Algo sobre la Historia de la Astrología


El cielo es la parte más misteriosa de nuestra experiencia cotidiana. La familiaridad puede hacer que los sorprendentes eventos que se encienden en el nivel del suelo parecen casi normales. Las plantas y los animales crecen y mueren, la lluvia cae, el flujo de los ríos. Creemos que entendemos eso. Pero el cielo está más allá de la comprensión. El interés del hombre en el cielo está en el corazón de tres historias separadas -la astronomía, la astrología y el calendario.
La astronomía es el estudio científico de sol, la luna y las estrellas. La astrología es una disciplina científica, es el arte de interpretar el efecto de los cuerpos celestes sobre la existencia humana. En la historia temprana de las dos, éstas estaban estrechamente ligadas. El cielo era el hogar de muchos de los dioses, que influían en la vida en la tierra y los patrones en el cielo seguramente reflejaban esa influencia. La astrología se presenta como una ciencia de la Naturaleza humana y se sitúa en un cierto nivel en relación con las otras ciencias tradicionales, las del arte, que permite precisamente mejorar esta naturaleza y llevarla a un estado de perfección, más allá del cual no hay progreso posible.





Mesopotamia y los babilonios: a partir del año 3000 a.C.
La observación astronómica se inicia con las primeras civilizaciones de Mesopotamia, donde las constelaciones prominentes (los patrones formados por las estrellas de la galaxia) se reconocen y son nombrado poco después de 3000 a.C. Igualmente, los observadores del cielo de Mesopotamia identificaban las cinco estrellas errantes, que con el sol y la luna forman los siete 'planetas' o astros originales (del griego 'planētēs' πλανήτης («vagabundo, errante»). Dentro de Mesopotamia, los babilonios, florecientes desde el siglo 18 a.C., fueron los primeros grandes astrónomos. Los minutos y segundos de medición astronómica moderna se derivan de su sistema de numeración. Y es que los babilonios fueron los que introdujeron el concepto de utilidad del zodíaco.
Los babilonios al darse cuenta de que el zodiaco -la secuencia de las constelaciones a lo largo de la cual el sol y los planetas parecen moverse en su paso por el cielo- pueden servir como un criterio de tiempo celestial, si se divide en segmentos reconocibles e iguales. Ellos seleccionaron doce constelaciones que representan estos segmentos, muchos de ellos identificados por los nombres de animales. Los griegos posteriores proporcionaron el término para el zodiaco, cuando lo describen como el "círculo de animales" (zodiakos kyklos). Los enlaces del zodiaco con las constelaciones con las épocas del año, y las constelaciones tienen sus propios vínculos con los dioses. Así que la observación científica de posiciones de las estrellas se funde con la especulación acerca de la influencia divina. El zodiaco, como un concepto, es de utilidad tanto para los astrónomos y los astrólogos.
Es difícil localizar el inicio de la astrología. Beroso el caldeo hablaba de 490 000 años, Atenernos y Cicerón de 480 000, Diódoro de Sicilia (1 de siglo antes a.C.) de 473 000 años. Se sitúan las primeras ziggourats "torre entre cielo y tierra" en el IV milenio a.C. Cada ciudad de Asiria tenía diversos observatorios. Los sacerdotes tenían una vida muy retirada, como en un monasterio. Se observaban los movimientos del sol, las fases lunares, los desplazamientos de los astros y comenzaron a prever los cambios. Las tablas del rey akadio Sargon de Agadé revelan que hacían presagios con los eclipses solares. Eran muy capaces de establecer los eclipses lunares; las verificaciones astronómicas actuales demuestran que algunas de ellas eran exactas, los cálculos son a pocos minutos. Es a Sargon (2750 a.C.), rey de Agadé, a quien se debe el haber en resumen en 70 tablillas todos los resultados de la ciencia astrológica de su tiempo. La obra, seguida por sus sucesores, tomó el nombre de Namman-Bel. Esta es probablemente la obra, después de Séneca, que Beroso el caldeo tradujo a los sorprendidos griegos por los conocimientos caldeos.
Es a los sumerios-babilonios a quienes se debemos los avances en el conocimiento del zodiaco; hicieron una primera distribución o asignación de las estrellas fijas en el zodiaco, en la que se acordó que una primera anchura de 12° en lugar de 17° se definiera más adelante en el cinturón zodiacal. Del mismo modo, la división del zodíaco de 12° a 30° a cada uno de los signos sólo aparece en un texto del año 419 antes de Cristo.

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