Registros akáshicos, astrología y tarot

Introducción

El concepto de “registros akáshicos” se origina en la palabra sánscrita o india akasha, que adquirió un nuevo significado después de su adopción por la Sociedad Teosófica en el siglo XIX, esta organización o fraternidad ocultista, con base en sus creencias, sostenía que sólo unos cuantos privilegiados podían acceder a esos supuestos registros.

El concepto de “registros akáshicos” no tiene un origen tan antiguo como se suele proclamar, sino que son una entelequia o creencia contemporánea, cuyo verdadero origen se remonta al siglo XIX y surge de la creación o concepción de los propios integrantes de la denominada Sociedad Teosófica, y dada la gran diversidad de creencias de los miembros de esta Sociedad, así como la tendencia del movimiento teosófico de reclamar figuras religiosas (incluidas personas como Jesucristo o Siddhartha Gautama) como parte de sus enseñanzas supuestamente antiguas, es plausible que el movimiento haya sido influenciado por elementos de varias religiones establecidas, incluido el cristianismo. Si bien el budismo y el hinduismo son las opciones obvias, dada su popularidad en el movimiento, hay una fuente más posible de influencia en la formación de los “registros akáshicos” que debe examinarse, ya que así, el concepto se fue transformando y enriqueciendo con elementos de la historia, la filosofía y la física cuántica, así como por creencias de la doctrina teosófica y de la metafísica cristiana.

“Registros akáshicos” es un concepto que describe un espacio que contiene información sobre todo lo que existe desde los albores de los tiempos. Si uno pudiera mirar a través de la capa de realidad que nos separa de ellos y acceder a esta base de datos infinita, esencialmente seríamos capaces de obtener conocimiento absoluto en una escala que supera con creces cualquier cosa que una mente humana normal pueda comprender. En nuestra era digital, con las redes wi-fi siempre rodeándonos, uno podría incluso tener la tentación de llamar a estos “registros” la Internet del universo. Al mismo tiempo, estos archivos no están destinados a ser vistos simplemente como un concepto metafísico abstracto, sino que deben ser una parte integral de la existencia misma. Son una parte sutil de la vida; que ha estado y siempre estará presente, independientemente de nuestra conciencia de ello. Sin embargo, el concepto de “registros akáshicos” como lo entendemos hoy es solo el resultado de un largo proceso de transformación que comenzó con el surgimiento de la Sociedad Teosófica y su adopción de muchos términos indios, entre ellos el de akasha y el de reencarnación.

Reencarnación y el origen del concepto de “registros akáshicos”

La creencia en la reencarnación ha estado presente en la humanidad desde la Antigüedad, en la mayoría de las religiones orientales, pero también en algunas religiones africanas y tribales de América y de Oceanía.

No obstante, los diferentes sistemas de creencias o doctrinas religiosas desde la antigüedad hasta la contemporaneidad (el hinduismo, el budismo, el jainismo, la corriente cabalística relacionada con los esenios y el judaísmo jasídico, el gnosticismo moderno, los Rosacruces, la teosofía, la metafísica cristiana, las diversas corrientes New Age, etc.) tienen su propio enfoque, incluso tienen sus formas de denominar, estructurar o describir este concepto de acuerdo con sus creencias.

Existe una diferencia entre hinduismo y budismo –religiones, creencias o filosofías– de donde proviene el término reencarnación y sus variantes o concepciones:

• el hinduismo (500 y el 300 a. C.), es una religión politeísta, es decir, que cree en varios dioses o divinidades, siguiendo las pautas de la religión védica (1500 y 700 a. C.) que creen en distintos dioses.

• el budismo (origen entre los siglos VI y IV a. C.), es una religión no teísta, es decir, que no se guía por un Dios, sino en una cosmología budista.

No obstante, en el budismo existen dos cuestiones que es necesario destacar: la primera, es la ausencia o insustancialidad del alma: Anātman. Y la segunda: el ser humano tiene siete cuerpos divididos en cuatro “cuerpos” inferiores: físico, emocional, mental y etérico; y tres cuerpos superiores o espirituales: ápnico, búdico y monádico. Conceptos que más tarde adopta y sincretiza la metafísica cristiana y las creencias de la New Age.

La reencarnación es la creencia consistente en que la esencia individual de las personas –ya sea mente, alma, espíritu, conciencia o energía–, adopta un cuerpo material varias veces según va muriendo en sus diferentes vidas. Incluyendo dos conceptos más: El Dharma (acciones hechas para bien) y el Karma (consecuencia de lo realizado/decidido, causa y efecto) determinan el destino futuro de cada ser en "el proceso del llegar a ser" (para el hinduismo: evolución o involución, y en el budismo: ascensión) en el contexto de estas creencias, el fin de este ciclo es lograr el estado de liberación de la materia.

La idea o concepto de reencarnación parte de un antiguo concepto del hinduismo denominado samsara, que es el ciclo de nacimiento, vida, muerte y reencarnación en el hinduismo; entendido como renacimiento en el budismo, muy similar al concepto de resurrección del cristianismo, todo lo cual se ha sincretizado en diversas creencias contemporáneas como la teosofía del siglo XIX -que originó los conceptos de “ascensión por transmutación de karma”, “maestros ascendidos” y “registros akáshicos” adoptados en todas sus vertientes en el sistema de creencias de la Neo teosofía y la New Age.

Los teósofos fueron quienes acuñaron el concepto de “akashic records” traducido al español como “registros akáshicos” compuesto por dos vocablos o palabras:

• Registro (o grabación) - algo que constituye una pieza de evidencia sobre el pasado, especialmente una cuenta mantenida por escrito o alguna otra forma permanente; la suma de los logros o acciones pasados de una persona u organización; la conducta o desempeño anterior de una persona o cosa.

• Akáshico (vocablo de origen sánscrito ākāśa, que es uno de los cinco elementos burdos o elementales (mahābhūtas) del hinduismo - traducido literalmente como éter, espacio, esfera celeste, atmosfera o cielo, dependiendo del contexto en que se trate en el idioma original.

Los teósofos equiparan el vocablo “akashic” con ‘universo’ porque para la teosofía y el ocultismo ‘espacio’ y ‘universo’ son conceptos sinónimos.

El término Ākāśa ha tenido una larga serie de transformaciones, primero en la propia India –donde era conocido como uno de los cinco elementos burdos o primigenios de la naturaleza– y, luego bajo la influencia de la Sociedad Teosófica quien adoptó el término y acuñó el concepto de “registros akáshicos”. Recordemos que el colonialismo inglés estaba asentado en la India durante la época de surgimiento de la Sociedad Teosófica y todo lo ‘exótico’ estaba de moda.

Nadie había estado interesado en el concepto de Ākāśa hasta el año 1875.

La primera vez que aparece el concepto “registros akáshicos” fue en obras teosóficas años después, en la obra de Annie Bésant escrita entre 1897 y 1898 «The ancient wisdom», (Publicada en español como: La sabiduría antigua. Barcelona: Editor R. Maynadé, 1920). Es decir, el neologismo "akáshic", traducido al español como “akáshico”, es una creación o invención de la teósofa británica Annie Bésant (1847-1933), discípula de Helena Blavatsky, referente mundial del esoterismo y creadora de la Sociedad Teosófica.

No obstante, el concepto de ‘éter’, era el llamado quinto elemento del mundo, propuesto originalmente por Aristóteles (siglo IV a. C.), en las enseñanzas budistas el ākāśa’ (akasha) era de donde partía todo, pero no se hablaba de, ni se creía en “registros akáshicos” en los siglos VI-IV a. C. en el budismo.

El término ‘éter’ reapareció mucho más tarde, fue reintroducido al mundo moderno por René Descartes (1596-1650) en el siglo XVII. Aunque la comunidad científica hace tiempo que rechazaba el concepto, vale la pena señalar que en el siglo XIX el ‘éter’ era una hipótesis válida en la física, vista como un medio para las fuerzas gravitacionales y electromagnéticas en el mundo, y el término ‘ākāśa’ (akasha), se ha convertido en una posibilidad teórica desde el último tercio del siglo XIX manejado por científicos como Tesla, Lemaître y László.

De manera similar que el término ākāśa, el término éter fue adoptado también por la Sociedad Teosófica y adquirió un nuevo significado, transformándose en un medio para “propagar la luz en un aura humana, y que era visible sólo para aquellos con suficiente clarividencia”.

Cuando se convirtió en parte de la cultura occidental contemporánea, el concepto de los “registros akáshicos” sirvió como una intersección entre la teoría cuántica, la espiritualidad metafísica y la filosofía inspirada en creencias religiosas y filosóficas de la India. Un sincretismo de conceptos religiosos, filosóficos y científicos.

El concepto de registros akáshicos en la actualidad

“Registros akáshicos” –en la actualidad– es un concepto que describe un espacio que contiene información sobre todo lo que existe desde los albores de los tiempos.

Los registros akáshicos –o el acceso a ellos– como terapia espiritual contemporánea, y según esta creencia:

- Equilibran el karma para el propósito del alma, donde puede uno descubrir la esencia más elevada de su alma y el propósito más elevado de esta.

- Son una supuesta “biblioteca” o algo equiparable a esta que contiene “escrituras” sobre cada vida que ha recorrido el alma de cada persona, pero también de todo lo existente. (Hay debates entre que, si sólo hay o se puede acceder a “registros akáshicos” de seres vivos, entendidos estos como los integrantes del reino animal, vegetal, mineral, protista y los planetas, etc. Hay quienes dicen, por ejemplo, que las casas o los edificios no tienen “registros akáshicos” porque son seres inanimados, no obstante, están elaborados de materia, y la materia puede ser metal, cristal, cualquier elemento químico o de la tabla periódica, y por tanto, pertenecer una parte de los materiales de esa casa al reino mineral, en fin, que cada quien cree en lo que quiere creer).

- En ellos se registran los contratos, votos y promesas que uno ha hecho a sí mismo y a los demás.

- Es el espacio donde residen los “maestros ascendidos”, guías, arcángeles y ángeles (ahora llamados “ángeles cuánticos”, según la “angelología contemporánea”.

- Los “registros akáshicos” son accesibles para todos y mientras disfrutas de tu propio akasha –dicen estas creencias– “simplemente te estás empapando de energías divinas o cuánticas que sanan y despiertan todo tu ser”.

- Con los “registros akáshicos” se reciben (según esta creencia) dispensaciones de los “maestros ascendidos” para:

  • Disolver el karma negativo personal,
  • Sanar y equilibrar el karma en tu linaje ancestral,
  • Prescindir las creencias autolimitantes de todas las fuentes,
  • Eliminar las maldiciones y los ganchos energéticos.

- El acceso a ellos sana rasgaduras, daños y lágrimas en el aura, sana enfermedades de origen desconocido o debido a patrones de ADN ancestrales o corruptos; ayuda a la eliminación de entidades e influencias negativas; a recuperar y activar dones y creatividad de vidas pasadas (aquí entra el tema de la creencia en la reencarnación).

- Las sesiones de “registros akáshicos” pueden hacer lo siguiente por cada persona que los consulte:

  • Recuperar y activar su sabiduría antigua innata.
  • Recuperar partes fragmentadas y/o robadas de su alma.
  • Recibir iniciaciones y sintonizaciones de sus “maestros ascendidos” y guías espirituales.
  • Limpiar, reactivar y reprogramar sus cadenas de ADN.

Las sesiones de acceso a los “registros akáshicos” tienen diferentes métodos para ello hoy en día. Anteriormente se creía que sólo unos cuantos podían acceder a ellos, a través de la clarividencia, la mediumnidad y/o la hoy llamada “canalización” de los pocos individuos suficientemente avanzados o videntes, porque sólo ellos tenían “cualidades especiales psíquicas”. Este era un argumento propio de las creencias de la teosofía original o de la Sociedad Teosófica del siglo XIX. Pero con la aparición de nuevas corrientes derivadas de ella, han aparecido también nuevas formas de acceso, métodos, usos, formas y creencias de los llamados “registros akáshicos”, y cada uno de ellos se autodenomina o proclama el original, el único, el verdadero y el correcto.

Algunas de estas corrientes han definido su propio concepto y han fundado organizaciones de impartición de cursos y consultas de acceso a “registros akáshicos” de cualquier persona, argumentando asimismo que para ello se requiere una llave y una persona 'autorizada' que 'inicie' al interesado o le faculte, o una oración “secreta y mágica” o “iniciática” que permita hacerlo y estar acreditados por ellos, los que imparten dichos cursos, que pueden ser impartidos por niveles o no, según el maestro o institución, como es el caso de la ARCI (Akashic Record Consultant International, con marca registrada en 1989) y sus discípulos posteriores y derivados desde el año 2001 aproximadamente enseñando una vertiente de este concepto de un supuesto origen maya, del que no se ha constatado ni histórica ni arqueológicamente que exista tal origen.

Otros lectores libres de registros akáshicos han creado su propia metodología, forma de acceso y oración de permiso para acceder, si la consideran necesaria, otros no la necesitan, solamente meditan, pues dadas sus creencias ese es el método para acceder a ellos. Como ejemplo citamos a la prestigiosa terapeuta holística Sandra Sogas, quien desarrolla su propia técnica implementando la kinesiología akáshica, técnica tan válida y útil como cualquier otra.

También se ha creado un primer “tarot”, que no es tal porque no tiene los 78 arcanos, ni sigue la estructura tradicional de lo que es un verdadero tarot, sino que, consta de 65 cartas y estructura diferente. Se trata del denominado “Tarot Akáshico” (The Akashic Tarot) creado por las terapeutas psíquicas Sharon Anne Klinger y Sandra Anne Taylor, en el año 2017. Le llaman tarot, por no llamarlo oráculo, dado que algunas personas que practican las lecturas de “registros akáshicos” sostienen que el acceso a estos y la información que se obtiene de esta práctica, tal y como ellos la conciben, no es, ni se considera un oráculo, y seguramente esa es la justificación para llamarlo “tarot akáshico” y no oráculo para no caer en contradicciones.

Pero, como actualmente el tarot también ha evolucionado y se ha convertido, desde ser una herramienta predictiva y oracular, en un instrumento holístico: terapéutico y evolutivo, además de ayudar al autoconocimiento.

Por lo tanto, y después de todo lo anterior, vemos que los “registros akáshicos”, son una creencia teosófica, un sincretismo de conceptos religiosos, filosóficos y científicos, manejados por diferentes corrientes espirituales de la New Age o al margen de ella y en el amplio abanico de posibilidades que esta filosofía o teosofía de vida nos concede, por ello, al igual que con el concepto de reencarnación, se puede trabajar con “registros akáshicos” con el tarot, aunque haya “lectores de registros akáshicos” que digan lo contrario, pues siguen sosteniendo intolerantemente que sólo su método es el único y el verdadero, cuando se trata tan sólo de una creencia espiritual, y vivimos en un mundo con libertad y variedad de creencias, por tanto, existe la libertad de creer en lo que cada uno quiera.

Trabajar con “registros akáshicos” en Astrología y Tarot

Generalmente “registros akáshicos” y “reencarnación” aluden a la existencia de un alma o espíritu que viaja o reaparece en distintos cuerpos, a fin de aprender en diversas vidas las lecciones que proporciona la existencia en universos paralelos, tiempos pasados, presentes y futuros, espacios y mundos en los que se haya elegido reencarnar, hasta alcanzar una ascensión o elevación del estado de consciencia o evolución del alma por elección mediante las experiencias vividas, que permitirán continuar llegar a formar parte de un espíritu macro (llamado Fuente creadora, el Uno, el Espíritu, El Todo, por unos o simplemente Dios por otros), o estar cerca de él o de ella o integrado en él o en ella.

Por tanto, al trabajar con “registros akáshicos” partimos de la premisa de que tanto el consultante como el tarotista creen en la reencarnación.

Recordemos que un «tarot» es aquel mazo de cartas que consta de 78 arcanos: 22 mayores y 56 menores. Cualquier otra baraja con mayor o menor cantidad de cartas se denomina «oráculo», por ser libre, no estándar, diferente de concepción y de estructura que el tarot.

La astrología y el tarot han trabajado desde antaño con el concepto de reencarnación antes de que surgiera un “tarot akáshico” en este siglo XXI. La investigadora y tarotista Margarita Arnal Moscardó, ya desde la década de los años noventa del siglo XX, ha sido pionera en ello y ha trabajado con el concepto de reencarnación y vidas pasadas con el tarot.

Actualmente y desde principios del siglo XXI, la astróloga Eva Lunella, es pionera, y un referente en astrología y “registros akáshicos” entre otras disciplinas holísticas, ha creado la marca registrada de lo que ella denomina “astrología akáshica®”, creada con un método propio de análisis astrológico, más allá de la simple astrología kármica.

Otra astróloga que trabaja “astrología akáshica®” es Laura Lagos, astróloga y maestra de registros akáshicos también. Ella sostiene que esta es una disciplina que “requiere un profundo proceso formativo, sostenido por una formación previa en registros akáshicos basada en el método Akashic Healing®.”

Sólo por citar a dos astrólogas conocidas internacionalmente, como ejemplo de que se puede trabajar con metodologías distintas el mismo concepto de los “registros akáshicos”, ya que existen más métodos y cada quien desarrolla su propia manera de abordarlos, nos damos cuenta de que existen también diferentes técnicas astrológicas para acceder a los “registros akáshicos”, y cada una tan válida como la otra, y cada astrólogo puede desarrollar el suyo teniendo conocimientos de astrología tradicional helenística, medieval, cabalística, kármica, védica, etc. Por tanto, trabajar con vidas pasadas y registros akáshicos, no es nada nuevo en astrología, y cualquier astrólogo preparado y versado en astrología tradicional y sus vertientes modernas y entendido en el arte de la delineación o interpretación de aspectos, técnicas y otros factores astrológicos, (y si también es psíquico, clarividente o canalizador, como quiera denominarse) puede acceder a los “registros akáshicos”, no solo para curiosear cómo vivió el consultante en pasadas existencias, sino para analizar y dar a conocer qué patrones de conducta se repiten de vidas pasadas en el consultante, qué lecciones aprendió, está aprendiendo, debe aprender o reaprender, cómo alinearse con sus propósitos de vida, etc. Como ya lo postulaba Egdar Cayce, quien fuera uno de los psíquicos y astrólogos más célebres de Estados Unidos, ya que se supone que poseía facultades de clarividencia y percepción extrasensorial, y además fue el creador de las «lecturas de las vidas», término del cual se desprende, sin lugar a duda, lo que ahora se llama "lectura de registros akáshicos", que también fue un término creado por él en los años treinta del siglo XX.

Efectivamente, cualquier astrólogo que se precie, sabe bien que desde la Antigüedad, se ha implementado en astrología (astrología védica, conocida como Jyotish o Jyotirveda, que nació en India hace más de 5000 años, donde se distingue como “Ciencia de la Luz”, formando parte de las Sagradas Escrituras del hinduismo, tales como los Vedas, los Upanishads y demás Sutras, de la cual deriva la astrología kármica occidental y contemporánea) antes del propio concepto de “registros akáshicos” que está ligado al concepto de “reencarnación”, aunque uno busca la ascensión y transmutación del karma, y el otro es un proceso de evolución del alma por elección.

Por supuesto, con el tarot, herramienta de origen predictivo que ha incorporado la espiritualidad, la psicología, la genealogía entre otras disciplinas, pues no sólo se ha quedado en el ámbito predictivo, también se puede trabajar y se trabaja con él esta terapia contemporánea denominada: acceso o lectura de “registros akáshicos” y existen varios métodos y formas de lecturas para ello y cada tarotista desarrollará y tendrá sus técnicas.

Además recordemos que Carl Gustav Jung definió a los arquetipos como los principios rectores fundamentales de la psique humana. Según la hipótesis de los arquetipos de Jung, el tarot es una parte del inconsciente colectivo, y justamente este término "inconsciente colectivo" también lo empleó de manera muy similar Annie Besant (1847-1933) creadora del concepto y definición de “Registros akáshicos”, para ella eran la memoria colectiva, de todo lo que ha acontecido desde el comienzo del tiempo. Así los definió en su obra The ancient wisdom (Publicada en español como: La sabiduría antigua. Barcelona: R. Maynadé, 1920).

Sabemos que el tarot es una herramienta rica y diversa, en constante evolución, que se puede utilizar de manera eficaz para ayudar al consultante a comprenderse a sí mismo, a otras personas y a las situaciones por las que atraviese en momentos críticos o coyunturales especiales. Además, el tarot ha sido llamado "el espejo del alma" y "el espejo de la vida". El tarot puede ayudarnos a investigar en nuestro subconsciente, permitiendo explorar emociones ocultas, conflictos emocionales y, lo que es más importante, puede ofrecer la posibilidad de sanación, ver y comprender nuestras vidas pasadas, si creemos en la reencarnación, y por supuesto, acceder a los denominados “registros akáshicos” a través de la canalización espiritual y el tarot como herramienta simbólica. Y no ver sólo arquetipos, como argumentan algunos “lectores de registros akáshicos” pretendiendo que sólo su método es el válido y el verdadero, pero la exhibición de su ignorancia al respecto y su intolerancia egocéntrica al creer que lo suyo es “ley” y “sus creencias” son la verdad, les limita por completo a sus particularidades. Pues, así como la astrología nos permite acceder a tales “registros” con varias técnicas, un astrólogo que también sea tarotista comprenderá y sabrá que existen profundas correspondencias astrológicas y simbólicas universales a todos los niveles en todos los arcanos del tarot, tanto en los mayores como en los menores, y que la astrología y el tarot son herramientas que manejan la simbología universal, el tiempo, el espacio y los arquetipos, y que no solamente trabajan con éstos últimos.

No obstante, no hay que olvidar que nos movemos en el ámbito de las creencias, precisamente, creencias aplicadas a la terapia holística o al autoconocimiento y a la sanción espiritual. Y en el ámbito de las creencias hay libertad y responsabilidad propia o personal.

El tarot es una herramienta que trabaja con el subconsciente, personal y colectivo, por ello podemos acceder a vidas pasadas y registros akáshicos con su uso o implementación. No hay una baraja de oráculo o de tarot específica que deba usarse para esta técnica, mientras sea tarot funcionará, aunque sería mejor usar una baraja estilo Rider Waite si se es principiante en el tarot. Pero, si además, eres astrólogo, puedes combinar ambas técnicas y acceder a “registros akáshicos” sin dificultad alguna. Otra opción, por supuesto, más cómoda será utilizar unas cartas oráculo temáticas relacionadas con los “registros akáshicos” (como la baraja creada por Klinger y Taylor) para aquellos menos versados en astrología y tarot.

Si sólo eres tarotista principiante o estudiante de tarot que quiere incursionar en “registros akáshicos” y su lectura a través del tarot, lo primero que debes hacer es establecer una conexión con tus cartas del tarot o de oráculo, sentir las cartas, sostenerlas, mirarlas y empezar a identificarte con ellas, tomarte tu tiempo en ello. Esta técnica breve te ayudará a encontrar una manera de establecer una conexión con tus cartas, su arte, su simbología y su iconografía, y abrirán tu intuición y tu subconsciente.

Existen tres claves básicas para abrir o leer los “registros akáshicos” a través del Tarot, (ya que se puede emplear a manera de “libro akáshico” para obtener información presente, pasada y futura):

  • Empleando la canalización o intuición psíquica.
  • Con la descripción de las cartas, su simbología y el significado, conectando con la simbología que se haya extraído por sincronicidad, ya que nada es casual sino causal.
  • Convertir las imágenes de las cartas en una “pequeña película” o una narración, que vaya surgiendo poco a poco, y concatenando todos los mensajes que nos transmitan sin repensarlos o forzarlos.

Estas son sólo unas breves pinceladas de lo que sería esta técnica de trabajo de “registros akáshicos” y tarot.

Conclusiones

Los “registros akáshicos” es un concepto creado en el siglo XIX por los integrantes de la Sociedad Teosófica. No es un concepto antiguo, ni ninguna cultura de la Antigüedad manejaba ese concepto, ni accedía a tales “registros akáshicos” como falsamente se pretende hacer creer. Las terapias de “registros akáshicos” son contemporáneas en método, forma de uso, práctica y creencia.

La astrología y el tarot pueden leer “registros akáshicos” porque son herramientas que evolucionan, y que trabajan con el espacio y el tiempo, la simbología, el espíritu y la psique humanos. Además, muchos astrólogos y tarotistas también trabajan con la canalización o la videncia psíquica, no se trabaja sólo con arquetipos, sino con el subconsciente colectivo y personal, y justamente es en el subconsciente y en la memoria colectiva, donde radica la verdad del alma que está en contacto con esa ostentada sabiduría interior y superior, la que accede al ámbito del espíritu o del alma al leer sus “registros akáshicos”, según la propia creadora del concepto de “registros akáshicos” que fue Annie Besant en el siglo XIX.

El conocimiento como las creencias son universales, trascienden y no son privativos de nadie, son patrimonio de la humanidad, los métodos y las técnicas se pueden crear por uno mismo, tanto para practicar una creencia, o para probar un conocimiento y convertir la creencia en teoría o en práctica. Si a uno le funciona, sana, transmite y consigue bienestar, será válido.

Los “registros akáshicos” son una terapia, en última instancia, la cual parte de la creencia tanto en la reencarnación, como en su depósito en una conjeturada 'base de datos' donde se almacena toda la experiencia de vida de cada ser humano o “registros akáshicos”. Según esta creencia, se trata de una frecuencia vibratoria a la que se puede acceder para obtener la información que uno necesitará en su viaje del alma. Con los “registros akáshicos” se pueden hacer preguntas y obtener respuestas sobre lo que uno necesita trabajar para superar cada paso en la larga trayectoria evolutiva personal.

“Registros akáshicos” es un concepto que describe un espacio que contiene información sobre todo lo que existe desde los albores de los tiempos, para unos es como una biblioteca, para otros es como un gran archivo, o una gran computadora llena de ficheros etéricos. Los debates comienzan con si “todo lo existente” tiene que ser materia viva o no viva, es decir, seres vivientes u objetos. Si se trata de materia o de energía, etc. Como este concepto es adoptado por las corrientes de creencias subjetivas y sincretismos propios de la New Age, todo vale.

Todo vale, así como no hay maneras incorrectas de leer el tarot, o técnicas astrológicas akáshicas (con o sin marca registrada) y tampoco el acceder a los “registros akáshicos” mediante iniciaciones, cursos y niveles, o sin todo esto (con o sin marca registrada), tengan una sola vertiente o técnica y todo vale, y máxime, el acceder a los “registros akáshicos” personales. 

Existen métodos diferentes, algunos enseñan esta creencia de los “registros akáshicos”, convertida en terapia espiritual, por niveles y otros no (con o sin marca registrada). Unos usan oraciones iniciáticas, otros no, etc. Porque cada uno, al final, puede creer en lo que quiera y como quiera, y entender este concepto de la forma que más provecho obtenga de ello, y lo que encuadre la definición de este concepto, al final de cuentas se trata tan solo de una creencia, convertida en terapia espiritual, y no es “dogma de fe”, ni nadie tiene la verdad absoluta en materia de creencias y mucho menos en “registros akáshicos”, concepto que ha sido modificado, adaptado, ampliado, utilizado y reutilizado por seres humanos, de acuerdo a sus creencias, experiencias, videncias o “canalizaciones”, debiendo decir que también existe una gran variedad de “canalizaciones” al respecto. En, fin, en el mundo hay libertad de credos, y cada uno es responsable de lo que cree, cómo lo cree, y por ende, debe haber respeto y tolerancia, mientras no se dañe a nadie con ello.


Bibliografía:

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Imágenes: Erik C. Dunne. Arte digital.

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