Historia de la Astrología (Desde el antiguo Egipto a la cultura greco-romana)


El antiguo Egipto
De Egipto nos han llegado mapas estelares que datan del año 4,200 a. C., con fines astrológicos y astronómicos ya que tan sólo hace unos 300 años la astrología y la astronomía eran una misma cosa, y la misión de las técnicas científicas era de poder conocer o predecir las influencias de las fuerzas cósmicas sobre la vida.
Las pirámides de Egipto aún mantienen orgullosamente su puesto entre los ancestrales observatorios astronómicos. Están orientadas hacia el polo norte del firmamento, actualmente cercano a la estrella Polar, pero entonces situado muy próximo a la estrella Tuban (Alfa Dragonis). Las pirámides tuvieron la doble función de tumbas faraónicas y observatorios astronómicos.
En la antigüedad más remota, los egipcios practicaron una forma mística de astrología que dependía del foco religioso y económico de su civilización: El Nilo. Este caudaloso río era la fuente de toda vida; las inundaciones, que aportaban fertilidad a las regiones desérticas, eran provocadas, según se creía por la acción conjunta del Sol y Sirio, la brillante estrella que como consecuencia adquirió inusitada importancia.
En la tumba de Ramsés IV, Faraón que reinó durante la vigésima dinastía (1200 - 1085 a. C.) aparece un interesante mapa estelar con forma de hombre sentado. Según la Doctora Margaret Murray, era posible leer en este mapa las culminaciones de las estrellas cada hora de todas las noches del año.


La cultura maya
El tiempo y el calendario tuvieron capital importancia para la cultura maya. Poseían dos calendarios, uno con el año solar de 365 días, que regía la siembra y otros asuntos domésticos; el otro de 260 días con fines rituales. Cada uno ligado a un complejo sistema astrológico que cubría todas las facetas de la vida.
Los sacerdotes, intérpretes mayas, como los aztecas, que más tarde adoptaron el sistema maya, sobresalieron como una poderosa jerarquía.
El quinto día de que ocurriera el nacimiento de un varón los sacerdotes eran encargados de levantar el horóscopo del recién nacido y de predecir la profesión que debería desarrollar en el futuro: soldado, sacerdote, funcionario, o bien víctima para ser inmolada en los sacrificios en honor de los dioses.
Como consecuencia de esta primitiva aplicación de la teoría cósmica se produjo el efecto fatídico de que los pueblos enteros pasaron a ser dominados por una creencia totalmente irrazonable en la absoluta predestinación de las personas.


La cultura greco-romana
La astrología apareció relativamente tarde en Grecia. No obstante, hacía el año 250 a.C., el astrólogo babilonio Berosus impresionó al mundo clásico con sus escritos, consiguiendo fundar una escuela de astrólogos en la isla de Cos. En los cuatrocientos años siguientes los griegos adaptaron la astrología caldea a sus propias tradiciones, haciéndola cada vez más formal y complicada. Divulgaron un sistema de diagnosis, hasta entonces reservado a los soberanos y diseñaron un método para calcular el destino individual basándose en el momento del nacimiento.
El primer compendio moderno de astrología, el TETRABIBLOS, se atribuye al gran astrónomo, matemático y geógrafo Claudio Ptolomeo, nacido en Alejandría. Ptolomeo, uno de los mejores intelectuales de su tiempo, trabajó entre los años 150-180 de nuestra era y sentó las influencias cósmicas básicas que constituyen el meollo de la práctica astrológica moderna. Bajo la cultura griega y con Ptolomeo en particular, el Zodíaco se racionaliza y se crean las bases de su funcionamiento que permanecen casi inalterables.
En la Roma imperial, los astrólogos llegaron a estar muy de moda. Sin embargo, no tenían asegurado, ni mucho menos, su sustento que en la mayoría de los casos dependía del capricho de cada emperador e incluso de las preferencias momentáneas de éstos.
A Tiberio, por ejemplo, los astrólogos le vaticinaron su "alto destino" en el momento del nacimiento por lo que siempre se hizo rodear por ellos y los protegió. Juvenal los llamaba irónicamente el "rebaño caldeo".
Claudio, por su parte, prefirió dejarse orientar por los augures y desterró a los astrólogos.
Juvenal nos muestra la posición y el prestigio social que gozó la astrología durante su época en el siguiente comentario que fue escrito hacia el año 100:
"Existen algunas personas que no son capaces de aparecer públicamente en banquetes o salas de baño si no han consultado antes las efemérides".
Estas palabras hablan por sí solas de la importancia que llegaron a tener en Roma las prácticas astrológicas.
En Europa la tradición clásica muere con Ptolomeo en el año 180. La astrología empieza a declinar, fundamentalmente porque por estas mismas fechas se pierde la habilidad técnica para hacer observaciones y cálculos. A la caída del Imperio Romano la astrología se corrompe, y se convierte temporalmente en superstición.
Esta situación de la astrología constituyó una de las razones por la que la Iglesia Católica la atacó con todas sus fuerzas. Y ello, a pesar de la aparición de referencias astrológicas en el Nuevo Testamento. Los Magos del Evangelio de San Lucas son uno de los muchos ejemplos. Sin embargo, no se perdió todo, y la Iglesia Oriental conservó cierto trato con la astrología científica.
Entre los primeros padres de la Iglesia empeñados en erradicar la astrología, la figura más formidable y eficaz fue San Agustín de Hipona (354-430), que si bien aceptó la astrología en su juventud, la condenó más tarde totalmente. La astrología, según él, era en el mejor de los casos un fraude; y si los astrólogos acertaban a veces, ello era debido a que invocaban a los espíritus diabólicos.
Es interesante comentar que la Iglesia aunque condenó la astrología públicamente, gracias a sus bibliotecas y a sus estudios secretos ayudó a que la astrología no desapareciera y pudiera resurgir después con más fuerza.

Bibliografía
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ANTARÉS, G. (1981): Manual Práctico de Astrología, Barcelona, Obelisco.
DUMÓN, E. R. (2004): Manual de Astrología Moderna, Buenos Aires, Kier.
HALL, J. (2007): La Biblia de la Astrología, Madrid, Gaia.
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