Historia de la Astrología (Del racionalismo a la actualidad)


El Racionalismo
En 1675 se fundó en Greenwich el principal observatorio británico.
En 1687 la gran obra de Isaac Newton, PRINCIPIA MATHEMATICA abrió la moderna etapa de la astronomía.
Dicha obra ha sido descrita como el mayor esfuerzo mental realizado por un hombre y, además de anunciar la ley de la gravedad, contiene un gran número de descubrimientos fundamentales.
A pesar de que Newton prepara el terreno a los científicos materialistas actuales, adquirió, en su juventud, nociones convencionales de astrología; más tarde pasó muchas horas dedicado a experimentos de alquimia, y siempre respetó las verdades inherentes a la astrología. De hecho las indagaciones de Newton en el mundo de las fuerzas ocultas, que determinan los acontecimientos a escala universal, no estaban completamente en desacuerdo con las presentes investigaciones de los armónicos celestes. Pero el nuevo espíritu racionalista no dudó en descartar la astrología como ciencia. Sin embargo, los racionalistas ignoraron las contribuciones astrológicas de los hombres que deseaban reivindicar para su bando, sobre todo Copérnico y Kepler que, junto con Newton, son presentados en los libros de historia como los máximos instigadores de la muerte de la astrología. 

La astrología sufrió una larga decadencia, por lo menos hasta finales del siglo XIX, pero curiosamente, los hombres considerados responsables de esta caída, estuvieron en realidad, más en favor del potencial de la astrología seria que sus detractores.
Así como, hoy día, nos conmueve la visión del hombre caminando sobre la Luna, el espíritu del siglo XVIII se apasionaba por la serie de triunfos, sin precedentes, en el terreno de la observación. En un periodo relativamente corto, los astrónomos europeos desvelaron gran número de los secretos físicos del Universo. De hecho, la unión entre la opinión pública y la científica era tal que, cuando se descubrieron dos nuevos planetas, Urano y Neptuno (en 1781 y 1846) la atención mundial se concentró casi por completo en la pericia de los astrónomos, mientras que la astrología carecía del apoyo adecuado y sufría una decadencia que tan sólo muy recientemente ha superado.

Las implicaciones a largo plazo para la cosmología en general no se vieron hasta mucho más tarde, cuando los astrólogos empezaron a comprobar los efectos de los nuevos planetas, no sólo respecto a sus implicaciones contemporáneas sino, lo que es aún más importante, determinando cómo habían afectado a hechos pasados. Este es, y ha sido siempre, el verdadero propósito de la astrología, con relación a los asuntos terrenos.

Desgraciadamente en los siglos XVIII y XIX sus metas auténticas se perdieron en un marasmo de explotación comercial.
Revistas populares de astrología del estilo de THE PROPHETIC MESSENGER y RAPHAEL'S SANCTUARY OF THE ASTRAL ART proliferaron por todas partes, pero estuvieron lejos de ser publicaciones serias. La astrología permaneció en la mayor decadencia hasta que, a fines del siglo XIX, despertó el interés de algunos seguidores de Mme. Blavatsky, la fundadora de la Teosofía. Blavatsky no era astróloga, pero creía en "la oculta y misteriosa influencia de los astros". Más tarde Alan Leo y sus seguidores asentaron las bases de la moderna astrología.



La Astrología actual
Hoy, a más de 250 años después de Newton, miembros de la comunidad científica han tomado en serio a la astrología. Ahora, la defensa de la astrología está firmemente apoyada ya que ignorar la aplastante evidencia de las interrelaciones cósmicas sería acientífico.
«Lo mismo es arriba que abajo; el Macrocosmos y el Microcosmos, del átomo al Universo; de la célula al cuerpo; así todo es igual sin principio ni final».

Cuando nacemos, en el momento justo de nacer, al marcar la primera respiración; un reloj cósmico se pone en funcionamiento, este reloj se le llamará vida, con todas sus vicisitudes, y ninguna será igual, cada humano vivirá la suya, pero en conjunto todos viviremos una en general. En el momento de nacer, es como si fotografiásemos las posiciones de los astros en el cielo y tuviéramos esta fotografía por bandera, allí están grabado nuestros errores pasados, nuestra nueva misión, todo lo que nos podemos encontrar, lo que podemos hacer, y lo que no deberíamos hacer, el triunfo y el fracaso, el amor y el dolor y por fin la muerte. Pero Dios conocedor de nuestras debilidades, nos da un libre albedrío, para que podamos hacer a nuestro antojo, lo que en aquel momento queramos, dependiendo de tal o cual elección tomemos, así será nuestro sendero, aunque también el rectificar está contado.

Este libre albedrío viene a ser como el actor de teatro que tiene que representar una obra y es tan buen actor que puede desempeñar cualquier papel, el Director le da la opción a elegir el papel que quiera representar, pero lógicamente dentro de esta obra, no de otra obra, esto comparándolo con la astrología sería pues, que el ser humano, puede elegir este o el otro camino, pero dentro de los caminos que tiene marcados, que serían en su conjunto toda la obra.

Los dones que traemos a la Tierra, en unos será la bondad, en otros más inteligencia, en otros poca voluntad, en otros humanidad, en otros genios, etc., y sus posiciones planetarias así lo reflejarán.
Sabido es que la Luna y el Sol influyen en las mareas, las cosechas, la madera, etc., también en el comportamiento humano, en los partos, en los líquidos en general, en los peces, los mariscos, los movimientos sísmicos, geológicos, etc., sobre todo la Luna y también el Sol; pero el resto de los planetas y estrellas que pueblan nuestro sistema solar también.
Sabido es que el Ser Humano al igual que los vegetales tienen un elevado porcentaje de agua (en el Ser Humano del orden del 80%), elemento, el agua, fácil de recibir emisiones energéticas, y capacidad para almacenarlo, luego existen un ir y devenir de energía que su origen es cósmico producido por la emisión constante de los planetas; y esa energía se potenciará o disminuirá, dependiendo si llega o no con la misma intensidad o siendo nula dicha energía a nosotros.

Si pudiéramos medir con una fuerza semejante a la luz, o energía, la energía que tenemos al nacer, se observaría en el pasar del tiempo la razón de la Astrología. Si un ser humano al nacer recibe un porcentaje de energía de cada planeta, siendo dicho porcentaje, en unos planetas mayor que en otros, pero en su conjunto necesitando ese porcentaje variado para funcionar bien, en el momento que un planeta o varios por cruces de energía de entre ellos hacía nosotros, como por ejemplo ocurre con los eclipses de Sol o de Luna, entonces, en este momento se produciría un déficit que afectaría en el lugar en donde este el planeta, si se encuentra en la Casa del amor, afectará en las relaciones, si es la Casa de la salud, ésta variará, etc.
Si por el contrario, la posición de los planetas se manda un buen aspecto, eso es, potenciando su energía también se reflejará en el sector en el cual se encuentren dichos planetas, funcionando entonces ese sector mejor de lo esperado.
En el estudio de las influencias planetarias sobre nuestra Tierra y sobre los seres humanos es evidente que hay que situarse desde un punto de vista geocéntrico, o sea, como si nuestra Tierra ocupará el centro del Sistema Solar. Por consiguiente, debemos observar los efectos de los diez factores celestes siguientes: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

A lo largo de la historia, el hombre ha tratado de interpretar los signos que, según él, podían ofrecerle una visión del futuro. Nuestra habilidad para predecir está limitada por nuestro incompleto conocimiento de cómo funciona el mundo y el universo y de qué mecanismos estimulan la acción y la reacción humana.
Recordemos la existencia del libre albedrío: el grado en que nuestros actos son producto de una decisión consciente y de cómo ejercitamos esta libertad de actuación.

Los astrólogos serios siempre han aceptado estas limitaciones. Predican tendencias más que acontecimientos, trabajando sobre amplios espacios de tiempo más que ofreciendo fechas específicas. Aunque luego a nivel personal de algunos astrólogos, debido a su comprensión más amplia, de dicho estudio, se reducen bastante estas limitaciones, ya que no es una ciencia estática, sino que avanza a medida que se profundiza en ellas y de este modo las limitaciones son muchas menos, y las predicciones más aceptadas, menos amplias sus fechas.
Por desgracia hay casi tantas formas deshonrosas de predicción como adivinos deshonrosos. Algunos han utilizado el nombre de la astrología para describir su trabajo. Y todo esto ha perjudicado y perjudica a los estudios serios realizados por los astrólogos serios.



Bibliografía:
ALCOBA, ‎M.E.; AZICRI, C. y MOLINA, C. (2005): Curso de astrología: Signos, planetas, casas, Tomo I, Buenos Aires, Kier.
ANTARÉS, G. (1981): Manual Práctico de Astrología, Barcelona, Obelisco.
DUMÓN, E. R. (2004): Manual de Astrología Moderna, Buenos Aires, Kier.
HALL, J. (2007): La Biblia de la Astrología, Madrid, Gaia.
PARKER, J.; PARKER, D. (1997): Astrología Parker: La guía más completa de una disciplina ancestral, Barcelona, Grijalbo.
PARKER, J.; PARKER, D. (2007): Guía Visual de Astrología, Madrid, Espasa.

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