El tarot, su aparición a finales del siglo XVII a principios del siglo XVIII en Europa


Desde su aparición en la Alta Edad Media europea, casi en los albores del Renacimiento, los naipes del Tarot, y quizá además de constituir cartas o naipes para el juego, se han utilizado como un popular método de adivinación y oráculo, lo que hace de los mazos de tarot obras singulares, no sólo desde el punto de vista lúdico, sino artístico e iconográfico. 

Actualmente existen diversos modelos de tarots en el mercado, pero en general todos ellos se basan en un patrón común, en el histórico patrón de los denominados 'Tarot de Marsella', surgidos a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII en Francia. 

De este tipo de Tarot, modelo básico para el estudio serio del tema, descienden las barajas francesa y española que habitualmente se usan en juegos de azar. El reverso de los tarots más antiguos, como el marsellés, es escaqueado y sugiere un tablero de ajedrez. Quizá las figuras del anverso 'alegoricen' también una gesta donde diversas piezas, las imágenes del Tarot, personificaciones de los distintos actores que pueblan la psique humana, narran el drama de la propia vida. 

No hay certeza sobre su origen, lugar y momento de su aparición, y existen muchas atribuciones que no han sido ni datadas ni documentas para poder esclarecer el incierto origen del Tarot.

El Tarot en Europa nace en un período en el que la civilización occidental tiene amplio contacto con otras culturas por medio del comercio, y a las que sabios, intelectuales y aventureros de la época están abiertos. De tal modo que con el paso del tiempo, el Tarot recogerá material de diversas culturas y reflejará influencias grecolatinas, celtas, cristianas, pero también hay algunos que se incisten en adjudicarles influencias egipcias (hay quien cree que es obra del mismo Thot o Hermes Trimegisto). Hay quien atribuye el Tarot a los cátaros, que idearon sus imágenes para que sus doctrinas les sobrevivieran o para representarlas ante analfabetos, razón que también asiste a los Templarios, orden religioso-militar con gran poder, riqueza y privilegios concedidos por el Papa, que fueron perseguidos, acusados, arrestados y torturados por la Inquisición, que confisca sus propiedades. La Orden fue destruida a principios del siglo XIV, pero masones y Rosacruces se dicen herederos de sus conocimientos y los esparcen, aún hoy, por todo el mundo.

En la Europa renacentista, sobre todo en Italia, se usaron los veintidós arcanos mayores en el llamado juego de Trionfi, una serie de fiestas y procesiones, quizá misterios teatrales o dramatizaciones de relatos sagrados en su origen, que famosos artistas, como Leonardo da Vinci o Brunelleschi, dirigen y recrean. A dichas representaciones se les dio el nombre de Trionfi (triunfos), tal vez pensando que los naipes del Tarot alegorizaban un desfile triunfal. Posiblemente sucediese al revés, y por eso hoy, muchas de las cartas de juegos de azar se designan como triunfos; o quizá sea también, porque sus arquetípicas imágenes reflejan los dones con los que se viene a la vida así como los que se pueden adquirir o perder a lo largo de la misma.

Aunque el Tarot se aprobaba o prohibía a lo largo de la Historia en varias ocasiones, sus imágenes tienen vigor en todo tiempo, y su estudio resurge con fuerza en los siglos XVIII y XIX -cuando se vinculó con la Astrología y la Cábala- hasta hoy en día.

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