La astrología árabe - Las estrellas fijas

 
¿Son fijas las estrellas? Evidentemente no. Lo sabemos nosotros y lo sabían nuestros lejanos antepasados. Pero, vistas desde la Tierra, casi siempre parecen haber estado en el mismo sitio durante siglos y milenios. Todas sus preguntas, así como a todos sus problemas y males, se encuentran en los cielos, en el espacio, en el universo intersideral, en el más allá de un agujero negro o en el corazón de una supernova.

A decir verdad, no fueron los árabes los primeros que elevaron sus ojos al cielo para fijarse en las estrellas, con el fin de catalogarlas.

En Egipto, mucho antes, la diosa Nut ya representaba el cielo Superior y el cielo Inferior.

Sobre su cuerpo, que se sostenía sobre las cuatro extremidades como un arco encima de la Tierra de los hombres, llevaba todas las estrellas del hemisferio norte o sur, según estuviese por encima o por debajo del mundo, es decir, en función del recorrido diurno o nocturno del dios Sol, Ra.

El cuerpo de Nut, el espacio celeste, cubría el de Geb, el universo terrestre. Y Tot, el contador del tiempo, se aso-ciaba a la Luna. Los sacerdotes escribas egipcios tenían catalogado cierto número de estrellas.

A partir de la situación de una de ellas, Sotis-Sirio, elaboraron su calendario partiendo del día de la aparición de ésta en el horizonte.


Los habitantes de Mesopotamia, incluso con anterioridad a los egipcios, habían construido el zodiaco a partir de las constelaciones. Alrededor del milenio III antes de nuestra era, atribuyeron nombres a esas figuras míticas, imaginadas en función de grupos de estrellas concentradas en el cielo. Eran los mismos nombres con que se las conoce actualmente.

Mucho antes que los árabes, los egipcios habían observado y representado el cielo con la figura de Nut, divinidad celeste.
 
Los científicos de Babilonia, sobre todo, fueron excepcionales astrónomos. En el siglo V a.C. según Kidinnu, un astrónomo babilonio, la lunación era de 29,350489 días; actualmente los astrónomos modernos han acordado que dura unos 29,530580 días. Tanto en Mesopotamia y Babilonia, como en Egipto, la astronomía se utilizaba sobre todo con fines prácticos, místicos y religiosos; sin embargo, hoy, el cielo más bien es un lugar de investigaciones y estudios que nos inducen a nuevos enigmas, en lugar de ilustrarnos sobre los orígenes del mundo y de la vida, tal como nos gustaría creer o esperar.

Tal vez nuestros contemporáneos cometan un grave error, mayor que el de sus antepasados, al creer que verdaderamente las respuestas y soluciones a

Paradójicamente, al estar inmerso el hombre moderno en pre-ocupaciones cuyo materialismo lleva al paroxismo parece haber perdido toda noción de la realidad de este mundo y de los límites hasta los que puede evolucionar, en todos los sentidos del término.

Sin embargo, a partir del siglo VIII de nuestra era, una serie de astrólogos semitas, árabes y musulmanes, primero, y luego judíos, transmitieron, reactualizaron y mejoraron las observaciones de los sacerdotes de la Antigüedad. Esto tuvo lugar especialmente bajo la protección del califa de Bagdad, Haroun al-Rachid -contemporáneo de Carlomagno, héroe de numerosos cuentos de Las mil y una noches-, el cual era un apasionado de los astros y que tuvo como uno de sus principales consejeros al gran astrólogo Albumasar, cuyo verdadero nombre era el de Abü Mash’ar ar Balkhi, personaje que lamentamos no aparezca en muchas enciclopedias.

La tradición astrológica de las estrellas fijas ha subsistido hasta nuestros días, a pesar de que, actualmente, ha caído un poco en desuso o le damos una importancia totalmente secundaria. Por haber sido esta tradición divulgada por los árabes, atribuimos dicha disciplina a la astrología islámica; pero no podemos hablar de una astrología árabe específica, a no ser que haya nacido en el seno de esta cultura.


De este modo, la astrología, en principio, sería más árabe que occidental. Pero esto en Occidente nos cuesta entenderlo, admitirlo o, simplemente, lo ignoramos.


Cada punto dorado representa una estrella (según un tratado de 1224).
  
osa mayorLa Osa Mayor (Manuscrito persa del siglo XV).

LAS PRINCIPALES ESTRELLAS FIJAS
En las tablas adjuntas, encontrarás el nombre de cada estrella fija, el grado del zodiaco donde cada una se sitúa, el nombre de la constelación a la que pertenece y, por último, el astro o los astros que la regentan. 
A continuación, ofrecemos una lista de 51 estrellas fijas inscritas en un zodiaco típico. Algunas llevan nombres árabes y otras nombres latinos.
 
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Fuente:
NAVARRO CAPELLA, Francesc (1998): Colección Aprender y Conocer la Astrología, Madrid, Salvat.

Posiciones 2018 Estrellas fijas: AQUÍ.

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