El Medio Cielo y el Bajo Cielo

El Medio Cielo (Médium Coeli) representa la independencia del yo, el sitio privilegiado en la presencia social de un ser, y el Bajo Cielo (Inmum Coeli), las bases de su existencia. Juntos forman un eje fundamental en la carta astral del consultante (o la imagen de su doble) nos llega deformado. Si se tiene este sentimiento es que la interpretación realizada no es correcta o que el astrólogo interfiere al observar, haciendo intervenir sus propios juicios y valores.
En efecto, tenemos que mostrarnos tolerantes y solidarios cuando realizamos la interpretación de una carta astral. Y, a ser posible, dar una visión objetiva.
image
EL ZODÍACO COMO UN ESPEJO
El zodíaco es un espejo. La carta astral es el espejo del individuo; se ha calculado sólo para él.
Así pues, observando cualidades o defectos inherentes a su comportamiento y a su carta astral veremos tal o cual configuración astral que las revelan.
Sabiendo esto, cuando un astrólogo da su interpretación de una carta, no se debe sentir, pues, que el reflejo al hacer el análisis y al hacer la síntesis de los elementos inscritos en la carta, aunque sepamos que siempre serán subjetivos, ya que todos somos personas y no objetos.
Cuando se observa una carta astral uno se encuentras de pie, cara a cara, frente a un espejo.
Pero en vez de esperar que el espejo nos devuelva el reflejo exacto, se trata de reconocer a nuestro doble, que está representado por los signos y símbolos inscritos en la carta astral.
Nuestra cabeza está entonces representada por el Medio Cielo, nuestra mano derecha por el ascendente y los pies por el Bajo Cielo.
Dicho de otra manera, en el espejo de nuestra carta astral, el ojo derecho no mira al ojo derecho, ni tampoco el ojo izquierdo mira al ojo izquierdo, sino que es el ojo derecho el que escruta al izquierdo de nuestro doble y nuestro ojo izquierdo que se enfrenta al ojo derecho de nuestro doble.
Esta precisión es de gran importancia si admitimos que el Universo, tal como lo vemos, tal como está representado en el zodíaco, y con mayor motivo en nuestra carta astral, es un universo a la inversa, una especie de doble del mundo visible.
Observar y consultar los planetas que aparecen en nuestro horóscopo -tal como están en un mapa de nuestro cielo natal-, es un poco como mirarse en un espejo.
En efecto, el zodíaco nos devuelve nuestra propia imagen o, más exactamente, nos muestra la imagen de nuestro doble.
Nuestro ser es revelado por la posición del Sol y nuestro aspecto es revelado por la posición del ascendente en nuestra carta astral.
EL MEDIO CIELO
El Medio Cielo -o cúspide de la Casa X- es el punto preciso de nuestra carta astral, donde se encuentra nuestra cabeza, el punto más alto del cuerpo. Astrológicamente, es el punto exacto donde el Sol está en su cénit; es decir, el punto donde el Sol estará al mediodía, en ese día determinado.
Es, pues, el punto culminante de una carta astral.
Su posición en la carta astral de un individuo permite valorar y entender cómo este individuo obtendrá fácil o difícilmente una autonomía, expresará o manifestará su voluntad de independencia. Así, los planetas que se encuentran a veces situados en este sector nos dan informaciones importantes y revelan casi siempre las cualidades y defectos importantes de un ser. Podemos considerar el Medio Cielo como el símbolo del destino social de un ser, del mismo modo que el ascendente es una representación del yo y la apariencia, del camino a seguir. A partir de ahí, esta relación entre la expresión de la voluntad de independencia, por un lado, y el destino social, por otro, puede parecer, a simple vista, paradójica o antinómica.
Ahora bien, de esta forma podemos ver cómo un ser, cumpliendo su destino social, adquiere una cierta independencia moral y material frente al contexto natural y familiar en el que ha crecido y evolucionado.
EL BAJO CIELO
Este medio natural y familiar se revela en el punto exactamente opuesto, en el zodíaco y la carta astral, al Medio Cielo. El Bajo Cielo es el angular o cúspide de la Casa IV. Así como el Medio Cielo es el cénit del Sol, el Bajo Cielo es lógicamente el nadir de este astro, es decir, el lugar preciso donde se encontraba este punto a medianoche aquel día.
Cuando uno se mira al espejo de nuestra carta astral, lo tendremos que entender como el punto del zodíaco donde se posan nuestros pies, allí donde se encuentran nuestras raíces, nuestros orígenes, la fuente, donde están inscritos el principio y el fin de nuestra vida social.
Por extensión, muchas veces se dice que el Bajo Cielo y el Medio Cielo -según el signo del zodíaco bajo el que se sitúan en la carta astral, obviamente- revelan el entorno familiar, el contexto social, las condiciones materiales y psicológicas, en las cuales el ser en cuestión ha vivido su infancia y vivirá hasta el final de su vida. Se trata de las bases de la existencia.
De ahí que el eje Medio Cielo-Bajo Cielo resulte tan importante en una carta astral como el eje Ascendente-Descendente.
Y, de la misma manera que podemos resumir esquemáticamente este último eje con la fórmula «yo y los demás», podemos definir el primer eje como «mi independencia y mi familia». Finalmente, observemos que estos dos ejes forman una cruz en el interior del zodíaco y la carta astral.

Comentarios