensaje. Una tableta cuneiforme nos dice: "Cuando Ishtar está en lo alto, se hace el amor en la Tierra". Esto se interpretó como cuando Ishtar, la diosa del amor, culmina en el cielo nocturno, inspira una actividad amorosa en la Tierra.
Los babilonios identificaron los siete planetas visibles y les dieron los nombres de sus deidades. Cuando el conocimiento de la astronomía y astrología babilónica se transmitió por primera vez a Grecia alrededor del siglo VI a. C., los pitagóricos nombraron a los planetas como las estrellas de los dioses griegos que se parecían más a sus homólogos babilónicos.



Los dioses de la Antigüedad, los Planetas y sus correspondencias

Nombre mesopotámico
Nombre romano
Nombre griego
Descripción occidental
Šamaš o Shamash
Sol
 Helios o Apolo
Dios del Sol, las artes, las leyes, la música, la medicina y la salud, comandaba a las 9 Musas
Sin o Nannar
Diana
Artemis
Diosa de la Luna y de la cacería, hermana gemela de Apolo, hija de Zeus y Leto
Damgalnuna
Tellus, Gæa o Gaia
Gaya
Diosa de la Tierra, primera Gran Diosa, madre de la primera generación de dioses olímpicos; esposa de Ouranus
Nabu
Mercurio
Hermes
Dios mensajero, del pensamiento, el habla, patrono de viajeros, comercio y ladrones
Ishtar
Venus
Afrodita
Diosa de la belleza y el amor, esposa de Hephaestus; "Aphrodita" significa “nacida de la espuma“, que se formó de los genitales de Ouranos, castrado por Saturno, y arrojados al mar
Nergal o Erra
Marte
Ares
Dios de la Guerra, hijo de Zeus y Hera, odiado por Zeus; amante de Aphrodita
Marduk
Júpiter
Zeus
Rey de los Dioses; dios del trueno y el relámpago, derrotó a Cronos y a los Titanes
Ninurta o Ninĝirsu
Saturno
Cronos
Dios del Tiempo, padre de los Titanes y de Zeus; odiaba a sus hijos; castró a su padre Ouranos
Enlil, An o Anú
Caelus
Ouranos
Dios del Cielo y el Cosmos, esposo de Gaia, padre de Saturno
Hea, Abzu o Apsu
Neptuno
Poseidón
Dios del Mar, hermano de Zeus
Nergal o Nirgal
Pluto
Hades
Dios del Inframundo, hermano de Zeus
Ceres
Deméter
Diosa protectora de los campos y de las cosechas, de la agricultura. Era hija de los titanes Cronos y Rea, lo que la convertía en la hermana mayor de Zeus, madre de Perséfone
Diana
Palas Atenea
Diosa de la guerra con estrategia en combate, de la civilización, de la sabiduría, de las ciencias, de la justicia y de la habilidad. Fue una de las principales divinidades del panteón griego y uno de los doce dioses olímpicos
Sarpanitu
Juno
Hera
Diosa legítima esposa de Zeus/Júpiter en el panteón olímpico de la mitología clásica. Además, ocupaba el cargo de Reina de los dioses
Vesta
Hestia
Diosa de la cocina, la arquitectura, el hogar, o, más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares, símbolo de la fidelidad. Es una diosa pacífica; en el culto romano asumió mayor relevancia

Significado etimológico y definición de Mitología y Mito.

Desde el punto de vista de la antropología cultural, la mitología es el tratado sobre los mitos o fábulas, lo cual remite, etimológicamente, al estudio de los mitos. La mitología recoge el conjunto de relatos míticos de una determinada sociedad, civilización o cultura, tanto sobre sus dioses como sobre sus héroes. Al conjunto de los mitos de una cultura se le denomina mitología.
La palabra ‹mito› deriva del griego mythos, que significa "palabra" o "relato". Leyenda fabulosa de tradición oral que explica, por medio de la narración, las acciones de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza, aspectos de la condición humana, etc.; se aplica especialmente a la que narra las acciones de los dioses o héroes de la Antigüedad. El mito es un relato tradicional, alegórico que consiste en narraciones o historias que juegan un papel fundamental en una sociedad, como los mitos originarios fundamentales o cosmogónicos. Los personajes principales de los mitos suelen ser dioses, semidioses o humanos sobrenaturales, héroes, personajes fantásticos, criaturas monstruosas, que buscan dar una explicación a un hecho o fenómeno.
La palabra ‹símbolo› viene de symbolon, y significa ‹parte de›, coligiéndose que todo tiene que ver con todo. El mito permite trabajar con símbolos, adoptando el rol de “es como si…”.
Entre los símbolos universales cabe destacar el del dios o el del rey, como figuras que representan autoridad, sabiduría y poder.
El concepto de mito ha cambiado de significado a lo largo de la Historia, desde la época presocrática hasta la actualidad. Ejemplos:
Grecia clásica
  • La oposición a la noción de lógos (palabra meditada, razonamiento o discurso) se enfrenta a la noción de mythos que designa un relato oral tradicional, fabuloso y acaso engañador.
  • Platón acuña el término mythoi que pretende encubrir alegóricamente verdades que están más allá de lo comprobado mediante el lógos.
  • Para Aristóteles, mythos era el principio y el alma de la tragedia.
Época Contemporánea
  • Freud y Lacan utilizan los mitos como recursos epistemológicos, del mismo modo que fueron usados por la filosofía griega, especialmente por Platón.
  • R. May plantea que el psicoanálisis sería una especie de búsqueda del propio mito.
  • C. Jung consagró parte de su obra al estudio de los mitos, consideraba que la base de la psique sería mítico-práctica, y que los seres humanos tendrían una estructura psíquica inconsciente similar, a la que denominó inconsciente colectivo, que estaría constituida por motivos mitológicos o imágenes primigenias, siendo sus verdaderos exponentes los mitos pan-culturales. Los componentes del antiguo mito arraigados en diferentes culturas tienen mucho en común y conservan un significado en la conciencia de la gente contemporánea. Inspiraron a Jung a conectar la ciencia moderna con las creencias del pasado al crear la noción de arquetipo.
  • Eliade, Lévi-Strauss y Malinowski otorgaban una visión antropológica funcionalista y estructuralista, además de un valor paradigmático a los mitos, considerándolos como ingredientes indispensables de toda cultura, una forma de representar la realidad, un molde imaginario de comprender y dar sentido a la situación y actuación del hombre.

La conexión entre la astrología y la mitología griega

La palabra mito, que significa discurso o mensaje, ha llegado a simbolizar muchas cosas, pero en el nivel más básico, los mitos son las historias orales de una cultura sobre las vidas y los hechos de sus dioses y héroes. La gente de antaño, como muchos en tiempos modernos, creían que la única deidad o las muchas deidades eran responsables de la generación y el dominio del mundo. Los dioses eran su foco de adoración, honrados en ceremonias rituales y rezaban por la aversión a los problemas y la concesión de bendiciones. Poetas, artistas, músicos, alfareros, escultores y dramaturgos retrataron estos motivos míticos en su arte, arquitectura y literatura.
Con el desarrollo de la astrología helenística en la cuenca del Mediterráneo desde alrededor del año 150 a. C. - 600 d. C., los astrólogos helenísticos —en mayor parte— definieron los significados de los planetas de acuerdo con la deidad que dio nombre al planeta. Sin embargo, había poca o ninguna referencia explícita al planeta como dios, como había sido en la tradición babilónica. Las posibles explicaciones para esta omisión pueden incluir el reposicionamiento de la astrología como una disciplina científica más que religiosa. Sin embargo, la correspondencia entre la deidad y el planeta continuó hasta el Renacimiento, pero pasó a las tradiciones herméticas mágicas y alquímicas.
No fue sino hasta el último tercio del siglo XX que los arquetipos míticos como principios fundamentales para el significado planetario entraron una vez más en la literatura astrológica cuando los dioses fueron reformulados como las fuerzas de la psique. Este movimiento fue facilitado por el trabajo de Carl Jung quien propuso que los mitos eran uno de los contenidos de los arquetipos del inconsciente colectivo. Con la disminución de las antiguas creencias religiosas, los dioses ahora se revelaron en forma de neurosis. Se desarrolló una nueva disciplina: la psicología arquetípica que se basa en conocer las correspondencias entre los patrones míticos y los síntomas psicopatológicos cuyo objetivo era descubrir qué arquetipo (dios) se había descuidado y luego honrarlo. Los síntomas se ven como mensajes de la psique en cuanto a qué el individuo necesita atender para una mayor integración psicológica y curativa. De hecho, esta perspectiva también era conocida por los griegos. La literatura más antigua de Homero alude a la causa divina de la enfermedad como algo enviado por los dioses como castigo por no haberlos honrado. La cura de la enfermedad consistió en consultar a un oráculo acerca de qué dios había sido ofendido, peregrinar al sitio de culto de ese dios, hacer ofrendas en su templo y tal vez iniciarse en los ritos. La moderna terapia de palabras se deriva de la terapia griega, que significa "asistencia a los dioses".
Las filosofías antiguas hablaban de la simpatía cósmica que dominaba el mundo, por la cual los cuerpos celestes en el reino celestial tenían una cadena de correspondencias en los reinos terrestres y humanos. De ello se deduce que las historias mitológicas asociadas con las deidades planetarias también dan forma a las experiencias de vida de los seres humanos.
Los mitos son una fuente de conocimiento para descubrir la propia naturaleza por medio de los símbolos, como lo postulaba el historiador de las religiones M. Eliade.
Las figuras de los dioses no se ven como piezas sueltas e independientes, sino que al interrelacionar se definen en un sistema.
Los mitos explican profundas tendencias del psiquismo humano, el proceso de elaboración mítica sería similar al onírico, ya que hay un contenido manifiesto que oculta otro latente.
El mito es una forma de expresar, comprender y sentir el mundo y la vida, proceso que difiere de la representación lógica y encarna otro tipo de lenguaje; en el psicoanálisis se consideran referentes significativos debido a que ayudan a reconocer el proceso psíquico del paciente.
En astrología, la carta natal se puede usar como un mapa para identificar qué cuerpos planetarios son más prominentes en el cielo y, en consecuencia, qué arquetipos míticos son más significativos en la psique del nativo. Estos motivos mitológicos son los temas principales que eclipsan la vida de una persona.
Los mitos, como la expresión arquetípica de la psique, representan la realidad subyacente de la condición humana y proporcionan los dramas o guiones básicos disponibles para los humanos a través de los cuales vivir el significado de sus vidas y reconocer su camino y propósito.
Antes del siglo XVIII, el panteón astrológico consistía en los siete dioses planetarios visibles. Los descubrimientos de Urano, Neptuno y Plutón en los siglos siguientes agregaron tres dioses celestiales más al sistema de símbolos astrológicos. Posteriormente, el primero de los asteroides (Ceres, Pallas, Juno y Vesta) se descubrió a principios de 1800, pero los astrólogos no tendrían tablas de efemérides para colocarlos en las cartas astrológicas sino hasta 1973. Ahora las efemérides de los asteroides están disponibles con las posiciones zodiacales en varias fuentes de consulta en Internet y bibliográfica, y muchos softwares astrológicos las incluyen en sus cálculos.
Miles de asteroides llevan el nombre de una serie de deidades míticas no solo del panteón grecorromano, sino también de las culturas mesopotámica, egipcia, celta, nórdica, india y mesoamericana. Hay asteroides asociados con motivos curativos como Asclepios, Higia e Imhotep; asteroides como Pitia y Sibila asociados con la adivinación; Moira y Fortuna abordan los temas del destino y la fortuna; Medusa, Hécate y Lilith hablan sobre los problemas de la oscuridad femenina; Eros, Safo y Afrodita nos cuentan mucho sobre los vínculos románticos y la preferencia de género.
En nuestro sistema solar en rápida expansión de descubrimientos, los nuevos planetas enanos, cometas y otros cuerpos celestes continúan siendo nombrados en honor a figuras míticas como el centauro Quirón, el sanador herido; o Eris, la diosa de la discordia y la pelea; y Sedna, deidad femenina perteneciente a la mitología inuit venerada como diosa madre del mar. Cada una de estas deidades tiene una historia.
Cuando un objeto celeste es prominente en el mapa del cielo del nacimiento de una persona, la biografía mítica de esa deidad contribuye a influir en el curso de su vida y su destino. Cada individuo tiene una huella mitológica, y a través de la astrología arquetípica se puede procurar la sanación de la parte descuidada de su psique que está simbolizada por una cierta deidad arquetípica. Con el descubrimiento del mito personal el individuo puede guiarse para el cumplimiento de su destino.


Bibliografía:
• Andreu, Teresa. (2002): Astrología y mitología: los mitos que vivimos, Barcelona, Editorial Índigo.
• Cardona, Francesc Lluis (2018): Mitología Romana, Barcelona, Ediciones Brontes.
• Eratóstenes. (1999): Mitología del firmamentoCatasterismos, traducción y notas: Antonio Guzmán Guerra, Madrid, Alianza Editorial.
• George, Demetra; Bloch, Douglas (2003): Asteroïdes Godesses: The Mythology, Psychology, and Astrology of the Re-emerging Feminine, USA, Ibis Press.
• Graves, Robert. (2011): Los Mitos Griegos, vols. I y II, Madrid, Alianza Editorial.
• Guttman, Ariel; Guttman, Gail; Johnson, Kenneth. (2005): Astrologia e Mitologia. Seus Arquétipos e a Linguagem dos Símbolos, São Paulo, Madras Editora.
• Hard, Robin. (2008): El gran libro de la mitología griega, Madrid, Editorial La Esfera de los Libros.
• Jünger, Friedrich Georg. (2006): Los mitos griegos, Barcelona, Editorial Herder.
• Tarnas, Richard. (2009): Cosmos y Psique. Indicios para una nueva visión del mundo. Girona, Ediciones Atalanta.

Imágenes: Greek gods, Vector illustrations. Artista: palllma.


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