El cómputo de la Semana Santa y el Calendario Gregoriano


¿Por qué siempre hay luna llena en Semana Santa?
No se trata de una simple coincidencia, sino de una tradición que data de hace muchos siglos.
La Semana Santa católica responde a un curioso anacronismo: se rige por la Luna. El Viernes Santo es el primer viernes posterior a la primera luna llena siguiente al equinoccio de la primavera boreal (es decir, del hemisferio norte), de manera que la Semana Santa nunca será antes del 21 de marzo, ni después del 23 de abril.
Para determinar la fecha del Martes de Carnaval se logra contando 40 días antes de haber determinado la fecha para la Semana Santa.

El Computus para el cálculo de la fecha de Pascua.

A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de celebrarse la Pascua cristiana o de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario de la resurrección de Jesús de Nazaret. Habían surgido por aquel entonces numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios.

En el año 325 en el Concilio de Nicea convocado por el emperador romano Constantino I. Se supone que fue presidido por el obispo Osio de Córdoba, de quien se cree que era uno de los legados del papa Silvestre I, —fue el trigésimo tercer papa de la Iglesia católica, entre el 31 de enero de 314 y el 31 de diciembre de 335— quien ejercía el papado en aquellos momentos.
En el Concilio de Nicea se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:
- Que la Pascua se celebrase en domingo.
- Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
- Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año
.
Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
No obstante, existían diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría en el computus, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculara en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto de la cristiandad.

En el año 525, Dionisio el Exiguo convenció desde Roma de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose el cálculo de la pascua cristiana.
Para el cálculo había que establecer unas premisas iniciales:
- La Pascua ha de caer en domingo.
- Ese domingo ha de ser el siguiente al plenilunio pascual (la primera luna llena de la primavera boreal). Si esta fecha cayese en domingo, la Pascua se trasladará al domingo siguiente para evitar la coincidencia con la Pascua judía.
- La luna pascual es aquella cuyo plenilunio tiene lugar en el equinoccio de primavera (vernal) del hemisferio norte (equinoccio de otoño en el sur) o inmediatamente después.
Este equinoccio tiene lugar el 20 o 21 de marzo.
En concreto, interesaba para este cálculo la epacta del año, la diferencia en días que el año solar excede al año lunar. Se llama epacta a la edad lunar. O dicho más fácilmente, el día del ciclo lunar en que está la Luna el 1 de enero del año cuya Pascua se quiere calcular. Este número —como es lógico— varía entre 0 y 29.
En términos astronómicos, el equinoccio puede tener lugar el 20 o el 19 de marzo, si bien en el calendario gregoriano se establecen unas fechas astronómicas que, aún difiriendo ligeramente de las fechas astronómicas reales, son las que se emplean para el cálculo.
Por tanto, la Pascua de Resurrección no puede ser antes del 22 de marzo (en caso de que el 21 y plenilunio fuese sábado), y tampoco puede ser más tarde del 25 de abril, (suponiendo que el 21 de marzo fuese el día siguiente al plenilunio, habría que esperar una lunación completa (29 días) para llegar al siguiente plenilunio, que sería el 18 de abril, el cual, si cayese en domingo, desplazaría la Pascua una semana para evitar la coincidencia con la pascua judía, quedando: 18 + 7 el 25 de abril).
Si bien durante el Renacimiento se extrajeron tablas de cálculo para la Pascua en función del número áureo y otras más complejas, hoy en día la fórmula más sencilla de calcular esta fecha es mediante la fórmula desarrollada por el matemático Gauss.

El calendario gregoriano

El impulsor de la reforma del calendario gregoriano fue Ugo Buocompagni, jurista eclesiástico, elegido papa el 14 de mayo de 1572 bajo el nombre de Gregorio XIII. Este calendario se originó en Europa, actualmente es utilizado de manera oficial en casi todo el mundo. Se le denomina ‘gregoriano’ por ser su promotor el papa Gregorio XII, por medio de la bula Inter Gravissimas. Este calendario vino a sustituir en 1582 al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a.C. El calendario juliano era básicamente el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que establece el año de 365.25 días.
El germen del calendario gregoriano fueron dos estudios realizados en 1515 y 1578 por científicos de la Universidad de Salamanca, que fueron remitidos a la Iglesia. Del primero se hizo caso omiso y del segundo finalmente fructificó el actual calendario mundial.​
Los primeros países en adoptar el calendario actual fueron España, Italia y Portugal en 1582. Sin embargo, Gran Bretaña y sus colonias americanas no lo hicieron hasta 1752.

Papa Gregorio XIII

La reforma gregoriana nace de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del Concilio de Trento: ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde el primer Concilio de Nicea, celebrado en 325,​ en el que se había fijado el momento astral en que debía celebrarse la Pascua y, en relación con esta, las demás fiestas religiosas móviles. Lo que importaba, pues, era la regularidad del calendario litúrgico, para lo cual era preciso introducir determinadas correcciones en el civil. En el fondo, se trataba de adecuar el calendario civil al año trópico.
Aquel año 325 el equinoccio había ocurrido el día 21 de marzo,​ pero con el paso del tiempo la fecha del acontecimiento se había ido adelantando hasta el punto de que en 1582, el desfase era ya de 10 días, y el equinoccio se fechó el 11 de marzo. El desfase provenía de un inexacto cómputo del número de días con que cuenta el año trópico; según el calendario juliano que instituyó un año bisiesto cada cuatro, consideraba que el año trópico estaba constituido por 365.25 días, mientras que la cifra correcta es de 365.242189, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45.16 segundos. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre 325 y 1582 un error acumulado de aproximadamente 10 días.
El calendario gregoriano se adoptó inmediatamente en los países donde la Iglesia Católica tenía influencia. Sin embargo, en países que no seguían la doctrina católica, tales como los protestantes, anglicanos, ortodoxos, y otros, este calendario no se implantó hasta varios años (o siglos) después, e incluso en algunos, se sigue llamando calendario juliano, para no reconocer la autoridad del papa de Roma en su implantación. A pesar de que en sus países el calendario gregoriano es el oficial, las iglesias ortodoxas (excepto la de Finlandia) siguen utilizando el calendario juliano (o modificaciones del mismo, diferentes al calendario gregoriano). Sin embargo, fuera del mantenimiento de un calendario eclesiástico diferente en algunos países, el calendario gregoriano es el que se considera como base para el establecimiento del año civil en todo el mundo, incluyendo los países con un año eclesiástico o religioso diferente al que se estableció en la reforma gregoriana del siglo XVI.

Zodíaco y meses de Tetrabiblos de Ptolomeo; manuscrito bizantino del siglo IX: Biblioteca Apostolica Vaticana, Vat. gr. 1292 - fol.9

Podemos concluir que el calendario ha sido una de las instituciones más importantes de todas las sociedades civilizadas. Y aunque pueda parecer que el estudio de los calendarios o hemerología es un asunto trivial; no es así. Un calendario es una teoría astronómica simplificada, capaz de hacer un seguimiento de los movimientos del Sol y la Luna sobre el fondo estrellado, como ha sido siempre, desde el principio de los tiempos.

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