El Mundo y El Loco


El Arcano XXI, en lo alto, en un límpido cielo, enmarcada por una corona o mandorla de laureles y con cuatro figuras de seres ultraterrenos en las esquinas (la escena de este arcano recuerda a los personajes cristianos de las representaciones medievales del Cristo Pantocrátor rodeado de los cuatro evangelistas), flota danzando graciosamente una figura humana desnuda, apenas cubierta por un velo en las partes púdicas, suele decirse que se trata de un ser andrógino, mezcla de hombre y mujer, para representar el equilibrio Yin Yang, o de lo masculino y femenino en el universo. En cada mano sostiene sin esfuerzo dos varitas como la que esgrime El Mago, y ello ha hecho asociar las dos figuras de estos arcanos a algunos intérpretes de tarot; pero, Waite desconcierta escribiendo que esta interpretación “es una de las peores”. Y no dice cuál es la correcta. No aduce el significado de las varitas. Curiosamente esta carta se llama El Mundo... pero, aunque no se representa ningún globo terráqueo, invoca quizás al Universo.
El Arcano XXI, en los Tarots de Marsella, se muestra en el centro de la carta una figura danzante, una mujer regocijándose en la finalización de la jornada y celebrando no sólo la realización, sino también los nuevos comienzos que promete. La bailarina tiene una pierna cruzada sobre la otra, al igual que El Colgado. Ella es, en cierto sentido, su opuesto (es decir, el hombre colgado en posición vertical). A medida que el hombre colgado ve infinitamente hacia el interior, la mujer en la carta del Mundo parece ver infinitamente hacia el exterior. En cada una de sus manos sostiene una vara o bastón de mando, en representación de la evolución y el equilibrio. Ella está rodeada por una gruesa corona verde, símbolo del éxito, la victoria, y logro, atada con las cintas rojas de la eternidad. Las cintas rojas forman el símbolo del infinito, que representan las recompensas infinitas de esfuerzo positivo en la mejora de nosotros mismos y de quienes nos rodean. Dentro de la corona de laurel hay una estrella de la luz que indica el logro de la iluminación o conciencia cósmica.
Las figuras en cada una de las cuatro esquinas de la carta de El Mundo son las mismas imágenes que aparecen en la rueda de la fortuna. Curiosamente, la carta de El Mundo está muy asociada con la Rueda de la Fortuna, lo que refleja la evolución cíclica del tiempo y de la experiencia humana. Las cuatro figuras (un león, un toro, un querubín y el águila) representan los cuatro signos fijos del zodíaco – Leo, Tauro, Acuario y Escorpio. Estos son símbolos de los cuatro elementos, cuatro juegos del Tarot, cuatro puntos cardinales, los cuatro evangelistas, las cuatro estaciones y los cuatro rincones del universo. Y todos están a la vista y conforman el poder de la bailarina. Puede ser también la mujer una representación de la Gran Diosa, Gea, Gaia, La Tierra: El Mundo.
El Mundo es una carta de amplísima movilidad, muy dinámica, con un significado altamente positivo.
En posición vertical: sólo podemos sonreír y aun en posición invertida encontraremos significados valiosos y precisos. Finalización de procesos, integración con la gente y lugares de vida, la realización, los viajes. Es una carta de muchísimo éxito, de logros y realizaciones, La victoria acompaña, así como también la suerte. Es un momento y un tiempo de gran plenitud en todas las esferas de la vida o al menos las que el consultante considere importantes e imprescindibles. indica la finalización, el logro y cumplimiento. Todos los esfuerzos finalmente están dando sus frutos e indica que se llegado al final de un viaje o se ha completado un ciclo de vida mayor. Si se han sufrido dificultades y desafíos a lo largo del camino, éstos sólo han hecho más fuerte y mucho más sabio y con más experiencia que cuando se comenzó por primera vez el viaje.
En posición invertido: representa la falta de realización, la falta de cierre en todos los aspectos, indecisión, sensación de que el mundo o la vida “te debe algo”. Hay una fuerte sensación de estar atrapado, dentro de una situación particular o dentro de la propia vida. No se ven salidas ni posibilidades. Esto, si bien puede haber razones que lo indiquen así, no es real del todo. Siempre hay una salida, sea cual fuere el problema o la circunstancia. También puede indicar un momento en que se está a punto de alcanzar la terminación, pero por alguna razón, se pierde el enfoque y se afloja la marcha al final.


El Arcano sin número, en las representaciones tradicionales o tarots de Marsella, vemos a un hombre que camina ayudado de un bastón y lleva en su hombro una vara de la que cuelga una alforja. Su traje es de bufón, en algunas representaciones, en otras viste andrajos; y un animal intenta sujetarlo (suele ser un perro, pero en otras representaciones se distingue también un gato). Este último arcano sin número representa al loco, al aventurero, al que deja todo para internarse en parajes desconocidos.
Este arcano mayor, El Loco, nos indica pruebas difíciles a través de las cuales hay que madurar. Hay un asunto que requiere responsabilidad e intuición. Nos advierte contra la precipitación y la imprudencia. Todo lo imprevisto e impreciso tiene cabida. Según el arcano que lo acompañe, puede tratarse de un final o de un principio. En el Loco, como psiquismo joven, todo es inocencia y sensibilidad con grandes deseos de experiencias y aprendizaje. Sus sentimientos son nobles, todo en él es corazón y nada retiene para sí. También es el personaje incomprendido del tarot. Se siente discriminado y disfruta provocando a la gente con risas y burlas inocentes, pero se le tiene por un irresponsable.
La versión de Waite de este Arcano, lleva el número 0 cero, representa a un joven vestido lujosamente, con ropajes principescos, pasea feliz entre peligrosos acantilados. Su perrito lo acompaña excitado. Pasea jubiloso, disfrutando del día, iluminado por un sol glorioso. No lleva un hatillo de vagabundo, como en los tarots de Marsella, sino una bolsa de viaje, colgando de una vara; ahí lleva lo que es, sus recuerdos, conscientes o no. El Loco viaja con lo esencial, pues muchas cosas no le importan. Es fácil ver qué zona es territorio peligroso para una persona que se mueva de esta forma: cualquiera, el peligro siempre está ahí, se está moviendo en zonas que no ha explorado previamente. Pero pedirle que deje de moverse es como pedirle al viento que deje de soplar: dejaría de ser, simplemente. Los riesgos convertidos en antipática realidad, que se dé un guarrazo de los buenos, puede no gustarle nada y es lógico... pero le guste o no, tal hecho formará parte de su necesaria experiencia, y pasados unos años se acordará con una sonrisa de aquel suceso, como esos viejos que recuerdan con placer los buenos viejos tiempos.
En posición vertical: Distanciamiento de las preocupaciones materiales, extravagancia, locura, despreocupación. Viajes, vacaciones del cuerpo y de la mente. Actos o palabras indescifrables. Con alegría, impulsos fuertes –no conscientes, no muy lógicos– hacia caminos nuevos, hacia nuevas y sorprendentes actitudes. Renovación, frescura. Sorpresas. Espontaneidad. Destellos de intuición, inquietudes que conviene seguir.
En posición invertida: fuerte impulso hacia escapar de las responsabilidades (como el diez de Bastos invertido pero circunstancial, algo ajeno a su carácter). Fuerte impulso hacia un mal camino, a comer vidrio, malo para él y para los demás. Pasada la etapa, no entenderá cómo fue capaz de hacer tal cosa, ajena a su carácter, a su trayectoria anterior. Indecisión. Deseos irracionales. Apatía, inseguridad, incoherencia. Decisiones equivocadas. Situación sin salida. Dispersión, caprichos absurdos que puede tener malas consecuencias. No considerar si hay algo valioso en los consejos oídos; tontería.
 
Bibliografía:
  • BANZHAF, H. (2000): Las Llaves del Tarot. Edaf.
  • DUMMETT, M. (1980): The Game of Tarot. Duckword.
  • SALAS, E. (2009): El gran libro del Tarot. Robinbook,
  • TUAN, L. (2002): El lenguaje secreto del Tarot. De Vecchi.
  • VEGA, G. (2007): Tarot para principiantes. gvega-libros.

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