La Muerte y La Templanza


El Arcano XIII: Esta carta representa a un esqueleto con una guadaña que barre cabezas y manos. En el horizonte empieza a salir el sol, promesa de un nuevo día sin nubes. En la representación pictórica del tarot Waite, el esqueleto monta a caballo, con la huesuda mano derecha sujeta displicente las riendas y con la izquierda sujeta el asta de una gran bandera: la bandera de la Rosa Blanca, la Rosa Mística, la Rosa que simboliza ¡La Vida! Parece una cruel contradicción, pero ahí está el quid de la cuestión, en la esencia de La Vida está incluida La Muerte y viceversa.
Aunque este arcano número trece no lleva nombre (sobre todo en representaciones de tarots tradicionales, como los de Marsella) es, sin duda, La Muerte. Nos avisa de la muerte próxima, pero no necesariamente quiere decir que vayamos a morir. El arcano trece es una representación de un cambio, de una transformación en nuestras vidas. Morimos para renacer. Indica que se acercan cambios inesperados, dejando atrás situaciones pasadas. Será un renacer, una renovación de los seres y las cosas. Pérdida de amigos, despedidas tristes. Se marca el concepto de conclusión definitiva para el trabajo, la amistad, la pareja y todo cuanto nos tiene sujeto con desagrado. Aunque muchas cosas tengan que desaparecer de nuestro entorno, pasado algún tiempo comprenderemos mucho mejor que todo aquel devenir se plasmó para que en definitiva nos favoreciera.
Presagiar muertes, es una responsabilidad que nos trasciende, tanto si nos equivocamos como si acertamos, poco ayudaremos pregonándolas. Sí corresponde ser honestos y decir (si aparece junto a La Torre o junto a Espadas) algo así como “Todos pasamos alguna vez por la tragedia”, y estas cartas hablan de eso, de la posibilidad de una tragedia: si se equivocan, como sucede, y la tragedia se posterga, mejor. Si sucede algo malo, sepamos que, cuanta menos angustia mejor.
En posición vertical: Cambio imprevisto, transformación radical. Purificación, limpieza, regeneración. Fin, término. Fatalidad, desilusión. Adiós al pasado. Ha superado o superará una circunstancia muy dura. Cambio importante (de pareja, de relaciones, de trabajo, de residencia) con dolor implicado, pero no necesariamente para mal.
En posición invertida: Estancamiento, inmovilidad. Accidente grave. Ruina, fracaso, fatalidad. Tristeza, melancolía.
 

El Arcano XIV: Vemos en este arcano una figura central representada por un ser alado, tal vez un ángel, que está traspasando líquidos de una vasija a otra. En la representación pictórica del Tarot Waite, un ángel, que, como todo ángel, no es ni varón ni mujer: representa energía Yin-Yang, La Templanza. De pie junto a un río, equilibra el contenido de agua de dos copas. Sin miedo a mojarse, a comprometerse en la acción que controla racional y serenamente. No le teme al riesgo, sin ser temeraria, es tranquila, estable, pero sin la superficialidad que a veces empaña un poco a aquella. Tiene un pie en el agua, en el movimiento, en la vida, en los sentimientos. El otro, en la tierra, junto a las flores. Sobre la frente, un símbolo del sol, expresión de la inteligencia racional, de la fuerza y capacidad del pensamiento, director de las acciones encaminadas a equilibrar, a templar, a serenar, con necesariamente fría lucidez, racional objetividad. Sabe que hay cosas que no sucederán si no nos empeñamos en ello… y que debemos renunciar a otras sin drama, partiendo a otro esquema. En el pecho luce un emblema: un triángulo dentro de un cuadrado, los cuatro ángulos del cuadrado más los tres del triángulo, cifra total, siete (la mitad del valor, 14, de La Templanza), el septenario, significa Santidad.
Este arcano representa el autodominio, el equilibrio, la moderación de carácter. Es, sin duda, una carta de regeneración. Denota distensión y armonía, junto a virtudes amables, tales como la prudencia y la modestia. Todo se manifiesta en un medido equilibrio, que une los caracteres y pareceres encauzando para bien los planes programados. Aquí se manifiesta la bondad y el amor que podamos dar y recibir de nuestra pareja. Es la voz interior que siempre acude en los momentos más duros de nuestra vida. Si sabemos meditar y pedir desde el fondo de nuestro corazón guía y consejo, puede que no nos responda de inmediato, pero a la mañana siguiente, al levantarnos, seguro que la quieta voz de nuestro más recóndito espíritu habrá puesto en nuestra mente la más apropiada solución.
En posición vertical: Moderación, armonía, serenidad, capacidad de adaptación, transformación feliz. Vacaciones, reposo, distracción saludable. Virtud taumatúrgica, magnetismo positivo, curación.
En posición invertida: Discordia, conflicto. Incomprensión, frustración. Pereza, abandono, apatía.
 
Bibliografía:
  • BANZHAF, H. (2000): Las Llaves del Tarot. Edaf.
  • DUMMETT, M. (1980): The Game of Tarot. Duckword.
  • SALAS, E. (2009): El gran libro del Tarot. Robinbook,
  • TUAN, L. (2002): El lenguaje secreto del Tarot. De Vecchi.
  • VEGA, G. (2007): Tarot para principiantes. gvega-libros.

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